RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Adiós al boca a boca este verano. El riesgo que esta maniobra conlleva para los reanimadores ante un posible contagio de la Covid 19 ha hecho que el Consejo Europeo de Reanimación desaconseje esta práctica.
Sin embargo, como explica el enfermero Alejandro Blanco, enfermero de las Instalaciones Deportivas de la Universidad Complutense de Madrid, esto no supone un problema y es que “hace unos años ya se demostró que la RCP es igual de efectiva con el boca a boca que sin él y este ha sido el momento ideal para cambiar las recomendaciones europeas y que la RCP se haga sin ventilaciones con el boca a boca”.
Pero esto no es lo único que cambia. Ante todo, nos dice, “debe primar la seguridad del rescatador o reanimador”, por ello, se extreman las precauciones y se modifican algunas prácticas hasta ahora habituales.
En una simulación realizada para el canal de televisión de Youtube, Canal Enfermero, Alejandro Blanco explica cómo, por ejemplo, el rescatador ya no se acerca al paciente de frente sino que lo hace por detrás para evitar que le exhale en la cara y, a continuación, lo remolca manteniendo la distancia. Una vez en la orilla, la socorrista se pone inmediatamente la mascarilla y, a continuación, se la coloca también al paciente. Hecho esto, el profesional encargado de la reanimación deberá protegerse con mascarilla, gafas y guantes. El siguiente paso es la valoración primaria del paciente. “Ahora, la valoración de la respiración es diferente, ya no hacemos ni la apertura de la vía aérea ni esa maniobra de ver, oír, sentir sino que valoramos la respiración de manera indirecta”, apunta Blanco. Para ello, se pueden emplear el pulsiosímetro, el fonendoscopio, comprobar la temperatura corporal o la respiración mediante la palpación de la tripa.
En la realización de la RCP, señala, existen dos opciones, una de ellas es hacerla sin ventilaciones, teniendo cuidado con el flujo de aire que salga de la cara del paciente y para lo cual es fundamental que el paciente lleve la mascarilla o, en su defecto, se coloque una toalla. La otra opción, apunta, es recurrir al ambu o resucitador manual, pero, en este caso, hay que retirar la mascarilla. “Aquí, corremos el riesgo de que nos llegue el flujo, con lo cual, nos dicen también que tenemos intentar proteger la válvula de exhalación del ambu -con una toalla, por ejemplo- para que no sea un chorro dirigido que nos pueda contagiar”, concluye Alejandro Blanco.