GEMA ROMERO.- La duración total del parto se reduce hasta en 76 minutos si se añade glucosa a la hidratación intravenosa que reciben las mujeres que dan a luz por primera vez. Así lo demuestran los datos de un estudio realizado en la Universidad de Sherbrooke, Quebec (Canadá) presentado en el congreso de la Sociedad de Medicina Materno Fetal que se está celebrando en Las Vegas (Estados Unidos).

El trabajo de parto prolongado puede ser perjudicial para la salud materna y fetal. Dado que se sabe que el rendimiento muscular mejora con la suplementación de glucosa, los investigadores analizaron si añadir glucosa a la solución de hidratación intravenosa que suelen recibir las mujeres durante el paro podría acelerarlo. Para ello analizaron los datos de doscientas mujeres embarazadas, que aleatoriamente fueron asignadas para recibir o bien una solución salina estándar o una solución glucosada.

Como explica Josianne Pare, del Departamento de Obstetricia y Ginecología de la Universidad de Sherbrooke «encontramos que la duración mediana del parto fue 76 minutos más corta en el grupo de mujeres que recibieron glucosa. No hubo diferencias en el modo de parto (cesárea, fórceps, etc.) ni en las medidas de bienestar neonatal». De hecho, “la suplementación de glucosa reduce significativamente la duración total del parto sin aumentar la tasa de complicaciones, una gran noticia para las mujeres a las que se induce el parto”.

Por ello, y dado el bajo coste y la seguridad de esta intervención, los investigadores canadienses concluyen que la glucosa debería ser la solución elegida durante la inducción.

Diversos cambios

Como explica Gloria Boal, vocal matrona del Consejo General de Enfermería, este estudio aborda un tema que ha sido objeto de cambios en la atención a las parturientas “en pro de la de la mejora del rendimiento del parto y el bienestar de la madre y el recién nacido”.

“Todos los profesionales de la obstetricia sabemos que es necesario un aporte de glucosa a la madre durante el parto, especialmente si está en dieta absoluta durante el mismo, porque esto mejora el rendimiento del útero en su dinámica del trabajo de parto”. Sin embargo, como sostiene Boal “ha habido épocas en que se abusaba de la administración de glucosa y ello suponía un riesgo para el recién nacido de hipoglucemia e ictericia, dado que tenía que metabolizar la glucosa que había recibido de su madre y a veces tenía dificultades para ello”.

En nuestro país a finales de los 90 se cambió esta práctica y desde entonces “se administra suero glucosalino para que el útero tenga un aporte de glucosa y sal sin perjudicar al recién nacido”, en base a la evidencia científica disponible hasta ahora. Para saber si es necesaria una modificación en los protocolos habrá que esperar todavía a que más estudios lo refrenden.