MIRIAM OLIVAS.- España sigue a la cola de Europa en la tasa de enfermeras en relación a la población que deben atender. Con una ratio de 5,6 enfermeras por cada 1000 habitantes, según los datos del último informe de Recursos Humanos en Enfermería del Consejo General de Enfermería, la seguridad del paciente en los centros sanitarios se ve comprometida en nuestro país, especialmente en Comunidades Autónomas como Andalucía o Murcia, donde el déficit de profesionales es más que preocupante.
Un nuevo estudio publicado por The Lancet y realizado por Matthew D. McHugh y Linda H. Aiken (Efectos de la legislación sobre la relación enfermera paciente) pone en evidencia que ampliar legalmente la presencia de enfermeras contribuye a reducir el riesgo de muerte. Para ello se ha trazado una metodología con el objetivo de sacar conclusiones sobre cómo afecta la dotación de personal a la mortalidad, los reingresos, la duración de la estancia y el coste de esta inversión.
El ejemplo de Queensland
Esta investigación muestra los resultados recogiendo el ejemplo de Queensland (Australia). En 2016, este estado australiano estableció a través de una ley proporciones mínimas de enfermera por paciente: 1 enfermera por 4 pacientes en los turnos de mañana y tarde y de 1 por cada 7 en turnos de noche.
Con estas proporciones, el estudio ha analizado a más de 400.000 pacientes. Estos fueron comparados entre los que procedían de hospitales que estaban sujetos a esta política (27 hospitales de intervención) y aquellos de hospitales que no lo estaban (28 hospitales de comparación) en dos momentos concretos: antes de la implementación y dos años después.
Los resultados a nivel clínico no dejan lugar a dudas. En los hospitales con ratio mínimo se comprobó que la tasa de mortalidad se había reducido hasta un 7% en 30 días. Además, las readmisiones en una semana también fueron menores en un 7% y la duración de la estancia se acortó un 3%.
Por otra parte, a nivel económico el ahorro es mayor cuando hay mayor dotación de profesionales. El coste de contratar a las 167 enfermeras que fueron necesarias para reducir la carga de trabajo sería de más de 27 millones de euros durante los dos años. Sin embargo, el ahorro del presupuesto general de salud que se habría evitado debido a la reducción de reingresos y estancias hospitalarias asciende 54 millones de euros, más del doble que el coste de las nuevas contrataciones.
NEW—More nurses lead to fewer patient deaths and readmissions, shorter hospital stays, and cost-savings for hospitals, suggests study of recent Australian state policy to introduce a minimum ratio of one nurse to four patients for day shifts. Read https://t.co/zTZNt8viPU. pic.twitter.com/B812I0P6N2
— The Lancet (@TheLancet) May 12, 2021
Una investigación reforzada
Este estudio se suma a las investigaciones ya publicadas sobre la importancia de tener un número suficiente de enfermeras para evitar la mortalidad de los pacientes hospitalizados.
En este sentido, Linda Aiken, directora del Centro de Resultados de Salud e Investigación Política de la Universidad de Pensilvania, lleva años investigando sobre el asunto con resultados esclarecedores. Además de lo anteriormente citado, la investigadora asegura que una ratio adecuada también reduce la necesidad de ingreso en UCI y las infecciones asociadas a los cuidados sanitarios y las úlceras por presión. Además de que se incrementa la calidad del cuidado del paciente, su satisfacción y contribuye a que las enfermeras se sientan realizadas y sufran menos desgaste profesional.
Un estudio que también realizó junto al investigador Matthew D. McHugh y otros profesionales (Caso de la proporción enfermera paciente en los hospitales de Queensland) vuelve a reforzar la investigación sobre ratios. Este estudio se publicó en julio de 2020 y llega a conclusiones sobre cómo afecta la proporción paciente enfermera a la mortalidad, la calidad de atención y seguridad del paciente y el agotamiento de las profesionales.
Para ello se realizó una encuesta de enfermería antes de la implementación de ratios de forma legal. De las 28708 enfermeras contactadas, 8412 respondieron suponiendo un 29% de las profesionales. Estos datos se cruzaron con las encuestas a 64 pacientes de los 68 hospitales públicos de Queensland.
Los resultados que arroja este estudio vuelven a corroborar la necesidad de una regularización de ratios. Teniendo en cuenta los 68 hospitales públicos, la proporción media de enfermera paciente se sitúa en un 5,52, siendo de un 5,07 en turnos de mañana y tarde y de un 7% en turnos de noche. La tasa de mortalidad de estos hospitales fue relativamente baja en general (1,13%). Además, cada paciente adicional para las enfermeras se asocia con un 12% más de probabilidades de muerte, un dato que sería multiplicativo (por 2 pacientes adicionales más el riesgo sería del 25%).
Mayor agotamiento laboral, mayor riesgo
La calidad y seguridad del servicio y los resultados laborales variaron en los distintos hospitales en función de la ratio enfermera paciente. Solo el 5% de las enfermeras con una proporción de 4 o menos pacientes calificó la atención que prestaba su hospital como mala o deficiente. Sin embargo, el 15% de las enfermeras que trabajaban con un promedio de entre 5 y 6 pacientes la calificó como negativa. El 43% de las enfermeras en hospitales con ratio superior a 6 pacientes se mostraron agotadas.
Los estudios han demostrado que los hospitales que mejoraron en dotación de personal sanitario consiguieron reducir la tasa de agotamiento entre sus enfermeras. Un agotamiento al que se le suma insatisfacción lo que repercute de forma directa en una mayor proporción de pacientes insatisfechos. Los indicios de esta investigación demuestran que cuando las enfermeras tienen más tiempo pueden brindar una atención de calidad asumiendo el compromiso directo de hablar con los pacientes y familiares, vigilar las complicaciones y realizar los tratamientos necesarios que, en muchos casos, se ven reducidos o eliminados por la falta de tiempo y recursos.
“Las ratios enfermera paciente varían sin justificación científica”
Como ya afirmaba Linda Aiken en el año 2019 en el Congreso del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE): “Las ratios enfermera paciente varían considerablemente entre hospitales en la mayoría de los países, sin justificación científica y con consecuencias negativas tanto para los pacientes como para las enfermeras”, señalaba la directora del Centro de Resultados de Salud e Investigación Política de la Universidad de Pensilvania.
En este sentido, el presidente del Consejo General de Enfermería, Florentino Pérez Raya, pide un esfuerzo político para regular esta situación: “Las enfermeras necesitan una medida legal que les permita trabajar en condiciones adecuadas en las que el paciente obtenga una atención y cuidado de calidad. Pedimos a las instituciones que reaccionen ante esta petición necesaria. No podemos estar tan lejos de países de nuestro entorno socioeconómico. España necesita, al menos 140.000 enfermeras más para poder prestar una atención digna y eso implica voluntad política y un cambio en las plazas universitarias para cursar el grado de Enfermería”.
El camino hacía el cambio
California, en Estados Unidos, también supone un ejemplo de regularización de la ratio a través de normativa legal. En 2004, el Estado se convirtió en el primero en establecer una proporción mínima con una 1 enfermera por cada 5 pacientes. En 3 años los beneficios fueron notables: 400 muertes evitadas.
Este ejemplo debe servir para Europa. España ya ha tomado cierta conciencia sobre la necesidad de regular las cifras entre enfermera y paciente. El 15 de diciembre de 2020 se aprobó, en el Congreso de los Diputados, elaborar la Ley de Seguridad del Paciente con un apoyo mayoritario, una norma que, de salir adelante, será pionera en el continente y que fue propuesta por el sindicato de enfermería (SATSE) con el apoyo del CGE. Una iniciativa aplaudida, pero que debe materializarse para poder abandonar el furgón de cola de la enfermería europea, no en la preparación y profesionalidad de las enfermeras, pero sí en cuanto a su número.