GEMA ROMERO.- Un total de 47.188 alumnos cursaron estudios de Enfermería en alguna de las 65 facultades españolas durante el curso académico 2018-2019, cifras que serán similares con el comienzo de las clases este mes de septiembre y para los que también hay que garantizar una vuelta segura y con las mayores garantías para evitar contagios. Reducción de aforos, distancia de seguridad y mascarillas marcarán este curso que, si la situación lo permite, comenzará en toda España de forma presencial.
La Comisión Delegada de la Conferencia General de Política Universitaria, con presencia de todas las comunidades autónomas, ha fijado un documento marco con las recomendaciones sanitarias y educativas que fija como obligatoria la mascarilla en las propias clases, intensificando también la ventilación de las aulas. Además, todas las universidades deberán contar con una persona responsable global de la gestión de las actuaciones derivadas del COVID-19, con personas de referencia en cada centro para la gestión de la crisis.
Con estos datos cada universidad ha ido elaborando distintos planes de contingencia, en función de los distintos escenarios que pueden producirse este curso académico. Como referencia el plan diseñado por la Universidad Autónoma de Madrid (AEM), cuyo rector, Rafael Garesse Alarcón, preside también la Conferencia de Rectores de Universidades Españoles (CRUE). En dicho plan se han establecido tres escenarios diferentes: normalidad pre-COVID 19, que permite la docencia presencial en el aula sin restricciones, como situación 1; restricciones de movilidad y reunión, que permiten la docencia presencial en el aula en reduciendo el tamaño de los grupos, como situación 2; y la suspensión de cualquier actividad presencial en el aula, como situación 3.
El propio documento establece que “es probable que el primer semestre se desarrolle en la situación 2 y posible que el segundo semestre se desarrolle en la situación 1, con eventuales rebrotes que lleven temporalmente a la situación 3 en cualquier momento del curso”. Por ello han optado por una planificación flexible “que permita adaptarse con rapidez a los cambios que se produzcan a lo largo del curso”.
En la situación 2, formación presencial con reducciones de aforo, se han tenido en cuenta tres premisas: limitar el número de personas que se desplazan al o desde los campus de la UAM en las mismas franjas horarias, a un 40%; limitar el número de personas que están simultáneamente en el campus y organizar la circulación por los campus de la UAM para evitar aglomeraciones y limitar el aforo de las aulas y laboratorios a un tercio de su capacidad habitual.
Privadas
Cada universidad privada también ha elaborado sus planes y protocolos de actuación. Es el caso, por ejemplo, de la Universidad de Navarra, que ha editado la Guía de la Salud del Estudiante con pautas y recomendaciones sobre prevención y salud para todos los alumnos al comienzo de curso. La guía establece una serie de medidas que se aplicarán antes de viajar al campus, al incorporarse a las clases y durante todo el año.
Además de indicar las normas de higiene básicas: frecuente lavado de manos, uso de mascarilla y mantenimiento de la distancia interpersonal de 1.5 metros, la guía ofrece las instrucciones para hacerse la prueba PCR, que la universidad realizará de forma gratuita a todos los estudiantes; la documentación que se tiene que aportar, dónde se realizan las pruebas y cómo se debe actuar en cada momento, si el resultado de la prueba es positivo o negativo. Estas pruebas se repetirán de forma aleatoria durante todo el curso y han puesto en marcha una oficina médica virtual permanente por teléfono y a través del correo electrónico para resolver todas las dudas y consultas de los alumnos relacionadas con el COVID-19.
Enfermería
Por su parte, la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería considera que” es fundamental que todos sigamos las mismas directrices de sanidad y no empecemos con medidas específicas que podrían confundir a la sociedad. En este punto es crucial que todos vayamos a uno con las directrices que marca sanidad”, explica su presidenta, Cristina Monforte.
Enfermería es “una disciplina clínica que requiere no sólo el conocimiento teórico, sino que necesitamos que se desarrollen otro tipo de competencias fundamentales para una enfermera: trabajo en equipo basado en relaciones interpersonales y profesionales, trabajo interdisciplinar, comunicación terapéutica, pensamiento clínico, compromiso social, responsabilidad ética, etc., competencias que se articulan con el trabajo conjunto entre los estudiantes, y entre los estudiantes y los profesores. Se requiere encuentros significativos estudiantes-profesores para su desarrollo”. Por este motivo, desde CNDE “hemos hecho una propuesta de mantener presencialidad 100% de las prácticas clínicas, de los laboratorios de simulación y de tutorías, pues implica grupos pequeños en los que vamos a poder trabajar de forma segura”, explica Monforte.
Además, para la presidenta de los decanos de Enfermería, “desde los grados de Ciencias de la Salud, no sólo hemos de implementar las medidas, sino que podemos y debemos contribuir activamente en la comunidad universitaria para que todos las implementen. Ahí nuestros estudiantes tienen un rol educador fundamental”.
Prácticas
Uno de los temas que más preocupan en la comunidad educativa son las prácticas en una titulación que en la que resultan fundamentales. Como explica Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería, “el conocimiento de la práctica asistencial de forma directa, tutelado por enfermeras, es clave para el buen desarrollo formativo de las profesionales. Los conocimientos teóricos hay que aplicarlos al ámbito práctico y por ello las prácticas clínicas son esenciales, para comprobar un buen desempeño clínico y asistencial de lo adquirido en la teoría, y esto solo se puede adquirir y comprobar en las prácticas clínicas”.
Para Cristina Monforte, presidenta de los decanos de Enfermería, “no es posible formar enfermeras sin la formación práctica. Es un pilar fundamental. El 50% de las horas de formación son prácticas, reguladas por directiva Europea. La no realización de las prácticas sería incompatible con poder egresar estudiantes en el tiempo previsto”, sostiene.
De la misma opinión es Alicia Andújar, presidenta de la Asociación Española de Estudiantes de Enfermería, para quien “los cuidados se aprenden cuidando, a pinchar o sacar sangre, se aprende pinchando, y a tratar con el paciente se aprender atendiéndolos”. Por ello “desde la asociación de estudiantes abogamos porque se vuelvan a realizarse las prácticas con normalidad, asegurando eso sí la protección de los estudiantes”, concluye.
Sin embargo, lo que suceda o no con las prácticas dependerá de cada comunidad autónoma. En Madrid, que es uno de los lugares donde más trabas han puesto a los estudiantes, a partir del 1 de septiembre iban a volver a las prácticas, pero se han retrasado sin fecha hasta que la situación epidemiológica lo permita.
La noticia ha caído como un jarro de agua fría en la comunidad universitaria que ha estado trabajando intensamente en la programación del nuevo curso académico. Para Eva García Perea, directora del Departamento de Enfermería de la Universidad Autónoma de Madrid, esta decisión resulta totalmente incongruente. “Ahora mismo los alumnos están más seguros realizando las prácticas que acudiendo a la universidad a las clases. Allí van a tener mascarillas, van a tener EPIs, van a estar protegidos y tutelados individualmente, ¿realmente van a estar más desprotegidos que 400 estudiantes viniendo cada día a las clases a la universidad, y eso que hemos bajado las ratios?”, se pregunta García Perea.