Juan Francisco Blázquez, el enfermero ganador de esta edición de Microrrelatos enfermeros

MARINA VIEIRA.- El concurso microrrelatos enfermeros, que terminó el 31 de diciembre de 2020 y estaba organizado por el Consejo General de Enfermería con la colaboración de Enferseguros, ya cuenta con el último ganador. En esta ocasión el jurado ha votado, entre muchos textos de gran calidad literaria, esta pequeña historia escrita por Juan Francisco Blázquez sobre la importancia del acompañamiento en los cuidados, de cómo el tiempo es relativo según lo vivido y del impacto que tiene la pandemia en este profesional y en todos nosotros. «Me animé a escribir el microrrelato como terapia para contar de alguna manera lo que estamos viviendo. Me apetecía, a la vez que compartía mi propia vivencia, ayudar con un mensaje, como dice la canción, ‘más amable, más humana, menos raro’. A su vez os animo a leer, escribir, cantar, pintar, bailar, caminar, hacer ejercicio…cada uno lo que prefiera que le haga sentir bien», explica el autor del relato y ganador de esta edición del concurso. El enfermero madrileño recibirá en los próximos días un lote de libros y un Ereader por cortesía de Enferseguros.

Aquí se puede leer el texto completo:

 A veces… la lluvia. 

– ¿Sabes qué ocurre cuando llueve? – dijo con gesto burlón. 

– Eh… (ni siquiera di respuesta). 

– Que después para. – sentenció entre carcajadas. 

Corría el año 2009 cuando el hombre de pantalón ajado, mirada huidiza, pelo revuelto, postura encorvada y cómicos andares me dejó clavado en el sitio. Fue la bienvenida al Hospital Psiquiátrico Borda en Buenos Aires. Allá pase unos meses según el calendario. Varias vidas según mi diario. 

De vez en cuando, especialmente cuando nos “llueve” en la vida recuerdo la graciosa adivinanza de acogida. Cuando hay tensión en el ambiente la comparto con quienes me rodean. A veces sonríen, a veces se extrañan. Como la lluvia, que cae… a veces. Sonrío y les digo: “che, tranquilos, después para”. 

El turno de noche tiene sus dos caras de la moneda. El tan añorado silencio, la tranquilidad y el reposo versus las alarmantes emergencias, las preocupaciones y su consecuente insomnio. No obstante, la luna en su habitual hechizo crea una atmósfera propicia para el encuentro humano. 

En esta pandemia encontrar un espacio para el acompañamiento a través de la presencia se revela como una de las más gratificantes formas de cuidar. Y confieso que la compañía es mutua. 

Al final día tras día se convierte en nuestra rutina. Acompañar. Mi compañera me pidió que entrase yo a la habitación. Aquel paciente era peculiar. Sin problema, le dije. 

Entrando en la habitación, alcé la mirada y escuché: 

– ¿Sabes qué ocurre cuando llueve?