DAVID RUIPÉREZ.- Alipio Gutiérrez es uno de los más veteranos y reconocidos periodistas especializados en salud de España. Está convencido de que la buena información de salud en televisión, radio o prensa escrita repercute en crear una sociedad más sana. Ha desarrollado su carrera en Telemadrid, Televisión Española, Televisión de Canarias o de Castilla-La Mancha y también formó parte del equipo fundador de Canal Enfermero, así que vuelve a la que fue su casa y lo hace con un libro bajo el brazo, COVID-19, nuestra guerra una obra que pretende contar lo que se ha mostrado en los medios sobre la pandemia.
¿Por qué sentiste la necesidad de escribir este libro, que además lleva tus propias ilustraciones, en un momento en que todos los periodistas hemos trabajado 20 horas al día para cubrir la actualidad de la pandemia?
La verdad es que en todas las facetas, en todas las cuestiones de la vida, siempre hay un “culpable” y en este caso la culpa la es de mi mujer que me convenció para que me pusiera a escribir. Cuando se inició la pandemia todos sabemos cómo se desarrollaron esos días, en febrero con los ojos puesto en China, luego llegó a Italia y ya se veía que nos podía afectar y más tarde marzo y abril fueron decisivos y ya sabemos lo que ha venido después. Por nuestro trabajo, yo en Telemadrid tenía que estar por la mañana, al mediodía y por la noche al pie del cañón, y mi visión como responsable de los contenidos de salud de la cadena -tanto de Telemadrid como de Onda Madrid- es reunir a profesionales con distintos perfiles que nos contaban lo que estaba sucediendo. En las conversaciones antes de empezar la emisión en directo, fura de cámara, te dabas cuenta de que ellos contaban en el programa cómo se sentían, pero de alguna manera se sobreponían siempre para contar una visión más positiva de lo que realmente estaban sintiendo y viviendo. En los medios estábamos en la bulla política, en la refriega política y al mismo tempo contábamos lo qué pasaba en los hospitales, en los centros de salud, cómo lo vivían los médicos, los farmacéuticos, las enfermeras especialmente y, claro, cuando hablabas fuera de cámara te dabas cuenta de que no estaban contando la realidad de lo que vivían.
Fuera de cámara te contaban la verdad”
https://youtu.be/ifbJ8oq-V5U
¿Quieres decir que a pesar de los dramático y crudo que fue todo, los medios ofrecían una versión edulcorada o descafeinada de lo que estaba pasando?
Yo creo que sí y al ver estas experiencias por lo que hablaba con los sanitarios pensaba “esto no lo estamos haciendo bien”. ¿Por qué? Y ahí parto de la tesis que defiendo a lo largo del libro y viene refrendada por los testimonios de los sanitarios en sus páginas, que son 36 en total, de distintos perfiles sanitarios y una carta anónima de una doctora de una residencia. En esos testimonios se dice que están viviendo una guerra, o lo más parecido a lo que entendían que podía ser una guerra, la guerra de su generación. Lo describen también como un tsunami, no hay forma de ponerle freno a esto: las urgencias saturadas, no había lugares para que las personas con sospecha de una posible infección por SARS-CoV-2 pudieran estar, luego están también los que por desgracian fallecían; los sanitarios, enfermeras, médicos sin posibilidad de protegerse ellos ni a los pacientes al os que trataban y cuidaban y todo eso era una situación que nunca antes habían visto. Tuvieron que verse tomando decisiones al límite de lo que en otras ocasiones podría considerarse deontológicamente aceptable y esa situación nunca nadie siquiera la había sospechado. Por nuestra parte, los medios de comunicación no hemos contado la pandemia como realmente era. Y tiene que ver con esa autocensura que nos hemos impuesto para no trasladar esas imágenes tan duras de lo que nos estaba ocurriendo. Por otro lado es verdad que las administraciones sanitarias o políticas no nos dejaron estar en los lugares donde queríamos y teníamos que estar. Cuando hay una guerra, utilizamos a los corresponsales de guerra o a los equipos desplazados a la zona que están en el campo de batalla contando lo que sucede. Nuestro campo de batalla en marzo y abril eran las UCIS, las Urgencias… Allí los medios, salvo contadas excepciones, no pusimos un pie. ¿Que había riesgo? Sí, pero también hay riesgo de que te caiga un misil en un conflicto armado. Era cuestión de protegernos y estar para contarlo. Le hemos hurtado esas imágenes a la sociedad.
El campo de batalla eran las UCIs”
¿Pero corre el riesgo de ser tachado de amarillista, recordemos la foto del diario El Mundo?, y hubo consejerías de Sanidad que no sólo es que no dejasen a los periodistas entrar en la UVI sino que prohibieron a sus miles de profesionales hablar con los periodistas, ¿Qué te parece esa política de “comunicación”?
Eso choca en un mundo en el que estamos pidiendo el máximo de transparencia a todas las instituciones y organismos. Si queremos ser transparentes tenemos que serlo también a la hora de informar, no edulcorar, contar la verdad, no difuminar la realidad para que sea menos dura. En las guerras hay gente que pierde la vida y edificios que se rompen. Hay colegas que dicen “esto no es una guerra, es una pandemia”, pero la verdad es que los sanitarios lo estaban viviendo como una guerra y no había forma de poder solucionarlo y el arsenal terapéutico que tenían para combatirlo era protegerse, no había un fármaco específico, ni una vacuna que lo pudiera prevenir y lo único que nos quedaba era volver a las andadas lo que ha sido la tradición desde la Edad Media, quedarte en casa o no tener contacto con el resto de la población. Pongo un ejemplo, ¿qué imagen van a tener los ciudadanos cuando todo esto acabe? Va a ser complicado explicar esta pandemia en imágenes. Los atentados del 11-S en Nueva York ¿Qué imagen tiene los ciudadanos? Esta claro, las torres desplomándose, 3.000 muertos; 11-M en Madrid, los trenes reventados, 192 muertos, el mayor atentado en nuestro país. Pero, ¿qué imagen vamos a tener de mayor pandemia de las últimas generaciones con más de 60.000 muertos?, ¿las calles vacías?, ¿la Gran Vía vacía?, ¿las mascarillas?, ¿aplausos en los balcones?. No hemos visto las imágenes de verdad. No hemos estado en las morgues de los hospitales, con personas hacinadas que no sabían que hacer con ellas.
Cuál es la imagen de la pandemia? Las mascarillas, los aplausos?”
Llevas tres décadas haciendo información de salud y recordarás cómo se decía siempre en las redacciones que iba a llegar la temida pandemia de gripe, pero nunca llegaba. Ya está aquí, ¿es como lo imaginabas?
Yo coincidía con la opinión generalizada de los profesionales sanitarios, hablabas con las enfermeras y te contaban que en su hospital se pensaba que, incluso viendo lo que ocurría en Italia, vendría una infección nueva, sí, pero ya tuvimos el SARS-CoV-1 y no llegó a mayores, la gripe A, el ébola… y además nos fiábamos de que China está a 11.000 km, el régimen político especial, que quizá iba a llegar como una gripe un poco más fuerte. Vivimos la gripe A se compraron un montón de vacunas que luego no se utilizaron. Decíamos “es posible que llegue” pero nadie se imaginaba que íbamos a vivir esta situación. Le decía a mis padres, que tienen 91 y 92 años, que no salieran a la calle. Les decía “vivisteis la Guerra Civil, podías salir a la calle y te mataba una bala. Aquí la situación equivalente es que coincidas con un infectado y acaba tu vida y era muy difícil que lo pudieran entender.
Claro, porque esta bala es invisible…
Pero comprar el pan al lado de casa era un riesgo vital y no lo entendían. Resulta muy difícil explicar eso a los ciudadanos. Los testimonios del libro reflejan que tampoco los sanitarios lo esperaban.