DAVID RUIPÉREZ.- La coordinadora de Enfermería del servicio de oncología médica del Hospital Universitario Vall d’Hebron de Barcelona, Ángeles Peñuelas, preside también la Sociedad Española de Enfermería Oncológica desde el 2017. Tiene una amplia experiencia en la asistencia en el marco del Instituto Catalán de la Salud y amplia formación en gestión y dirección, así como en su área competencial. Recientemente ha participado en La Fundación AstraZeneca, la Asociación Española de Afectados de Cáncer de Pulmón (AEACaP) y la Fundación Kālida en la jornada CONVIVIR con Cáncer de Pulmón, con la colaboración del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau, en Barcelona
Hablemos del abordaje del cáncer de pulmón desde la perspectiva enfermera, es un cáncer relativamente frecuente. Pero en el que cada vez hay más alternativas terapéuticas, ¿Cuál es el papel de las enfermeras en el momento del diagnóstico y en los cuidados?
El cáncer es una enfermedad que precisa de un abordaje multidisciplinario, por tanto, el papel de las enfermeras dentro del equipo que atiende al/la paciente es crucial.
El diagnóstico es un momento que se vive con mucha ansiedad puesto que el paciente recibe mucha información; le surgen dudas y con frecuencia presenta mucho miedo. En esta etapa la enfermera realiza la educación sanitaria para empoderar al paciente de los hábitos de vida saludables que se recomienda llevar durante el proceso; convirtiéndose en el profesional de referencia.
No solo en el diagnóstico, sino también en las otras etapas del proceso oncológico la enfermera presta los cuidados necesarios para ayudar al paciente y a su familia. Realizamos los cuidados necesarios mediante la valoración y diagnósticos enfermeros. Los planificamos de manera personalizada teniendo en cuenta el momento en que se encuentre el paciente dando el soporte emocional que necesita. No sólo administramos los tratamientos, sino que realizamos los cuidados para el manejo de los posibles efectos secundarios; así como un seguimiento periódico del paciente para detectar de manera precoz las toxicidades del tratamiento o complicaciones de su enfermedad, de manera ambulatoria o durante la hospitalización.
Realizamos los cuidados para el manejo de los posibles efectos secundarios
¿Cuáles son los principales retos y demandas de las enfermeras que trabajan en oncología?
Las enfermeras se enfrentan desde hace tiempo a un cambio de paradigma de los tratamientos en oncología. Es imprescindible estar preparadas para cuidar a los/las pacientes en el escenario que ya estamos viviendo: nuevas terapias basadas en la inmunoterapia, la personalización molecular de tratamientos, etc. Esto implica un esfuerzo en formación que ayude al paciente y su familia en el día a día.
Los retos también vienen desde las direcciones y las gerencias que faciliten que las enfermeras oncológicas dispongan de los medios para obtener la actualización de los nuevos conocimientos para llevar a cabo unos cuidados basados en la evidencia científica, fruto de proyectos de investigación de la práctica clínica. Sin olvidar, la mejora de los tiempos de enfermería por paciente, necesarios para mantener y garantizar una atención con la máxima seguridad y calidad.
En esta línea, desde nuestra sociedad, uno de los retos que nos hemos planteado es facilitar la actualización de los conocimientos y cuidados mediante la formación con una edición más de las jornadas oncológicas que se celebrarán el próximo mes de marzo del 2020.
Sobre algunos tumores más vinculados al estilo de vida las enfermeras pueden hacer una labor de educación y prevención, ¿Cuál serían las líneas maestras en este campo?
La educación para la salud es uno de los pilares fundamentales del trabajo de las enfermeras. Sabemos que si modificamos los estilos de vida las probabilidades de tener un proceso oncológico disminuyen sustancialmente. Tenemos evidencia suficiente de que la relación entre tabaco, alcohol, exceso de peso y sedentarismo con el diagnóstico de cáncer de pulmón, mama y digestivo, que son los más prevalentes, es directa. En base a esto, las líneas maestras en las que deberíamos trabajar deben pasar por fomentar y promover el trabajo de las enfermeras de Atención Primaria. Debe ser en este nivel principalmente donde se trabaje la promoción de la salud y la prevención del cáncer. El trabajo de las enfermeras aquí es fundamental.
Por otro lado, no podemos olvidar el papel fundamental de los programas de cribado para la detección precoz donde la enfermera es crucial para realizarlos. Debemos formar a la población para que sepa detectar aquellos signos que puedan ser significativos en la identificación temprana de un diagnóstico de cáncer. Actualmente hay ya pautas, como la autoexploración de mama, ampliamente conocidas y que han contribuido a la detección temprana, mejorando con ello el pronóstico de muchos pacientes oncológicos. El papel de la enfermera como digo, está en la educación para la prevención del cáncer.
Si modificamos los estilos de vida las probabilidades de tener un proceso oncológico
¿Qué perfil debe tener una enfermera “especialista” en oncología?
Un perfil de enfermera especialista en oncología conlleva una preparación y experiencia específicos en el campo de la onco-hematología y es necesario regularlo. Nuestra sociedad ha colaborado con la Sociedad Europea de Enfermería Oncológica (EONS), en la elaboración de un marco teórico (The EONS Cancer Nursing Education Framework) que engloba los requisitos que debe tener una enfermera oncológica. Dentro de los conocimientos, formación y aptitudes exigidas, no sólo se encuentran aquellas relacionadas con la fisiopatología del cáncer; los nuevos tratamientos o el manejo de las toxicidades; también se encuentran reflejados todos aquellos aspectos relacionados con la comunicación, y con las habilidades de ayuda emocional tan necesarias para los cuidados de estos pacientes, sin olvidar aquellas aptitudes en liderazgo y en investigación, que nos llevan a desarrollar una práctica basada en evidencia.
Actualmente, en la sociedad es inconcebible considerar que una enfermera sin la preparación adecuada haga un seguimiento del paciente que presenta toxicidades al tratamiento, realice unos cuidados específicos; administre los fármacos inmunoterápicos, valore el acceso venoso más adecuado para el paciente sin tener un itinerante formativo reglado en cuidados oncológicos. Eso también incluye otros aspectos del cuidado como su papel en el consejo genético u otros.
Esto no es sólo una reivindicación de las enfermeras y de los oncólogos, también es una demanda de los propios pacientes que exigen unos cuidados de alta calidad.
Cuando vas a un hospital siempre hay mil dedicatorias y homenajes a las enfermeras en el hospital de día de Onco o en la planta, ¿Qué relación os une con el paciente y sus familias en unas enfermedades tan duras como inciertas?
Como he comentado antes, cuando una persona recibe un diagnóstico de cáncer se encuentra en un momento de vulnerabilidad a todos los niveles; pero no sólo la persona, sino que toda la familia se ve envuelta en el proceso. Son momentos de mucha fragilidad y donde las emociones y sentimientos están muy presentes. Las enfermeras estamos al lado del paciente y sus familias las 24 horas al día durante todo el proceso, estableciéndose una relación muy especial. Los cuidamos y los acompañamos a lo largo de su enfermedad hasta su curación o hasta el final de sus días. Se establece una verdadera relación de ayuda.
Para los pacientes y sus familias esta relación tiene un gran valor en tanto en cuanto, les proporciona los recursos que necesitan para afrontar poco a poco y superar su enfermedad. Los pequeños homenajes son la forma de expresar el agradecimiento por estos cuidados y esta ayuda.
Los cuidamos y los acompañamos a lo largo de su enfermedad hasta su curación o hasta el final de sus días
Le fastidia que se siga empleando el eufemismo “una larga enfermedad” (como ocurre con cualquier famoso) en lugar de la palabra “cáncer”?
El cáncer es una enfermedad que ha sido muy estigmatizada. Era sinónimo de muerte y la sociedad la trataba como un tabú. Hemos estado luchando para disminuir esta estigmatización y algo se ha conseguido, pero todavía la gente tiene miedo a decir la palabra “cáncer” y se emplean toda serie de palabras o frases en tal de “rodear” el concepto.
Todavía tenemos que romper muchas barreras, por ejemplo, me molesta más que se utilicen frases del tipo “la corrupción es el cáncer de nuestros días”. Frases como estas alimentan todos estos prejuicios y le siguen dando connotaciones muy negativas. El cáncer es una enfermedad para la que actualmente tenemos muchos tratamientos. Reducir la connotación negativa ayuda a que las personas que lo padecen lo afronten de otra manera.
¿Cuáles son los retos a corto y medio plazo de la sociedad científica que preside?
A corto plazo, yo diría que proporcionar ayuda formativa a las enfermeras oncológicas. A medio plazo, nuestros objetivos están encaminados a visibilizar el papel de la enfermera oncológica dentro de la atención al paciente con cáncer y, sobre todo, a que se reconozca la enfermería oncológica como una especialidad con un cuerpo de conocimientos específicos. Es muy difícil ofrecer los cuidados de calidad que nuestros pacientes merecen, sin tener una formación adecuada y específica en cuidados oncológicos.