GEMA ROMERO.- «A nivel mundial, los políticos se centran en la reducción de las grasas saturadas. Sin embargo, encontramos que habría un impacto mucho mayor –hasta un millón menos de muertes– en la reducción de los fallecidos por enfermedades del corazón si la prioridad es aumentar el consumo de grasas polinsaturadas como sustituto de grasas saturadas y carbohidratos refinados, así como para reducir las grasas trans». Así lo afirma Dariush Mozaffarian, autor principal del estudio que acaba de publicar la revista de la Asociación Americana del Corazón.

Así, según este estudio, comer grasas saludables podría ahorrar más de un millón de muertes a causa de enfermedades del corazón a nivel internacional. Aunque eso sí, los tipos de cambios de dieta necesarios difieren mucho entre los distintos países. Mientras que las muertes estimadas relacionadas con el consumo de grasas trans está en declive en los países de altos ingresos, es un problema creciente en los menos desarrollados debido a la utilización de grasas parcialmente hidrogenadas para cocinar, ya que resultan más económicas.

Para Mozaffarian, decano de la Facultad Tufts Friedman de Ciencias de la Nutrición y Política en Boston, este estudio realiza, por primera vez, una comparación rigurosa de las cargas estimadas de las enfermedades del corazón globales atribuibles a una ingesta insuficiente de grasas polinsaturadas, frente a una mayor ingesta de grasas saturadas.

Datos de 186 países

Para estimar el número de muertes anuales relacionadas con diversos patrones de consumo de grasas, los investigadores utilizaron la dieta y la información disponible sobre los alimentos de 186 países, así como los estudios longitudinales anteriores sobre los tipos de grasas y su influencia en las enfermedades específicas del corazón.

Con datos de 2010, se estiman en España 2.792 muertes muertes por enfermedades del corazón debido a comer demasiado poco omega-6, grasas poliinsaturadas, como aceites vegetales saludables. Ello representa el 11,7% del total de las muertes por enfermedades del corazón. En comparación, sólo la sexta parte de esa cantidad -464 muertes por enfermedades del corazón- fue el resultado de un exceso de consumo de grasas saturadas; que representan el 1,9 % de las muertes por enfermedades del corazón.

Los autores sugieren que la diferencia se debe a los beneficios adicionales que supone aumentar el consumo de las grasas polinsaturadas omega-6 como sustituto de los hidratos de carbono.

Las grasas saturadas se encuentran en carnes, quesos y productos lácteos, así como en los aceites de palma y de coco. Mientras que los alimentos que contienen grasas polinsaturadas incluyen aceites de soja, maíz y girasol, tofu, nueces y semillas, y los pescados grasos como el salmón, la caballa, el arenque y la trucha.

Además, encontraron que 1.119 muertes, el 4,7% de las producidas por enfermedades del corazón se debieron a un exceso de consumo de grasas trans, presentes en los productos procesados, horneados y fritos, así como las grasas para cocinar utilizadas en ciertos países.

InfografiaGrasas«La gente piensa de las grasas trans son sólo un problema de los países ricos, debido a los productos de comida rápida y envasados. Pero, en los países de ingresos medios y bajos, como la India y en Oriente Medio, existe un uso extendido de grasas parcialmente hidrogenadas para cocinar, tanto en el hogar como por los vendedores ambulantes, por ser más baratas. Gracias a las diversas políticas emprendidas, las muertes relacionadas con las grasa trans están bajando en los países occidentales (aunque aún son importantes en los Estados Unidos y Canadá), pero en muchos países de ingresos bajos y medios, las muertes relacionadas con las grasa trans parecen estar subiendo, haciendo de este un problema global», afirma Mozaffarian.

En esta misma línea, David Sánchez, miembro del Gabinete de Estudios del Consejo General de Enfermería, matiza que «hay que tener en cuenta que el consumo de grasas en la población española sigue un perfil muy particular dado el alto consumo de aceite de oliva y sobre todo la escasa utilización de grasas animales en la preparación de los alimentos. Si bien esto está cambiando, ya que se están asimilando patrones nutricionales globales como el consumo de comida rápida».

Diferencias por países

En el estudio, las naciones de la antigua Unión Soviética, en particular Ucrania, tenían las tasas más altas de muertes por enfermedades del corazón relacionadas con el consumo bajo de grasas polinsaturadas omega-6, que protegen el corazón. Naciones tropicales, como Kiribati, las Islas Salomón, Filipinas y Malasia, tenían las tasas más altas de muertes por enfermedades del relacionadas con el exceso de consumo de grasas saturadas.

Sin embargo, «debemos ser cautelosos en la interpretación de los resultados de las grasas saturadas de las naciones tropicales que consumen una gran cantidad de aceite de palma. Nuestro modelo asume que las grasas saturadas presentes en el aceite de palma tienen el mismo riesgo de enfermedades cardiacas que las grasas animales. Muchos de los efectos del colesterol en sangre son similares, pero los estudios a largo plazo no han analizado específicamente el riesgo de enfermedad cardiaca de los aceites tropicales”, explica Mozaffarian.

A su juicio, «estos hallazgos deberían ser de gran interés, tanto para los responsables públicos y políticos de todo el mundo, así como ayudar a los países a establecer sus prioridades nutricionales para combatir la epidemia mundial que suponen las enfermedades del corazón», concluye Mozaffarian.