A. ALMENDROS / D. RUIPÉREZ.- Manuel Lillo, responsable de hospitalización en la Clínica HLA Vistahermosa de Alicante, uno de los hospitales del Grupo Asisa, es además enfermero, doctor, experto en gestión sanitaria, investigación… Dada tu formación interdisciplinar y tan completa, ¿cuál es el rol de la enfermería cuando se tiene que enfrentar como profesionales a una población a la que hay que atender que tiene dos características: su envejecimiento y las patologías crónicas asociadas?

Vivimos en una sociedad que cada vez está más envejecida, de hecho, se estima que, en el año 2050 España será uno de los países más envejecidos del mundo y enfermería tiene un reto porque nuestro modelo está orientado hacia la patología aguda más que hacia la crónica. Por tanto, hay un cambio de modelo sanitario de atención, y enfermería tiene la clave porque está especializada en el tema del seguimiento de la cronicidad. Cuando hablamos de cronicidad no sólo me refiero a patologías clásicas como la hipertensión o la diabetes, sino que tenemos otra muy interesante como es el campo de las demencias. La patología neurodegenerativa va unida al envejecimiento y cada vez está más prevalente en la población.

Tú has tratado mucho el tema del alzhéimer y otras demencias, y todo apunta a que cada vez hay más incidencia, ¿vamos a poder dar respuesta a esa “epidemia” de demencias y otras dolencias neurodegenerativas que se avecinan sobre nosotros?

Creo que vamos a poder dar repuesta siempre y cuando tengamos una buena estrategia y en esa estrategia se cuente con la figura de la enfermera. Es, algo fundamental, y no es solo mi opinión, es la opinión de muchos expertos a nivel mundial. En los últimos 20 años no se ha avanzado prácticamente nada a nivel farmacológico en el campo de la enfermedad neurodegenerativa y en concreto, en la enfermedad de Alzheimer que ocupa el 70% de esas demencias. Esto significa que en los últimos proyectos de la UE nos hemos centrado principalmente, no en las evidencias científicas del mundo farmacológico, sino en las evidencias que proceden de la experiencia de los cuidadores y eso es muy interesante, porque ahí enfermería tiene un papel importante. Observamos cómo nosotros los profesionales aprendemos de los cuidadores y cómo llevamos eso a nuestro campo y lo convertimos en evidencias de la práctica clínica.

¿Por qué lleváis a cabo esa metodología?

Porque nuestro modelo no está preparado para esta patología neurodegenerativa. Actualmente, no contamos con centros u hospitales especializados concretamente en alzhéimer ni tampoco hospitales que tengan un camino que el paciente o la familia del paciente pueda seguir. Al final, la familia carga con el paciente y no se siente cómoda en un hospital. Si observamos por ejemplo Escocia, ellos llevan trabajando muchos años en esto, pero porque lo que buscan es formar una sociedad inclusiva en la que formar a cualquier persona a poder actuar con un vecino, con alguien que conocen en la calle… o con cualquier paciente que se encuentre en la calle. Con lo cual esto pasa por remodelar el sistema y formar mejor a nivel educativo.

En el modelo de Escocia, ¿se les da protagonismo a las enfermeras?

Sí, de hecho, hay zonas en Europa a las que llama “Dementia a friendly town”, que son como pueblos con vivienda donde viven personas con demencia; y viven solas. Pero cuenta con un buen sistema de enfermería comunitaria. Cuentan con enfermeros que van a esos domicilios y hacen seguimiento de esas personas, hacen mucha terapia ocupacional… En Reino Unido existen unos centros que ellos denominan “Domus” que son como casas donde enseñan a futuros profesionales qué es lo que tienen cómo actuar.

Estamos viendo una corriente ilusionante, con el movimiento Nursing Now ¿Es el momento de que las enfermeras den el salto, a la primera línea de la atención sanitaria?

Creo que no es sólo que la enfermera dé el salto, sino que esto pasa porque todos pongamos al paciente en el centro y le quitemos la etiqueta de paciente, porque parece que le convertimos en alguien pasivo. Nosotros en nuestros centros hablamos mucho de experiencia de la persona, de nuestro usuario, de nuestro cliente… pero porque queremos mostrar que les damos voz. Con lo cual si ponemos a la persona en el centro no es que la enfermera tenga que ponerse delante de nadie, sino que se queda con sus competencias en su sitio y no hay nadie que pese más, sino que hay varios agentes con diferentes funciones. Todas estas competencias hacen que se visibilice más la figura de la enfermera.

Tú has trabajado mucho en investigación y trabajas con muchos profesionales de distintas ramas. ¿Están cambiando las cosas a nivel internacional?

Totalmente, de hecho, yo siempre pongo ese ejemplo a los alumnos de doctorado en el hospital. La Comisión Europea cuando nos financia busca que seamos muy multidisciplinares en el grupo de países que lo conformamos, que no seamos todos países de las mismas características y además seamos equipos con currículums y bagajes diferentes. Y en eso se basa la investigación y en eso debería basarse el mundo sanitario.