ÁNGEL M. GREGORIS.- La línea 8 de tranvía no existe en Ámsterdam. Con el final de la Segunda Guerra Mundial, la ciudad decidió eliminar ese recorrido, que fue el utilizado por los nazis para

El cumpleaños del Rey de Países Bajos está declarado fiesta nacional. Imagen: David C. Gimeno
trasladar a los judíos a la cárcel y de ahí a los campos de concentración. Ahora no queda ni rastro de las vías y el centro penitenciario donde se repartía a los presos durante la ocupación alemana se utiliza actualmente como restaurante. La capital de Países Bajos quiso borrar cualquier vestigio del pasado y suprimió casi todos los emblemas que pudieran recordar a esa terrible época, que se saldó con la deportación de más 100.000 judíos a campos de exterminio. Aunque la localidad ha querido olvidar, todavía queda en pie uno de los lugares más emblemáticos y visitados del municipio. La casa donde la famosa Ana Frank estuvo escondida durante más de dos años junto a otras siete personas, ahora convertida en museo, sirve como ejemplo de la barbarie y de lo que jamás debería volver a repetirse. Más de un millón de personas pasan anualmente por la casa, que muestra y explica, a través de una audioguía, cómo la pequeña tuvo la idea de escribir un diario y cómo este llegó a convertirse en uno de las obras más importantes sobre el nazismo y su brutalidad.
A 15 minutos andando de allí se encuentran la Oude kerk, iglesia más antigua de Ámsterdam, y la Ons Lieve Heer op Solder (Nuestro señor en el ático), uno de los pocos ejemplos de iglesia clandestina que se conservan en la actualidad. En 1578 los protestantes se hicieron con el poder y prohibieron a los católicos asistir a misa en las iglesias oficiales. Con esta situación, afloraron los templos escondidos en casas. Este, en particular, es la unión de tres edificios, que compró Jan Hartman en 1661. Durante esa época, el Ayuntamiento de la ciudad sabía de la existencia de estas capillas, pero “si no llamaban la atención, se hacía la vista gorda”. Y es que, por algún motivo, suele ser una práctica habitual en el país, ya que “mientras no se haga ruido, todo está permitido”.

Oude Kerk, una de las pocas iglesias clandestinas que continúan en pie. Imagen: David C. Gimeno
Oude Kerk
La Oude Kerk, iglesia más antigua de Ámsterdam, también es una de las visitas obligadas. Actualmente, alberga exposiciones, ya que no se realizan ritos religiosos. Hasta el 29 de abril de 2018, la iglesia acoge una muestra de Christian Boltanski, titulada NA, en la que a través de diferentes estructuras quiere representar lo que vendrá una vez que la vida llega a su fin.
Dicen que hay tres cosas que los neerlandeses no soportan, que les digan que su cerámica es una copia de la china, que San Nicolás (su Papá Noel) es racista porque lleva a un esbirro negro, y que se metan con su Casa Real. Guillermo y su mujer, la argentina Máxima Zorreguieta, son los actuales monarcas de la nación y son vanagloriados por el pueblo. Tanto es así, que el día del cumpleaños de Guillermo es fiesta nacional y montan una de las mejores celebraciones del año. El Palacio Real, situado en la Plaza Dam, construido en un primer lugar como Ayuntamiento de la ciudad y transformado en palacio por el hermano de Napoleón Bonaparte, se puede visitar todos los días, excepto cuando los reyes tienen recepciones oficiales.

Barrio Rojo, en Ámsterdam. Imagen: David C. Gimeno
Museos
Escoltada por el Rijksmuseum se encuentra la Plaza de los Museos, en la que se pueden visitar las tres galerías más importantes de la ciudad como son el Rijks, el Stedelijk de arte moderno y el Van Gogh. También allí se halla el Museo del Diamante, donde hay una gran exhibición de estas joyas. Nada más entrar a la plaza se encuentran las famosas letras “Iamsterdam”, en las que todo el mundo tiene una fotografía. Conseguir la imagen sin nadie alrededor es casi misión imposible, a no ser que nos pongamos el despertador a las 5 de la mañana y vayamos nada más amanecer. Muy cerca también se encuentra el Vondelpark, uno de los parques más grandes de Ámsterdam por el que se puede dar una vuelta en las míticas bicicletas que inundan la ciudad.
Barrio rojo
Tras las visitas turísticas y culturales, no hay que olvidarse de pasear por el famosísimo Barrio Rojo. En Países Bajos la prostitución está legalizada, al igual que el consumo de marihuana, y, a través de escaparates que dan a la calle, las prostitutas ofrecen sus servicios a aquellos que quieran pagarlos.

«Hay tres cosas que los neerlandeses no soportan…» Imagen: David C. Gimeno
Están dadas de alta como autónomas y cumplen con todas las medidas de higiene y de seguridad. Una luz roja en cada cabina anuncia los lugares donde esperan las chicas, que pueden dedicarse a esta profesión a partir de los 21 años. Convertido en atractivo turístico para muchos y muchas, el barrio cuenta con numerosos espacios y comercios relacionados con el sexo. Sex shops, espectáculos de sexo en vivo, el Museo del Sexo, el de la prostitución y muchos otros lugares convierten a Ámsterdam en la ciudad del placer.