“Cuando empecé a estudiar enfermería nos formaban para ser las ayudantes del médico. Eran años donde había mucho machismo. Nos obligaban a ponerle la bata y prepararles la consulta”. Este es el testimonio de Isabel Serrano, una enfermera madrileña jubilada, pero podría ser el de cualquier enfermera que acabase su formación hace más de 40 años. Isabel reconoce que incluso cuando se negaba a poner la bata al médico la castigaban haciendo guardias los fines de semana. “Eran otros tiempos”, apostilla.
La enfermería que conoció Isabel no tiene nada que ver a la que hay ahora. “Cuando yo acabé la carrera en 2010 me enseñaron a tener mis tomas de decisiones propias, trabajamos en base a protocolos y guías clínicas, tenemos mayor nivel académico…”, enumera Alba Soilán, enfermera en activo.
En cambio, el machismo y la penalización laboral por el simple hecho de ser mujer sigue latente. Isabel recuerda que cuando empezaron a entrar compañeros varones a los hospitales estaban por encima de ellas: “Eran más importantes, tenían cargo de jefes de quirófano y nos dejaban un poco más relegadas”. Una situación que poco dista de la actual. “Los puestos de jefe siguen siendo para los hombres”, afirma Alba Soilán. Aun siendo una profesión en la que el 85% son mujeres, el porcentaje de hombres que ocupan puestos de gestión (4,8%) supera al de las mujeres (3,4%).
Más carga familiar
A día de hoy, los cuidados siguen estando a cargo de la mujer. “Yo he sido adjunta 40 años y cuando nos convocaban a una reunión y llegaban las 3 de la tarde yo me tenía que ir a buscarlo a la guardería, mientras que los hombres se quedaban el tiempo que hiciera falta. Por eso, a la hora de convocar a algo solían llamarlos a ellos antes que a nosotras”, comenta Isabel.
“Que tengamos que retrasar tanto la maternidad y que los cuidados sigan estando a cargo de la mujer es algo que desde las administraciones deben analizar”, reclama Alba. “Hemos avanzado en temas de bajas paternales, por ejemplo, pero a la hora de compaginar vida laboral y familiar, coger excedencias o reducirse la jornada siguen haciéndolo las mujeres. Por tanto, es importante ver hacia donde vamos y hacia dónde queremos ir como sociedad”, añade.
A todo esto, hay que sumarle la diferencia salarial y la diferencia a la hora de jubilarse. “Es evidente que a día de hoy existe una brecha entre hombres y mujeres. Es un reto que se debe afrontar ”, finaliza Alba.