EUROPA PRSS.- El Gobierno de Castilla-La Mancha ha implementado la receta electrónica que ya permite a los profesionales de enfermería la indicación, uso y autorización de dispensación de medicamentos y productos sanitarios de uso humano.
Las más de 9.800 enfermeras y enfermeros que han sido acreditados hasta este momento ya pueden hacerlo a través del módulo de prescripción incluido dentro de ‘Turriano’, el sistema de información corporativo para el área de Atención Primaria del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha.
La directora gerente del Servicio de Salud de Castilla-La Mancha (Sescam), Regina Leal; acompañada por la directora general de Cuidados y Calidad, Begoña Fernández, y el director general de Recursos Humanos, Iñigo Cortázar, ha visitado el Centro de Salud de Buenavista, en Toledo, para conocer su funcionamiento, así como el proceso de formación para su utilización que se ha puesto en marcha en todas las gerencias.
Desde hace apenas una semana, las personas que precisen la indicación de cualquier producto sanitario o un tratamiento farmacológico relacionado con el protocolo del cuidado de las heridas pueden llevar dicha indicación en su tarjeta sanitaria, lo que posibilitará su retirada en las oficinas de farmacia de toda la región y del resto de España.
Ya ha sido realizada una primera jornada de ‘Formación para formadores’ en la utilización del módulo de prescripción de ‘Turriano’ para las diferentes gerencias, quienes a su vez han organizado un cronograma extensivo de formación de todos los equipos de profesionales de sus centros asistenciales.
A diferencia de otras comunidades autónomas, «Castilla-La Mancha ha conferido una gran importancia a la seguridad de las y los profesionales de enfermería acreditados para la indicación, uso y autorización de medicamentos y productos sanitarios dotándoles de un certificado digital de empleado público», ha informado la Junta.
Papel más activo
En este sentido, han indicado que la acreditación va a permitir que estos profesionales desarrollen un papel aún más activo en la respuesta directa que se ofrece a los pacientes y en la mejora continua de la calidad de la asistencia sanitaria.
Por su parte, Begoña Fernández ha explicado que la aplicación de esta prestación en la práctica asistencial supone la optimización de las competencias profesionales de las y los profesionales de enfermería y el desarrollo de actuaciones de valor consistentes, por ejemplo, en la educación al paciente en el manejo del tratamiento farmacológico y los cuidados asociados.
También permite, ha dicho, “establecer estrategias para mejorar la adherencia; detectar e informar de los efectos adversos relacionados con el tratamiento; realizar un seguimiento con el fin de prevenir la aparición de complicaciones asociadas al tratamiento y a la propia patología; reducir la variabilidad en la práctica clínica; y maximizar la eficiencia y efectividad de la atención sanitaria y los tratamientos que se deriven de ella”.