A. MUÑOZ / A. ALMENDROS.- La Organización Nacional de Trasplantes (ONT) es uno de los organismos más reputados de nuestro país. En su 25 aniversario, DIARIO ENFERMERO ha visitado sus instalaciones para mostrar su labor promoviendo la donación altruista para que el ciudadano español que necesite un trasplante tenga las mejores y mayores posibilidades de lograrlo.
“La ONT es un organismo afortunadamente muy consolidado porque se ha sabido implicar perfectamente con la sociedad española y con todo el sistema sanitario. Las cosas se están resolviendo de forma muy satisfactoria, la actividad se mantiene gracias al entusiasmo de los profesionales sanitarios. Todos están poniendo lo mejor de sí mismos para sostener la actividad de todo el sistema”, explica Rafael Matesanz, director de la ONT.
La creación del organismo, en 1989, se llevó a cabo sobre los cimientos de la enfermería, siendo esta en la actualidad un eslabón clave. “La organización fue un reto cuando comenzamos y afortunadamente ha traído, y nos sigue trayendo, muchas alegrías”, afirma Sabina Ramón, enfermera de coordinación de la ONT.
Un eslabón clave
El equipo de enfermería que constituyó la organización desde un principio estaba relacionado con la donación o los trasplantes. “La mayoría éramos de nefrología porque era la necesidad que había en ese momento. Había muchos pacientes, sobre todo renales, que necesitaban un órgano para trasplante, había voluntad por parte de muchos profesionales pero no estaba coordinado y existía una necesidad”, relata Encarna Sagredo, enfermera de coordinación de la ONT.
A pesar de que en estos 25 años de funcionamiento han cambiado muchas cosas, Carmen Martín, enfermera de coordinación de la ONT, asegura que “se ha mantenido el entusiasmo, incluso creo que se ha aumentado cada día más. Cada vez hay más enfermeras trabajando en la coordinación y se ha profesionalizado porque hay mucha más formación y mejor acceso a medios tecnológicos que antes no había. Cuando empezamos era una novedad hablar con un aeropuerto, con el Estado Mayor del aire, con el ejército… Y ahora a nivel social está integrado, y por tanto la logística es mucho más fácil.”
Además de que el número de trasplantes se ha multiplicado, también lo han hecho los donantes y las actividades.
“En el año 89, cuando empezamos, había menos tipos de trasplantes y menor actividad. En la actualidad tenemos un sistema informático que está conectado con toda la red y ha evolucionado mucho”, comenta Sagredo.
Día a día
Una de las claves del buen funcionamiento de la ONT es que consigue prestar el servicio de manera descentralizada, pero perfectamente coordinada, entre comunidades autónomas.
“Nosotros realmente nos creímos que vivíamos en un país descentralizado incluso muchísimo antes de que el Insalud se transfiriera a todas las comunidades. Empezamos a trabajar todo en red en el año 90, por eso las decisiones que tomamos en el Consejo Interterritorial en materia de trasplantes se adoptan por consenso y todo el mundo lo cumple”, afirma Matesanz.
Todo funciona en cadena. “Cuando existe un donante en un hospital llaman aquí y el coordinador de guardia se encarga de recepcionarlo y preparar todo”, explica Manuel Serra, enfermero de la ONT. Sara Sánchez, enfermera coordinadora de la ONT relata cómo es un día en la ONT. “Las guardias son de 24 horas. La media de donantes suele ser de cinco a seis, aunque depende del día. Por ejemplo el sábado hubo siete donantes, y el domingo tuve dos, pero gracias a estos dos donantes se ha trasplantado a cinco personas”, cuenta Sánchez.
Para ella “lo más estresante es cuando se dan situaciones que no dependen de ti, porque sientes impotencia. Por ejemplo tenemos un corazón que tiene que ir desde Madrid a Sevilla en avión y justo ese día las condiciones meteorológicas no acompañan. Hay que buscar alternativas para que ese órgano llegue a su sitio; y es que no es fácil, en cada operativa se movilizan unas 600 personas y todo tiene que encajar como una cadena perfecta”, prosigue. Y es que su día a día es una contrarreloj donde la lista de espera es el enemigo a batir.
Observación
Pero el trabajo de estos enfermeros no acaba cuando el órgano llega al receptor. Silvia Martín, enfermera se ocupa de la biovigilancia de los pacientes, “me encargo del seguimiento, durante un periodo establecido, de problemas que puedan surgir después de una donación. Que de repente descubra que tiene algo que no sabían antes de la donación, que el receptor desarrolle alguna infección o algún tumor que pueda tener relación con el donante…”.
Sin duda una labor gratificante, pero en la que se viven momentos difíciles.
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