GEMA ROMERO.- Tras semanas de escalada, el pasado 1 de octubre Israel comenzaba una incursión terrestre en el Líbano combinada con distintos bombardeos. Ello ha supuesto una avalancha de muertos y heridos que atender en los hospitales del país. “Nos enfrentamos a un gran número de víctimas en las que el tipo de lesiones es realmente aterrador. Nos enfrentamos a heridas que nunca habíamos visto antes en el Líbano: jóvenes que llegaban sin ojos, con los brazos desgarrados, sin dedos, muchas hemorragias y, sin duda, mucho dolor. Tuvimos que trabajar con más de 2.800 heridos al mismo tiempo y también [ocuparnos] de los fallecidos”, ha señalado Abir Kurdi Alame, presidenta de la Orden de Enfermeras de Líbano en conversación con Howard Catton, director general del Consejo Internacional de Enfermeras (CIE).
Como contaba Alame las enfermeras libanesas han recibido formación sobre en catástrofes y cómo gestionarlas. Sin embargo, no están preparadas para la gran cantidad de víctimas que han presenciado en las últimas semanas, ni para el tipo y el alcance de las lesiones que han visto. “Lo más alarmante es el número de hospitales y de profesionales sanitarios que están en el punto de mira, como bomberos, ambulancias y muchos trabajadores de la salud que están siendo atacados directamente. Las cifras aumentan cada día. Tenemos cuatro enfermeras fallecidas, muchos más gravemente heridos, y muchos arriesgan ahora su vida para ir a trabajar: temen por sus vidas. Al fin y al cabo, todos somos seres humanos, y también temen por sus familias”.
Once hospitales atacados
Hasta la fecha, once hospitales han sido atacados directamente, dos de ellos ya no funcionan en absoluto y los demás han reducido sus instalaciones, han suspendido las operaciones y sólo funcionan con carácter de urgencia. A alguno de ellos sólo se les dio un aviso de 30 minutos para evacuar. “Ahora trabajamos con un mínimo de personal de enfermería en estas zonas. Más del 40% de los hospitales se encuentran ahora en zonas peligrosas. Estamos obligados a operar, pero en situaciones muy peligrosas: imagínense el efecto físico y mental de no sentirse seguro, de ser un objetivo, y al mismo tiempo tener la obligación de estar allí para al menos rescatar a quien tengas que rescatar”.
Actualmente, las enfermeras trabajan en primera línea, en hospitales desbordados por la carga de trabajo, en centros de salud de primaria ayudando a los más 1,2 millones de desplazados, 300.000 de ellos en refugios improvisados.
“Nuestras enfermeras está desbordadas. Estamos agotando a todas nuestras enfermeras, pero creo que están ahí por las demás. Estamos ahí para que nuestra gente preste la mejor atención sanitaria que podamos. Como siempre, son las enfermeras quienes lo hacen”.
“Tenemos más de 120 profesionales sanitarios traumatizados, tenemos más de 230 heridos. Tenemos 11 hospitales directamente atacados, ambulancias, camiones de bomberos. Si nos quedamos sin herramientas, si nos quedamos sin nuestros hospitales o instituciones, ¿cómo podemos prestar una asistencia de calidad?”, se pregunta la presidenta de las enfermeras libanesas.
Abandono de la profesión
Ello está provocando que haya enfermeras que abandonan la profesión. “Hay enfermeras y enfermeros que se están marchando. No puedo culparles -subraya la presidenta de las enfermeras libanesas- porque tienen muchas personas a su cargo, sus familias. Muchos directores de enfermería nos están pidiendo que alcemos la voz: al menos en nuestras instalaciones necesitamos estar seguros para prestar los cuidados”.
Para revertir esta situación la Orden de Enfermeras de Líbano está trabajando para incorporar a enfermeras jubiladas, y a estudiantes de Enfermería que han interrumpido sus estudios para trabajar allí donde se les necesita.
La presidenta Alame dijo que la Order of Nurses in Lebanon está trabajando para mejorar la situación de la mano de obra consiguiendo que muchas enfermeras jubiladas vuelvan a trabajar. Y muchos estudiantes de enfermería han interrumpido sus estudios de enfermería para trabajar allí donde se les necesita.
“Tememos que esta situación se agrave. Tememos que nuestros centros de salud sigan estando en el punto de mira. Tememos que perdamos a las enfermeras que nos quedan, nos preocupa que disminuyan las matrículas en la profesión de enfermería, viendo todas estas dificultades a las que se enfrentan. Espero que esta situación termine: la paz es realmente necesaria. Las soluciones políticas o de otro tipo son las mejores para resolver cualquier cosa. Acabemos con la guerra. Acabemos con cualquier tipo de violencia. Respetemos todas las leyes internacionales. Apeguémonos a la humanidad. Tenemos que trabajar por un futuro mejor, con mejor salud para todos. La paz es necesaria para todos, para todos los países, para todas las naciones. Consigamos salud para todos y una situación pacífica”, ha concluido Abir Kurdi Alame.
Fracaso político
Durante la conversación, el director general del CIE, Howard Catton, expresó su profunda preocupación por el hecho de que no se respete ni aplique el Derecho Internacional Humanitario (DIH), y señaló que el CIE ha informado de que en los últimos dos años ha aumentado el número de ataques contra instalaciones sanitarias en zonas de conflicto de todo el mundo. Para Catton, “está claro que las enfermeras y el resto de los profesionales sanitarios están pagando el precio más alto por el fracaso político a la hora de mantener y restaurar la paz. Necesitamos urgentemente una solución diplomática para la paz y un acuerdo de paz”, ha concluido.