REDACCIÓN.- Alfonso Alonso (PP) dejará de ser ministro de Sanidad en funciones después de que el Comité de Dirección del PP de Euskadi haya aprobado su candidatura para la Presidencia del Gobierno vasco en las elecciones autonómicas del 25 de septiembre, una decisión que aún debe ser ratificada por el Comité Nacional del Partido Popular. Así lo ha confirmado el propio Alonso en una rueda de prensa celebrada esta mañana en Vitoria.
Alonso ha explicado que su designación como candidato a lehendakari implicará su renuncia a continuar como ministro de Sanidad en funciones porque «la ley dice que no es compatible ser ministro con ser candidato» y porque, además de los motivos legales, ambas funciones son incompatibles desde el punto de vista del «sentido común», según sus propias palabras.
Aunque Alonso ha rechazado que la asunción de esta responsabilidad en Euskadi y la consiguiente renuncia a permanecer en el Gobierno central suponga un «paso atrás» en su carrera política, lo cierto es que su partido obtuvo en las pasadas elecciones al Parlamento Vasco (celebradas en 2012) sólo 10 escaños, y 2 diputados por el País Vasco en las pasadas Elecciones Generales.
El dirigente del PP, que se ha mostrado «orgulloso» por haber desempeñado el cargo de ministro de Sanidad, pasará sin embargo a la historia de la Enfermería por haber sido el ministro que provocó el conflicto en torno al Real Decreto de Prescripción Enfermera que iba a desarrollar el mandato de las Cortes para regular la situación de la enfermería en materia de medicamentos y que en 2009 salió del Parlamento aprobado por unanimidad.
Tras acordar con la Mesa de la Profesión Enfermera –compuesta por el Consejo General de Enfermería y el Sindicato SATSE- unos términos que acabarían por fin con uno de los problemas enquistados en la sanidad española, el Consejo de Ministros aprobó en el último minuto un texto adulterado que mermaba las competencias del enfermero y alteraría el normal funcionamiento del sistema sanitario. El texto obliga al enfermero a no tomar ni una sola decisión respecto a dichos fármacos, obligando a que el paciente pase previamente siempre por el médico que deberá realizar un diagnóstico, determinar la prescripción y elegir el protocolo a seguir. Para los profesionales, el inesperado golpe supuso una «traición» sin precedentes a un colectivo sanitario, tal y como lo calificaron los representantes de la profesión.
Fuentes del Consejo General de Enfermería aseguran que esperan que la persona que releve a Alonso al frente del Ministerio de Sanidad derogue el actual decreto de prescripción enfermera y encare la cuestión reconociendo las capacidades y la formación de los enfermeros, siempre en beneficio del paciente.
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