D.RUIPÉREZ / A.ALMENDROS.- El maltrato es un tema muy sensible que afecta a personas tan desprotegidas como son los niños. Rosa Suárez, jefa de División de Guardia de Enfermería SAMUR-Protección Civil, y Jose Antonio Díaz Huerta, pediatra jefe del Programa de Atención al Maltrato Infantil de la Comunidad de Madrid, explican en CANAL ENFERMERO cómo detectarlo y cómo abordarlo desde la óptica de los profesionales sanitarios.
¿Cuántos niños se estima que sufren algún tipo de maltrato en España?
José Antonio: Cada año, se detectan en nuestro país 35.000 casos de niños que, por diversos tipos de maltrato, no pueden vivir en su entorno familiar y requieren la intervención de servicios de protección que les deriven a centros y familias de acogida. En España hay más de 3.200 juicios al año por temas de abusos sexuales. Estos son los datos que conocen, porque se dice que de cada caso conocido hay siete o diez que no se conocen.
Siempre se tiende a relacionar estas situaciones con marginalidad social, pero ¿se dan en otros grupos y estratos sociales?
J.A: Estas son las falsas creencias que existen, pero lo que se ha visto es que maltratador podemos ser todos. Pueden afectar una serie de factores de riesgo como puede ser haber sufrido maltrato en la infancia, tener problemas de salud mental, problemas sociales, que la propia cultura justifique la violencia… y que a su vez no hayan desarrollado factores de protección. Por ejemplo: el niño que ha sido maltratado de pequeño, y luego ha tenido otras experiencias positivas, observa que lo que le pasó en la infancia no fue la mejor manera de actuar, y por tanto ese factor de riesgo se anula con el factor de protección. Cuando detectamos un caso de maltrato tenemos que ayudarles disminuyendo los factores de riesgo y aumentando los de protección.
Un factor de riesgo que es el maltratador ha sido maltratado de pequeño pero, ¿puede haber gente que nunca haya padecido estos actos y de repente se convierte en un maltratador físico o psicológico?
J.A: Claro, el maltrator no se produce por una causa única, si no que se suman factores y es la suma de estos lo que hace que ese maltrato se produzca. Pueden ser problemas de pareja, en el trabajo, el propio niño puede tener alguna discapacidad, las expectativas que se tiene del niño no se cumplen… Incluso hay veces que los padres no saben cómo atender al niño en cada momento y eso les hace ser inseguros y cometer el maltrato infantil. Por tanto, las causas son variadas.
En lo últimos años, ¿ha habido una relación entre la situación económica del país y el aumento de los casos de maltrato?
J.A: Por una parte podríamos decir que sí, pero hay que tener claro que maltratadores podemos ser todos y por tanto las clases sociales altas y bajas pueden maltratar. Incluso se plantea que algún tipo de maltrato infantil como es el maltrato emocional puede darse más en clases sociales favorecidas en las que el niño tiene de todo pero sus necesidades emocionales afectivas no están cubiertas.
¿Qué tipo de maltratos existen?
Rosa: Cuando hablamos de maltrato infantil no viene a la cabeza la imagen de un niño con hematomas, con golpes… pero es más frecuente el maltrato psicológico. Maltrato físico, psicológico, por negligencia o abusos sexuales son los tipos de maltrato tipificados que muchas veces se dan en conjunción. Además, actualmente los problemas para conciliar vida laboral y familiar, y el hecho de que hay niños que pasan mucho tiempo solos o al cuidado de otras personas y no reciben el apoyo psicológico por parte de sus padres puede desembocar en maltrato emocional.
¿Qué papel tienen las enfermeras en este asunto?
R: Las enfermeras tenemos acceso a los niños desde muchos ámbitos y por tanto podemos detectar estas situaciones de riesgo de forma muy temprana. Y es importante que estemos concienciados de que el maltrato no sólo son niños golpeados, que cuando ya se llega al maltrato físico el niño viene de un largo historial de otro tipo de maltrato.
¿Cuáles podrían ser las claves para que los profesionales sanitarios, en este caso las enfermeras, puedan detectar ese maltrato no evidente?
R: En mi caso, al trabajar en el Samur y detectar el maltrato fuera del ámbito de una institución sanitaria, tenemos que ser más observadores. Más que hablar con los padres, hay que hablar con los niños y observar. Creo que puede ser fácil encontrar situaciones que nos chirrían. El error es que muchas veces hacemos una negación porque nos resulta muy complejo el hecho de pensar que podemos meter a esos padres en un problema. Tendemos a empatizar con el adulto más que con el niño.
¿Cuáles son los pasos a seguir?
J. A: Nadie diagnostica o detecta algo de lo que no ha recibido formación; y actualmente creo que los profesionales sanitarios tenemos una carencia de formación muy importante de este problema cuando observamos la cantidad de niños a los que les afecta. Por tanto, hay que estar atentos, hablar más a los niños y hacer programas preventivos para que exista más comunicación. Creo que la sociedad no está dando respuestas adecuadas a la gravedad del problema.
¿Qué secuelas puede desarrollar un menor que ha recibido maltrato durante años?
J. A: Las secuelas van a depender de la edad de comienzo del maltrato, del tipo de maltrato, de las alteraciones del maltrato, la ayuda que ha recibido el niño… no todos los maltratos ni todos los niños actúan igual. Las secuelas más importantes son las emocionales. El trato recibido desde niños hace que vaya mal en la guardería, en el colegio, en las relaciones con la pareja… Al final, esto le afectará toda la vida. Como sanitarios, cuando detectamos un caso no denunciamos a nadie, solamente notificamos que hemos localizado a un niño que tiene un problema y pensamos que ese niño necesita que le ayuden. El no notificar esa situación implica que los profesionales sanitarios no estamos dando respuesta a la salud del niño que padece maltrato infantil. Cuando no se notifica por miedo o ignorancia estamos perpetuando el maltrato del niño. Y los profesionales sanitarios estamos obligados a notificar las situaciones de riesgo.
R: La notificación no sólo va a salvar a un niño, que va a ayudar a otros.