ALICIA ALMENDROS.- “En algunas ocasiones observamos que las mujeres que dan a luz por cesárea tienen una sensación de fracaso y pensamos que si tenían a su marido o algún familiar cerca en el quirófano el proceso sea más fácil y humano”, ha explicado Ana Isabel Campelo, EIR Matrona del Hospital Universitario de Móstoles (Madrid), durante la ponencia de su trabajo “Humanizar la cesárea, una realidad en nuestro hospital”, en las XII Jornadas Nacionales de Enfermería del hospital.
El número de partos por cesárea se ha doblado en todo el mundo. Así lo exponían tres artículos publicados en la revista The Lancet hace un año. Estos datos no se ajustan con las recomendaciones de los especialistas que consideras que esta práctica sólo está justificada entre un 10 y un 15%. “Hay muchos factores que condicionan estas cifras entre ellos que la mujer cada vez es madre más mayor. Pero es cierto, que hace años los partos de nalgas se hacían por vía vaginal y ahora todos se hacen por cesárea, o que ante unas profesiones no favorecedoras en el parto vaginal durante el periodo expulsivo también decidimos no arriesgar; en cuanto la gráfica muestra que el niño está sufriendo, al tener un quirófano al lado no te planteas aguantar más”, ha argumentado la matrona. “Además, -ha añapuntado- la cesárea es una técnica muy usada, estudiada y practicada y los profesionales están muy capacitados para llevarla a cabo”.
“Al ver las cifras, pensamos que era clave dar una vuelta a la forma de trabajar e intentar humanizar todo lo que es la asistencia en el quirófano durante esta intervención tanto para la madre como para el padre”, ha resalta Campelo. Desde que empieza el parto, la matrona está siempre acompañando “pero es clave que haya alguien de su entorno. Reporta grandes beneficios no solo para la madre sino también para la adaptación a la vida extrauterina del feto”, ha añadido.
Facilidades
Lo más importante es que la mujer no se encuentre sola en el quirófano y el papel de los sanitarios es facilitar que el binomio madre e hijo más un acompañante se respete lo máximo posible. “Hasta ahora al quirófano no podía entrar nadie porque se consideraba un lugar estéril al que solo tenía acceso el personal necesario. El acompañante quedaba fuera a la espera de noticia y la madre era trasladada a reanimación donde solía estar dos horas sin su bebé. Y esto generaba una situación de estrés que hemos querido evitar. Por tanto, facilitando que ella esté acompañada y tenga a su hijo en todo momento el proceso es más fácil y humano”, ha comentado la matrona.
De esta manera las familias y especialmente las madres están más satisfechas ya que no lo viven como una experiencia desagradable. Para llevar a cabo este tipo de cesárea humanizada es necesario disponer de medios estructurales que permitan realizar este protocolo. “En el hospital de Móstoles, por ejemplo, se llevó a cabo una reforma en la sala de maternidad, paritorios… y se estableció una unidad de reanimación específica para las mamás y los bebés. Así, la unidad está ubicada justo enfrente del quirófano de tal manera que en cuanto acaba la intervención la matrona acompaña a la madre, al pequeño y al padre la unidad de reanimación y ahí facilitamos que se haga el contacto piel con piel. Incluso programamos las cesáreas a la primera hora de la mañana de tal forma que generamos un momento más íntimo en el que solo estén ellos”, ha expuesto.
En la actualidad, el protagonista de los cuidados es el paciente, “nosotras solo tenemos que facilitar que su estancia sea lo mejor posible y darles los cuidados que se merecen. Por ello, debemos entender esta nueva forma de trabajar más humanizada”, ha concluido Campelo.