GEMA ROMERO.- El pasado 20 de septiembre se presentaba en Madrid el nuevo informe de ratios de enfermería en España del Consejo General de Enfermería. En él se pone de manifiesto que España necesita más de 95.000 enfermeras para llegar a media de la Unión Europea. De hecho, todas las comunidades autónomas necesitan enfermeras, salvo Navarra, única región que supera la media europea. Sin embargo, Florentino Pérez Raya, presidente del CGE, se preguntaba si realmente es cierto que Navarra no necesita enfermeras. “Para llegar a la media europea, es evidente que no, pero, ¿sabemos si realmente están cubiertas las necesidades de cuidados de la población? Para saberlo, el CGE ha pedido llevar a cabo un estudio de necesidades reales de enfermeras y la creación de un grupo de expertos específico que aborde la planificación de enfermeras en los próximos diez años que serán necesarias en el SNS. Así debería ser el estudio de necesidades de enfermeras.
Por ello, tras la amplia exposición de los datos por comunidades y provincias que puede consultarse pinchando aquí, el CGE llegaba a la conclusión de que “deben estudiarse no sólo los datos y cifras que hemos expuesto en relación con las ratios nacionales y europeas. También es preciso considerar qué población tenemos que atender en relación con su envejecimiento, la natalidad, la dispersión geográfica o qué enfermeras especialistas debemos formar”. “Debemos tener en cuenta -añadía Pérez Raya- que no es lo mismo el número de enfermeras que vamos a necesitar si tenemos mucha población mayor y muy dispersa, en pueblos o aldeas, que barrios nuevos con una natalidad elevada. Todo eso debe analizarse seriamente si queremos ofrecer a la población la atención sanitaria que se merece, lo que todos nos merecemos como ciudadanos”.
De la misma opinión es Isabel Galán, presidenta del Colegio de Enfermería de Soria, provincia que supera la ratio europea, pero que a su vez tiene una grave escasez de enfermeras. “La atención a los pacientes no puede limitarse a un número, pues influyen múltiples variables como el tipo de población de cada provincia. No es lo mismo tener una población envejecida, como sucede en Soria, con gran cantidad de pacientes crónicos, pluripatológicos, que una población joven, sana… Hay que tener en cuenta las necesidades de cuidados, pues son muy variables”, señalaba en declaraciones a DiarioEnfermero.es. Así, en su provincia, “especialmente preocupante es la situación de las residencias y centros sociosanitarios, donde las compañeras han de trabajar en más de un centro y aun así no se cubren todas las vacantes que existen”. Según relataba, resulta imposible cubrir vacaciones, sustituciones o bajas.
Dispersión
La dispersión geográfica es otro tema a tener muy en cuenta. Este problema es especialmente acuciante en Lleida, situada en el puesto 40, por debajo de la media nacional. Con sus 2.482 enfermeras, cada una de ellas debe cuidar a 176 personas, pero que se dispersan en un área de casi 5 km2, mientras que Barcelona, por ejemplo, cada enfermera cubre un área de 0,21 km2 lo que supone una pérdida importante del tiempo de cuidado de la enfermera entre traslado y traslado.
Como explica Mercè Porté, presidenta del Colegio de Enfermeras de Lleida, “aunque el diseño de las Áreas Básicas de Salud (ABS) intenta paliar esta disfunción teniendo en cuenta las isócronas (la relación tiempo – distancia de un usuario a su centro de salud de referencia), no es suficiente. La distancia a las zonas más despobladas, con una población cada vez más envejecida y con limitaciones de movilidad, condiciona la frecuencia de las visitas, el seguimiento de su estado de salud y reduce la adherencia de los tratamientos y que muchas veces se abandonen por la dificultad para desplazarse al centro de salud”, explica.
Plazas universitarias
En el caso de la Comunidad Valenciana, hablamos de la cuarta comunidad con peor ratio, con 551, con grandes diferencias entre provincias. Mientras Valencia, con 600, está cerca de la media nacional, Alicante es la cuarta provincia por la cola, con 478. En total, en toda la región se necesitan más de 14.000 enfermeras. La solución que se baraja para incrementar el número de profesionales es ofertar más plazas en las universidades de la región. Para José Antonio Ávila, secretario general del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), más que incrementar la formación universitaria es preciso “conseguir el compromiso político de creación del número suficiente de plazas estructurales para ir disminuyendo las diferencias en las ratios. “¿Sabemos realmente cuántas enfermeras y enfermeros podemos sacar al mercado laboral? ¿qué capacidad real de incorporación tienen el Sistema Nacional de Salud y resto de contextos laborales donde hay Enfermería? En definitiva, ¿va a haber un equilibrio entre los nuevos graduados y lo que el sistema puede absorber?”, se pregunta Ávila. Sin ese compromiso político “de nada sirve ir aumentando el número de plazas si luego no se les da salida en el mercado laboral”.
Finalmente, para M.ª José García Romo, presidenta del Colegio de Enfermería de Salamanca, este debate también exige considerar la estabilidad laboral, saber cuántas enfermeras realmente hay trabajando, sin contar bajas o excedencias, por ejemplo, y mejorar la gestión de los recursos que ya tenemos. “Las competencias que tenemos las enfermeras deben desarrollarse plenamente y eso no es posible sin una buena gestión de los recursos humanos. Unas enfermeras bien gestionadas pueden ejercer mejor sus competencias y ser más eficaces y eficientes. No nos podemos quedar en una mera cuestión de número. Ni las enfermeras lo somos, ni los pacientes tampoco, en caso contrario perdemos algo que es básico y esencial: el cuidar desde la humanización”, concluye.