GEMA ROMERO.- Llega el verano, el calor, la temporada de playas y piscinas y también los principales problemas asociados a ellas: los ahogamientos y las lesiones raquimedulares. Sólo en lo que va de año ya son 178 los fallecidos por ahogamiento en 2023. Conocer cuáles son las habilidades y herramientas que deben tener los enfermeros en el manejo prehospitalario de incidentes acuáticos ha sido el objetivo de uno de los talleres celebrados en el marco del Congreso Nacional de Urgencias y Emergencias SEMES 2023.
Como explicaba Roberto Barcala, enfermero, socorrista y coordinador del grupo de SEMES socorrismo, “en el ahogamiento no todo es blanco o negro, hay un proceso con seis niveles, aquí se les ha enseñado a tratar cada uno de los diferentes grados del ahogamiento en función de su severidad”. Para ello han realizado una práctica con muñecos para saber cómo actuar, desde la valoración hasta la realización de la reanimación cardiopulmonar.
Tal y como recordaba Barcala “en las piscinas, los ahogados casi siempre son niños, sobre todo por falta de supervisión. Es lo más común y normalmente ocurre entre las tres y las seis de la tarde”. Por lo que lanzamos una advertencia a los cuidados de esos niños: “los madres y padres tienen que estar muy pendientes para evitar problemas”.
Escasa formación
Para Patricia Sánchez es enfermera y médico, trabaja en la ambulancia medicalizada de Pontevedra, “en Galicia, de donde vengo, tenemos bastantes casos de ahogamiento, más de los que tendría que haber. Por ello el manejo a pie de playa, el manejo in situ es fundamental, aún más para los profesionales sanitarios, como somos los enfermeros”. Y es durante el grado se estudia algo de soporte vital avanzado y de soporte vital básico, pero no en un entorno tan específico como el acuático”, subrayaba.
Y es que, para esta enfermera ante un ahogado “a veces es frecuente que el una persona con buena voluntad vaya a echar una mano y acabe habiendo dos víctimas en lugar de una”. Por eso cree fundamental que todo el mundo, y más los sanitarios, aprendamos “el manejo inicial, seguro, para que una persona sin medios que pueda verse en una situación de alguien con dificultades en el agua, sepa qué hacer, qué no hacer y lo que hay que hacer cómo hacerlo”, añadía.
Lesión raquimedular
Por otro, lado, y ya metidos en la piscina, también aprendían cómo actuar con respecto a la lesión raquimedular que se produce por tirarse de cabeza o por lanzarse desde un balcón, -en ocasiones una conducta asociada al consumo de alcohol u otras sustancias-. En este caso, lo que se debe saber es “cómo colocar el tablero, cómo hacer una extracción segura y cómo valorar al paciente en función de ese tipo de incidente”, detallaba Barcala.
Y es que como explica el también profesor de salvamento en la Universidad de Vigo, con un ahogado “hay que sacarlo rápidamente, porque en el agua no va a poder respirar, pero con un lesionado medular primero debemos alinearlo lo mejor posible, saber cómo sacarlo, cómo colocarlo para no agravar las circunstancias de la lesión”, concluía.