MARINA VIEIRA.- El 1 de junio de 1533, el conquistador español Pedro de Heredia eligió el emplazamiento de lo que es ahora Cartagena de Indias (Colombia) para fundar la ciudad que durante años fue el puerto de entrada y salida del comercio europeo al nuevo mundo. Poco a poco se fueron construyendo edificios que se han convertido en un icono de un estilo arquitectónico repetido en muchos puertos comerciales de Latinoamérica: el estilo colonial.
Cartagena de Indias tiene un “algo” especial que no se encuentra en otro lugar del mundo. El color estridente de las fachadas de gran parte de sus casas es la imagen de

La vegetación se mezcla con la típica arquitectura colonial que caracteriza a la ciudad
marca de esta ciudad colombiana. Tiene ciertos monumentos que son de visita obligatoria: imperdibles son sus plazas, la muralla, la plaza de los Coches o el Palacio de la Inquisición. Recomendamos, sobre todo, subir a la muralla y observar la división entre los dos mundos; a un lado grandes rascacielos que reúnen a la jet set de todo el mundo contrastan junto a una pintoresca ciudad amurallada con casas bajas. Pero Cartagena es mucho más que los monumentos típicos que se recomiendan en cualquier guía turística. Engloba lo que define a Colombia como cultura: música en cada esquina, baile tropical y todo tipo de colores; tanto en sus gentes, como en sus edificios. Ese melting pot que define a Colombia como país enriquece de arte cada esquina de Cartagena de Indias. Los restos mortales de Gabriel García Márquez reposan en esta bella ciudad, sus familiares la eligieron porque fue donde empezó su carrera como periodista en el diario El Universal, donde empezó a escribir obras como La hojarasca y porque el escritor ubicó sus famosas obras El amor en los tiempos del cólera y Del amor y otros demonios. Se pueden visitar en el Claustro de la Merced de la Universidad de Cartagena desde 2016, tras un rifirrafe muy sonado entre el gobierno mexicano y la familia del escritor.
Gestsemaní
A primera vista se puede pensar que la verdadera Colombia ya ha huido de la ciudad por el turismo masivo, las tiendas de lujo y los restaurantes a precios a los que pocos colombianos pueden aspirar a pagar. Sin embargo, existe un barrio en el que se sigue sintiendo el ritmo colombiano. A escasos cinco minutos de la muralla se encuentra Getsemaní. En este antiguo arrabal de prostitutas y droga, se sigue sintiendo el divertido caos de música y color que define a Colombia. Mujeres afro leyendo en la calle y señores mayores jugando a la rayuela se mezclan con una creciente tendencia de arte callejero y reivindicaciones políticas que, cada vez, atraen a más visitantes curiosos.

Una de las fotografías de la iniciativa Inside Out Project que decoran el barrio Getsemaní en Cartagena de Indias
Se ha posicionado como un referente del street art, una de sus calles más características está decorada con grafitis de distintos artistas que reflejan a través de sus dibujos la cultura colombiana. También, en este barrio, tienen lugar a menudo exposiciones efímeras. Actualmente, en el pintoresco barrio se puede visitar el Inside Out Project, un interesante movimiento internacional que recorre zonas de ciudades de todo el mundo. La iniciativa busca reflejar los valores de diferentes comunidades desfavorecidas del panorama internacional. A través de un fotomatón instalado en calles de las zonas seleccionadas, sus habitantes se fotografían y eligen la pared donde colgar el póster, después, la iniciativa cuelga las fotos en su página web. De este modo se da visibilidad a la diversidad cultural de diversas partes del mundo y se observa con maravilla cómo son de diferentes las personas en muchos puntos del mundo. De momento ya ha visitado países como Brasil, Australia, Zimbabue, Polonia o Pakistán.
Cartagena de Indias es una ciudad que merece la pena visitar una vez en la vida. Tiene aeropuerto propio y hay vuelos baratos desde Bogotá con compañías low cost como Viva Colombia. Es perfecta como comienzo de viaje si se quieren visitar más lugares del Caribe colombiano, como las paradisíacas Islas del Rosario —a las que hay acceso a través de su costa— o si se quiere hacer un viaje más aventurero y conocer la selva colombiana de las montañas nevadas de Santa Marta.