GEMA ROMERO.- Tradicionalmente Reino Unido ha sido un destino estrella para las enfermeras españolas que, hartas de la precariedad laboral en nuestro país, emigraban a países con mejores condiciones. Sin embargo, una vez consumado el Brexit, el 1 de enero de este año, la situación ha cambiado tanto para los enfermeros españoles que quieran ir a Reino Unido a trabajar como para los que ya llevan tiempo allí afincados. Y aunque ha sido destino de acogida de muchos, ahora envueltos en la burocracia y una vez terminada la libre circulación de personas auspiciada por la Unión Europea que ya han abandonado quizá no resulte tan atractivo. No en vano, en los últimos cinco años el número de enfermeras formadas en España que están colegiadas en Reino Unido ha caído un 47,9%.
En marzo de 2017, más de 7.300 enfermeras españolas estaban registradas en el Consejo de Enfermeras y Matronas de Reino Unido (NMC por sus siglas en inglés). Cinco años después, en marzo de 2021, esa cifra ha bajado hasta las 3.843, lo que supone una caída del 47,9 por ciento, el mayor descenso de todos los países del Espacio Económico Europeo (EEE). Así, se pone de manifiesto en el último informe del Registro del NMC.
Las enfermeras españolas en Reino Unido disminuyen casi un 50% en 5 años
En total en Reino Unido, hay 731.918 enfermeras registradas -lo que sería la colegiación en España- con un incremento del 2,1% en el último año, de las que más de 30.000 proceden de Europa. Cifras que siguen cayendo, con una reducción del 3 por ciento con respecto al año pasado. En este caso el mayor descenso lo constituyen las enfermeras formadas en España que continúan en caída libre: de las 4.464 en 2020 a 3.843 en 2021, un descenso de casi el 14%. De hecho, el 60% de las enfermeras del EEE que han dejado Reino Unido son españolas.
Cuando notifican la baja, desde el NMC realizan una encuesta sobre sus motivos. «Aunque sabemos que el Brexit es un factor determinante para algunas enfermeras y matronas de la UE que han abandonado nuestro registro, también nos indican otras razones, como que dejan el Reino Unido, que tienen demasiado presión en el trabajo o que sus circunstancias personales han cambiado”, explica Andrea Sutcliffe, directora ejecutiva y responsable del registro del NMC, tal y como demuestran los datos de que disponen relativos a 2018/2019, es decir, antes de la pandemia.
Pero no sólo está el caso de las que se marchan, “desde el referéndum del Brexit, hemos visto una disminución significativa en el número de personas formadas en la UE que se unen a nuestro registro por primera vez”. Pero el caso de los españoles es muy relevante: “durante el último año sólo se han inscrito 59 enfermeras procedentes de España, en comparación con las casi 1.000 (982) que lo hicieron hace cinco años”, señala Sutcliffe.
Gran demanda
Pese a estos datos, Reino Unido es un gran demandante de enfermeras de fuera de sus fronteras, puesto que ha sido parte de la estrategia de contratación de la fuerza laboral del NHS (Sistema Nacional de Salud británico), de ahí que hayan incluido a la enfermería dentro de los puestos cualificados prioritarios. Como explica Gail Marzetti, directora de la Oficia de Contratación Internacional del Departamento de Salud Británico -lo que sería nuestro Ministerio de Sanidad- “como parte del compromiso de este Gobierno de aumentar el número de enfermeras en 50.000 para 2024, estamos intensificando los esfuerzos para ampliar la contratación internacional. Las enfermeras españolas que vengan a trabajar en el NHS serán una aportación valiosa que nos ayudará a conseguir este objetivo. España tiene un currículum universitario muy bueno para la formación de enfermeras, lo que significa que son muy deseadas”, cuenta en declaraciones a DiarioEnfermero.es.
Quieren incrementar en 50.000 sus enfermeras para 2024
“Está bien documentado que hay decenas de miles de vacantes de enfermería en el NHS sólo en Inglaterra y creemos que es realmente importante que podamos crear una fuerza laboral sostenible para el futuro que incluya todas las opciones posibles. Las enfermeras españolas, y de los países de la UE, son una parte muy valorada de nuestra fuerza laboral mientras nos esforzamos por lograr una atención segura, amable y eficaz para todos”, destaca la directora ejecutiva del NMC.
Condiciones laborales
Por su parte, Marzetti, deseosa de que lleguen enfermeras españolas a Reino Unido, señala que “el NHS es uno de los mejores lugares para ser enfermera, con unas condiciones de trabajo que están entre las mejores del mundo. Las enfermeras españolas son muy valoradas en el Reino Unido y el Gobierno se compromete a garantizar su protección mientras vivan y trabajen aquí. Aquí, las enfermeras españolas tienen contratos indefinidos, buenas pensiones, fantásticas pólizas de enfermedad y excelentes vacaciones anuales. También tienen excelentes oportunidades para el desarrollo personal y profesional”, destaca.
Y es que las enfermeras españolas gozan de gran prestigio en el Reino Unido: “son reconocidas por su excelente educación y formación, y son vistas como trabajadores comprometidos. El Reino Unido valora mucho su contribución al NHS”, cuenta la directora de la Oficia de Contratación Internacional del Ministerio.
En Reino Unido pueden progresar en su carrera profesional
La principal barrera que encuentran es el idioma, sobre todo desde que el NMC estableciese como requisito en 2016 tener un nivel 7, sobre 9, en el IELTS (International English Language Testing System), el test más utilizado en el mundo para los hablantes de inglés no nativos de la Universidad de Cambridge y el British Council. De hecho, para Gail Marzetti “es probable que estos controles de idioma hayan sido un factor determinante en la reducción del número de enfermeras de la UE, más que el Brexit”, destaca.
Sin embargo, ahora, tras el Brexit a esta barrera se ha añadido la burocracia: los enfermeros españoles que ya estaban allí deben solicitar el estatus de asentado, y los que quieran trasladarse a Reino Unido deben solicitar un visado.
Para los europeos que han vivido allí durante 5 años, antes del 1 de enero, es posible obtener la residencia permanente o estatus de asentado (settled status). Como explica Lara Paya, enfermera que lleva 10 años en Londres, “siempre que pudieras demostrar que has estado trabajando (a través del número de Seguridad Social/ National Insurance Number -NIN-) y viviendo en el país (aportando las direcciones donde has vivido) es bastante sencillo: sólo necesitas una aplicación en el móvil -también es posible hacerlo por internet– donde responder una serie de preguntas sobre tu estancia en el país. Se tardan unos 15 ó 20 minutos en cumplimentar los datos necesarios y es bastante sencilla de utilizar. A partir de ahí, en menos de un mes, recibí una carta notificándome que tengo el Settle Status”, subraya. Quieres cumplan este requisito tienen hasta el 30 de junio para tramitar la residencia.
Para los que llevan menos tiempo, pueden solicitar el estatus de pre-asentado (pre-settled status), que les da derecho a quedarse en el país durante 5 años. Además, una vez cumplan 5 años desde que llegaron a Reino Unido pueden solicitar la residencia permanente. Un trámite rápido y sencillo del que han tenido puntual información “tanto a través del Gobierno y la Embajada de España como a través de nuestros propios empleadores. Sólo en el NHS (Sistema Nacional de Salud) trabajamos más de 65.000 europeos (5,5% del staff) con lo cual eran los primeros interesados en que regularizáramos nuestra situación para no perdernos”, destaca Paya.
El proceso
Otra cuestión distinta ha sido cómo han vivido el proceso personalmente. Ana Casillas, por ejemplo, lleva 7 años en Escocia, donde en el referéndum optaron por la permanencia, y donde ella incluso terminó la carrera de Enfermería: “al principio me cabreó mucho pero jamás me he sentido discriminada o desplazada. De hecho, para mis amigos escoceses también fue un día triste y siempre me han dicho que no sintiera que no me querían aquí”, cuenta. Para Lara Paya tras casi 10 años de residencia, todo el proceso fue “una decepción, sobre todo cuando hablamos de que el resultado de la votación fue de 51 a 49 y que a fecha de hoy hay evidencia de que la campana fue sesgada y que incluyo falsas promesas”, comenta.
Mucho más tajante se muestra Joan Pons, para quien el settled status es “un insulto”, no en vano lleva casi 21 años fuera de España: “Llegué al Reino Unido de buena fe y he trabajado mucho para construir mi futuro y mi vida aquí, como tantos y tantos otros ciudadanos europeos que viven y trabajan en todos los niveles y en todos los sectores de la sociedad británica”. En un primer momento Boris Johnson prometió que los derechos de los ciudadanos de la Unión Europea no se verían afectados, pero tal y como cuenta Pons, “para culminar la humillación, el gobierno británico no ha cumplido su palabra y nos ha hecho pedir un permiso para poder continuar viviendo en nuestras casas y trabajar tal como lo hemos venido haciendo hasta ahora. El settled status es un insulto para mí y para mis compañeros de la Unión Europea, con el que perdemos parte de los derechos que teníamos antes del Brexit: por ejemplo, ya no podemos salir del Reino Unido durante más de dos años sin perder el derecho a la permanencia. Si quiero ver crecer a mis hijos aquí, y mis potencialmente a mis nietos, no puedo trasladarme a vivir ni trabajar fuera del Reino Unido”, cuenta realmente indignado.
Para los españoles el settled status es un insulto
Sin embargo, pese a las trabas, todos ellos manifiestan que no tienen ninguna intención de salir de Reino Unido. Para Ana Casillas, “más allá de la comida y nuestra familia, no veo nada que me pueda ofrecer España que aquí no tenga”. Algo en lo que coincide Lara Paya, “sobre todo viendo que a pesar de que los profesionales sanitarios han demostrado estar a la altura de la crisis provocada por la pandemia, no ha cambiado absolutamente nada en sus condiciones laborales”. Y es que en Reino Unido acceden muy rápido a puestos de trabajo fijos, tienen siete semanas de vacaciones, sueldos competitivos, conciliación laboral, bajas de maternidad de hasta un año… “Además, aquí puedes progresar en tu carrera profesional, escoger especialidad y el propio sistema nacional de salud te subvenciona la especialización”, añade Joan Pons.
Para aquellos enfermeros que quieran trasladarse a trabajar al Reino Unido la situación cambia de forma radical a la existente antes del Brexit. La libre circulación de trabajadores ya es historia y ahora deben solicitar un visado para el que se ha establecido un sistema de puntos, en el que deben obtener 70 puntos (ver tabla).
Sin embargo, las enfermeras, por ser tan necesarias, se benefician de la ruta para trabajadores cualificados, a través del Visado de Salud y Asistencia. Para ello deberán cumplir una serie de requisitos: tener una oferta de empleo del Sistema Nacional de la Salud (NHS), del sector de asistencia social o empleadores y organizaciones que proveen servicios al NHS; cobrar un salario superior a las 20,480 libras (23,670 euros); así como un buen nivel de inglés.
Por ser trabajadores esenciales sólo pagan el 10% del visado
La ventaja, además de acortar los plazos de respuesta, es que al ser trabajadores esenciales sólo deben pagar el 10% del coste del visado, al no tener que pagar el recargo sanitario de inmigración de 1.872 libras (2.160 euros). De tal forma que, para un visado de 3 años, ejemplo, sólo deberán abonar 232 libras (268 euros), en lugar de las 2.336 libras (2.700 euros) que debe pagar un trabajador no cualificado.
Plan retorno
Mientras España tiene un grave déficit de enfermeras, cientos de profesionales traspasan nuestras fronteras año tras año en busca de mejores condiciones laborales, huyendo de la precariedad y de encadenar contratos por días de forma indefinida. Como explica Florentino Pérez Raya, presidente del Consejo General de Enfermería, “en nuestro país estamos desperdiciando talento y dinero, formamos a las enfermeras mejor preparadas de toda Europa para que luego se beneficien otros sistemas sanitarios ajenos al nuestro, con lo que los ciudadanos pagan con sus impuestos la formación de unos profesionales que después no les cuidan. Un contrasentido que es preciso atajar. Por ello desde el CGE estamos poniendo en marcha un plan retorno, en el que esperamos contar con las Administraciones pública que no sólo evite la fuga de este talento, sino que favorezca el regreso de los que se han marchado”, sostiene.
Salvo opciones muy personales, que nadie se marche a Inglaterra.
Nos tratan como enfermeros de usar y tirar, lo mismo que en España, si, pero al menos aquí devuelvo a la sociedad la inversión que ha hecho en mi formación.
Que la ciudadanía inglesa haga entender a sus políticos y conciudadanos que han cometido un grave error y que ahora van a pagar sus consecuencias.
Por nuestra parte hagamos un retorno a la sociedad de la inversión que han hecho en nosotros.