ALICIA ALMENDROS.- Canales y tulipanes definen Ámsterdam y Holanda en su conjunto. Y es que el ambiente histórico del siglo XVII de la ciudad, combinado con la mentalidad de una metrópolis moderna, crea un entorno agradable y relajado. La Plaza Dam puede servir como punto de partida para conocer una ciudad caracterizada por la pequeñez de sus edificios y la intimidad de sus calles, canales y plazas. En torno a esta plaza fue creada la ciudad y hoy alberga monumentos y edificios históricos, entre los que destacan el Monumento Nacional y el Palacio Real. En el centro de la plaza se alza un obelisco de 22 metros de altura que fue construido como homenaje a los soldados holandeses caídos en la II Guerra Mundial.
La bicicleta es el mejor transporte para conocer la ciudad y sus alrededores. Castillos, campos de tulipanes, molinos de viento y diques completan una visita inolvidable cerca del corazón de la ciudad. Merecen un alto en el camino los molinos, atracción turística de la vieja Holanda. Un suave crujido y el zumbido de las velas es todo lo que se oye cerca de estos “gigantes”. Aunque la idea principal es que se usaban para moler grano, a medida que te sumerges en ellos se comprueba que en realidad tenían muchas más funciones, como drenar el exceso de agua y recuperar la tierra de los pólders -superficies terrestres ganadas al mar-, prensar aceite de semillas o serrar madera.
Barrio rojo
Aunque la mayoría de las grandes ciudades del mundo tienen un “Barrio rojo”, ninguno de ellos es tan turístico como el de la ciudad holandesa. Ámsterdam tiene tres barrios rojos, pero el De Wallen, situado en el centro de la ciudad es el de mayor tamaño y el más conocido. Es uno de los barrios antiguos de la ciudad. Merece la pena echar un vistazo a las mansiones a lo largo de los canales y a la iglesia vieja (Oude Kerk), pero será difícil no distraerse por los muchos clubes de sexo y prostitutas de escaparate. Como consejo para los viajeros, y sin saber si es del todo cierto, los guías aconsejan no sacar foto-grafías a estos escaparates, ya que se puede acabar en el canal o empapados de orín.
La casa de Ana Frank
Está situada en el centro de Ámsterdam y alberga el escondite donde Ana Frank escribió su famoso diario durante la II Guerra Mundial. Ana era una niña normal a la que le tocó vivir una situación excepcional. Durante más de dos años, describió en su diario la vida cotidiana de su familia mientras se escondían de los nazis. Una experiencia conmovedora que ha emocionado a millones de personas de todo el mundo y en la que los viajeros podrán descubrir cómo vivían Ana, su familia y otras personas mientras se escondían de los fuerzas de ocupación alemanas.
Gastronomía
La combinación de culturas que existe en Holanda se refleja en la cocina de sus hogares y establecimientos. A pesar de contar con restaurantes indonesios, chinos, turcos o mediterráneos, entre otros, los holandeses conservan costumbres culinarias tradicionales. El estofado es una comida tradicional de invierno que consiste en carne, patatas y verduras. Los estofados holandeses más populares son el de col o chucrut con salchicha ahumada y bacon; el puchero con patatas, cebollas, zanahorias y carne de cerdo y el de carne de vacuno y pata-tas con manzanas y bacon o morcilla. El Snert es una sopa muy espesa hecha a base de guisantes. Aunque en otros países también se hace esta sopa, la versión holandesa es mucho más espesa. Es muy típica en invierno para comer con pan de centeno y bacon. Y, por supuesto, no se puede ir del país sin degustar el queso, el producto gastronómico más conocido de Holanda.