ALICIA ALMENDROS.- Dejarse llevar por las callejuelas de la ciudad es la clave para conocer bien Atenas. Cada rincón esconde un secreto; y es que todo en esta ciudad tiene una historia que contar. El Arco de Adriano puede ser un buen punto de partida. Es una figura importante para Atenas por su función como apertura a dos mundos. Y es que Adriano llega a esta ciudad y decide embellecerla después de que quedase destruida tras las guerras. En agradecimiento, el pueblo le regala este arco. Dos frases aparecen inscritas en el: en un lado, “Esta es Atenas, la ciudad de Teseo”, porque mira a la Acrópolis y la ciudad vieja; mientras que en el otro, que da al templo de Zeus y el nuevo barrio, pone “Esta es la ciudad de Adriano”.
Al cruzar el Arco de Adriano se puede contemplar una parte de la muralla que, aunque no es la original, sirve para imaginar cómo era la ciudad alrededor de la Acrópolis. Además de tener cuidado con el tráfico porque es un poco caótico, hay que ser veloces al cruzar los pasos de cebra porque los semáforos en verde duran muy poco. Dicen las malas lenguas que el Ministerio de Sanidad lo hace a propósito para mantener a sus ciudadanos en forma. Aunque hay que caminar con cuidado, sobre todo en invierno o épocas lluviosas, ya que todo el suelo de Atenas es de mármol porque lo cogen directamente de las montañas que rodean esta urbe. Incluso en las casas usan este material. El suelo de madera es un lujo porque habría que importarla.
Dentro de la ciudad antigua todo tiene algo que contar. Sin ir muy lejos, en una plaza de Plaka -el barrio más antiguose encuentra con una escultura que no es otra cosa que un trofeo gigante que se otorgaba a los ganadores del festival de teatro. Es el único que queda en pie, ya que durante años estuvo dentro de un monasterio. Plaka posee, también, infinidad de antiguas edificaciones, calles totalmente enlosadas y muy estrechas y gran cantidad de tiendas, tabernas al aire libre y muchos restaurantes donde degustar la conocida musaka,
el queso feta con miel y sésamo o los tomares rellenos de arroz.
Acrópolis
Conocida también como “la roca sagrada”, la Acrópolis es el lugar más importante y conocido de toda Grecia. Se encuentra sobre una cima y es posible verla desde la mayor parte de Atenas. A pesar de que con el paso del tiempo ha sido destrozada por guerras e invasiones, las ruinas que quedan —y aún hoy siguen siendo restauradas— permiten dejar volar la imaginación hacia esa época de dioses, mitos y leyendas. Arriba, además de poder observar los dos teatros de la ciudad —uno en ruinas y otro perfectamente conservado donde todavía hoy se realizan conciertos y obras—, se puede ver el Partenón, el Erection, el Templo de Atenea y los Propileos.
Aunque puede parecer que “la roca sagrada” es la parte más alta de la ciudad, no es así. La colina del monte Licabeto, justo al otro lado de la urbe, es el punto más alto y dispone de unas vistas de 360 grados. Alberga la capilla de San Jorge y un restaurante donde disfrutar de una cerveza griega a la vez que saborean los colores del atardecer con el mar al fondo. Los que deseen ver la puesta de sol no encontraran en Licabeto el mejor punto, ya que que Atenas está dentro de una montaña y ver la puesta de sol es imposible. Para esto, lo mejor es coger un coche, recorrer la costa y sentarse a observar en el Cabo Sunion con el Templo de Poseidón y las islas griegas como telón de fondo.
A la derecha de Licabeto se encuentra Kolonaki, el barrio de élite, una zona donde la crisis, en la que está sumergida el país y que se respira en otros barrios, no existe. Pero si el turista es despistado y va al lado izquierdo del monte, se llega al barrio totalmente opuesto, Exarchia, el barrio anarquista, Aquí empiezan las manifestaciones que suelen acabar en la plaza Syntagma donde se encuentra el Parlamento.
En esta zona la presencia policial es permanente, pero en el exterior. Es un lugar donde triunfa la expresión, hay infinidad de artistas y estudiantes, y un lugar idea para comer. Pero allí los móviles caros, las camisetas “I love Grecia” o demás cosas consumistas no están muy bien vistas, se puede decir que no les gusta la exposición. Es una parte de la realidad actual, y una experiencia para vivir y mantener en la memoria.
El corazón de la ciudad
El Parlamento preside esta plaza que se caracteriza por su animación a cualquier hora del día. Frente al edificio del Parlamento se sitúa la tumba del soldado desconocido, custodiado día y noche por los “Evzoni”, dos guardias vestidos con el uniforme tradicional. Es un buen punto donde ver el cambio de guardia: el más espectacular se elebra los domingos por la mañana. Si bajamos la calle Ermou, una de las más comerciales de Atenas, se llega al barrio de Monastiraki donde abundan las callejuelas repletas de tiendas, música y gente. Y la plaza del mercado donde degustar una frutas con muy buen aspecto como las granadas.