JOSÉ DAVID NEBREDA. Técnico de proyectos de EPM.- En Ixiamas, una región selvática y montañosa de Bolivia, una de cada cuatro personas no tiene acceso a la salud. Sus 9.000 habitantes viven dispersos y obligados a desplazarse por ríos y caminos de tierra. Enmarcado en un amplio abanico de proyectos de Enfermeras Para el Mundo (EPM) en la zona, se cierra ahora una iniciativa que durante los dos últimos años se ha entregado a la labor de promover el derecho a la salud y a otros servicios básicos de la población. Gracias a la financiación de la Cooperación Española (AECID) y con la colaboración de una entidad local, como la RED ADA, se han mejorado las capacidades del sistema de salud, a nivel social e institucional.
Entre los objetivos cumplidos al finalizar este proyecto “Ixiamas Sana e Intercultural: Fortalecimiento de la Red Municipal de Salud Ixiamas con enfoque de género y de derechos humanos” destacan logros -en el plano social- como el refuerzo del nexo entre la población y el sistema de salud gracias a la formación de agentes de salud y sanadores tradicionales. La política pública de salud Boliviana (SAFCI), referencia para este proyecto, reconoce el rol de la medicina tradicional y trata de conciliarla con la medicina actual. No sólo la dificultad en las comunicaciones y desplazamientos merman el acceso a la atención sanitaria, sino que los programas de salud deben adecuarse a las culturas indígenas.
La estrategia de sensibilización en salud y Derechos Humanos se ha encauzado a través de un medio de comunicación capaz de superar las distancias, la abrupta geografía y el analfabetismo: la radio. Allá donde no llegan otros, las ondas dejan mensajes en forma de breves diálogos, que disipan las reservas de la gente a asistir al centro de salud y a participar en las mesas públicas de salud. También advierten contra la violencia de género y cómo prepararse ante desastres naturales.
Por la parte institucional, tres centros de salud y varias instalaciones de apoyo han sido equipados con material más avanzado, especialmente orientado a las necesidades de la población como el seguimiento de embarazos, la prevención de cáncer o la planificación familiar, por ejemplo. Los primeros resultados indican que ha mejorado la eficacia de dichos centros a través de la formación de su personal, la elaboración de protocolos y programas, y la reorganización de su funcionamiento.
Por otra parte, también se ha constatado un aumento considerable de consultas prenatales, aunque el verdadero efecto buscado es que en el futuro, el sistema sanitario de Ixiamas y su comunidad necesiten cada vez menos apoyo. Para ello, los proyectos de EPM cuentan allí con varios “socios locales” o “contrapartes”, como se les llama en cooperación. Como la RED ADA, con 20 años de experiencia en promoción de Derechos Humanos, salud, igualdad de género y multiculturalidad en Bolivia.
Muy atrás queda la cooperación meramente asistencial basada en la caridad y la atención, sin tener en cuenta las realidades en que interviene, lo que ocasionaba dependencia e impactos negativos no previstos en el medio ambiente, en la cultura local, en las economías y medios de vida de la gente a la que pretende ayudar. La cooperación es hoy una actividad profesional y multidisciplinar que necesita comprender en profundidad las sociedades donde se trabaja, para poder actuar sobre el origen de los problemas y no sobre sus síntomas, logrando cambios duraderos y globales. Por ejemplo: si se quiere mejorar la salud, no se actúa pensando sólo en términos sanitarios, sino que deben tenerse en cuenta aspectos transversales como la igualdad o marginación de colectivos, el nivel educativo de la población, las costumbres locales, el papel de los líderes locales y un larguísimo etcétera de factores que, sin ser sanitarios, condicionan y hasta determinan el éxito o fracaso de un proyecto.
“Teniendo todo esto presente, EPM aspira al más alto nivel de calidad en su trabajo de cooperación, añadiendo el valor propio de la perspectiva enfermera a sus proyectos de cooperación internacional” declara Encarna Pinto, directora de Enfermeras Para el Mundo.
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