GEMA ROMERO.- Antes de la pandemia la falta de enfermeras a nivel mundial se estimaba en 5,9 millones de estos profesionales. Con el llamado efecto-covid: burn-out, jubilaciones anticipadas, ansiedad, estrés, problemas de salud mental, incluso el fallecimiento de enfermeras, esta cifra se acerca ya a los 13 millones de enfermeras. Así se ha puesto de manifiesto en el webinar que ha organizado el CIE sobre “Mantener y retener en 2022 y más allá”, donde se ha presentado el último informe sobre la fuerza laboral de enfermería y las migraciones y las estrategias a nivel nacional e internacional para retener a estas profesionales en el ejercicio de la profesión.
Como explicaba Pamela Cipriano, “sabemos que la dotación de personal está siendo una cuestión crítica día a día en muchos países, en muchos centros y vemos que muchas veces no podemos velar por la seguridad y la salud de nuestros pacientes. La pandemia ha generado miedo y preocupación. Los enfermeros temen por sí mismos, por sus familias y ese es un fenómeno al que también tenemos que dar la debida visibilidad. Los enfermeros queremos cuidar a los demás, pero tenemos que cuidarnos nosotros también. Vamos a ver qué podemos hacer para apoyar a las enfermeras, cómo podemos protegerlas y cómo podemos garantizar que tenemos una fuerza laboral sana, no sólo ahora, sino también en el futuro”.
“Nuestros sistemas sanitarios ya eran frágiles, pero la pandemia ha tenido un peaje devastador entre la profesión, es lo que denominamos el efecto covid. Este impacto se está traduciendo en cambios, en indicadores de la salud de la fuerza laboral: ansiedad, jubilaciones anticipadada, reducción de jornada…”. Así de contundente se ha mostrado Howard Catton, director general del CIE y uno de los autores del informe.
Y es que, como ha señalado James Buchan, profesor adjunto de de la Universidad Tecnológica de Sidney (Australia) y autor también del estudio, “tras dos años de pandemia, el impacto sobre los enfermeros no ha sido puntual, ha sido constante. He exacerbado y puesto a aún más de manifiesto la escasez de personal. Los recursos están siendo diezmados. Nos hemos basado en datos actualizados de todo el mundo. Lo que estamos presentando es un reto a nivel mundial, que cobra dimensiones de crisis en algunos países”, ha subrayado.
Y es como se ha puesto de manifiesto en la presentación, los enfermeros siguen trabajando bajo una presión enorme. “Ello nos lleva a una crisis de recursos humanos a nivel mundial. La presión, el burn out también inciden en una baja atención sanitaria, en baja satisfacción de los pacientes con el trato recibido. Hablamos de un desafío para los enfermeros, pero que también tiene un gran impacto en los servicios sanitarios. Este problema debe ser una prioridad para los sistemas y los empleadores, pues el impacto a nivel mundial va a ser enorme”, destaca Buchan.
Contratación internacional
Va a ser un “verdadero sunami”, como lo define Franklin Shaffer, presidente y consejero delegado de CGFNS, coautor del informe, que afecta a la contratación internacional en todo el mundo, donde países de altas rentas, ante la escasez de enfermeras, reclutan personal en países con escasos recursos. A su juicio, “ello exige hacer convenios bilaterales para asegurarnos de la contratación correcta de estas enfermeras, pues hay que contratar con criterios éticos y morales”. Por ello también propone incluir indicadores que midan la autosufiencia de los países de formar y contratar profesionales, “para saber de dónde proceden las enfermeras que trabajan en cada país y dónde se han formado”, ha explicado.
Aportación española
A lo largo de la sesión también se han compartido experiencias y valoraciones de distintas asociaciones nacionales de enfermería de países tan dispares como México, Italia, Tailandia o Corea. Por parte española ha intervenido José Luis Cobos, vicepresidente III del Consejo General de Enfermería quien ha alertado de la posibilidad de que “los gobiernos incorporen nuevos perfiles profesionales de una cualificación inferior a la de las enfermeras”. Así, ha recordado que eso ya se está dando en nuestro país con el nuevo título de FP de cuidados sociosanitarios.
Pero a su juicio, pese a esta situación, también hay que ser cautos con los mensajes y evitar el alarmismo: “no podemos desmotivar a nuevas incorporaciones de estudiantes para los próximos años, que vean que no tienen futuro. Hay que ser equilibrado. Es verdad que no tenemos ahora mismo las mejores condiciones laborales, pero creo que tenemos una de las mejores profesiones del mundo: cuidar a los demás. Eso es algo que motiva mucho”.
“La pandemia hay que verla en un doble sentido -añadía-. Nos ha hecho más visibles. En la sociedad hemos podido dar a conocer qué es y qué hace una enfermera. Pero nos queda camino por recorrer, sobre todo en las administraciones. Necesitamos enfermeras que se involucren a nivel político y que ocupen cargos de representación y también de gestión tanto en el Ministerio como en las comunidades autónomas”, ha concluido.
Soluciones
Ante esta situación, desde el CIE su presidenta, Pamela Cipriano, sostiene que “ha llegado el momento de tomar cartas en el asunto con nuestra fuerza laboral. No es aceptable quedarse en el terreno de las palabras, en la teoría, tenemos que hacer un llamamiento a la acción. Ya sabemos cuál es el impacto de la pandemia sobre los enfermeros ahora ha llegado el momento de actuar. Nosotros, conjuntamente con nuestros colegas, queremos emitir recomendaciones para incidir en nuestros gobiernos para influir en la toma de decisiones, porque ha llegado el momento de garantizar que estamos protegiendo la fuerza laboral de enfermeras para el futuro”, ha destacado.
Así, desde el CIE proponen un plan a diez años, a nivel nacional y a nivel internacional. Como ha explicado el director general del CIE “tenemos que centrarnos en retener a las enfermeras todo lo que podamos y pensar en cómo contratar otras nuevas. Hablamos no sólo de un factor sino de toda una combinación de factores que deben incluirse en las políticas de apoyo que permitan, en la práctica, retener a las enfermeras. Hablamos de sueldos, que llevan estancados muchos años, pero también de formación de apoyo a su salud mental, material de protección, acceso a las vacunas”, ha detallado.
Así, entre las conclusiones a las que han llegado destacan, sobre todo, proporcionar apoyo a las enfermeras en su salud mental, pero también financiación adecuada del sistema sanitario. “Debemos tener cuidado en no poner toda la presión en las personas, falta resiliencia en todo el sistema sanitario, falta inversión, no se puede compensar sólo con esfuerzo individual. Debemos apoyar a las personas, pero asegurándonos de que el sistema también se fortalece y se invierte en él. Queremos asegurarnos de la enfermería, el sector sanitario en su conjunto, no vuelven a ser olvidados tras la pandemia”, ha concluido Howard Catton.