REDACCIÓN / I. BALLESTEROS.- El sueño es un problema de salud pública. El 43% de la población padece síntomas de insomnio -la forma más leve de este problema-, y en los últimos 20 años se ha duplicado la presencia de insomnio crónico en mayores de 18 años, lo que es la expresión más grave de este trastorno, alcanzando el 13,7% de prevalencia. Lo cierto es que existe una relación directa y bidireccional entre el insomnio y la aparición de enfermedades cardiovasculares, endocrinas, metabólicas e incluso también neurodegenerativas y mentales.
España tiene sueño. Una de cada dos personas sufre trastornos del sueño con importantes consecuencias en su salud física y mental, así como en su calidad de vida, y esto afecta gravemente al bienestar social y económico de los españoles. Por ello, Alianza por el Sueño, una entidad que reúne a los principales actores en torno a la salud del sueño ha celebrado la Jornada por una “Estrategia Nacional del Sueño” en el Congreso de los Diputados, con la participación de la ministra de Sanidad, Mónica García, y con el objetivo de reclamar a las autoridades sanitarias la necesidad de establecer una serie de medidas que solventen todas las consecuencias negativas que engloba este problema de salud pública.
“Necesitamos medidas urgentes para poder tratar a los pacientes y evitar las consecuencias que produce la falta de sueño. Es importante establecer una estrategia nacional que comprenda la formación a profesionales, protocolos de actuación en el diagnóstico y tratamiento, y eliminar las trabas que encuentran los pacientes cuando acuden al médico por estos problemas”, ha explicado Carlos Egea, coordinador del Grupo Sanitario de la Alianza por el Sueño y presidente de la Federación Española de Sociedades de Medicina del Sueño (Fesmes).
Hoja de ruta
Durante la jornada, diversos especialistas en sueño, diputados de diferentes comisiones y cargos institucionales han debatido sobre el creciente déficit de sueño poblacional y de la importancia de desarrollar un plan estratégico transversal a nivel nacional.
Así, han lanzado un manifiesto que se presenta como una hoja de ruta para abordar la salud del sueño. Un llamamiento a la acción urgente que propone recomendaciones, estrategias y enfoques para mejorar la educación, la promoción, investigación y desarrollo de políticas para la mejora de esta problemática. Una estrategia donde las enfermeras tienen mucho que decir y aportar en educación y promoción de la salud. “Las enfermeras estamos presentes en todos los niveles asistenciales, en Atención Primaria, hospitalaria, en centros educativos… Tenemos una labor clave de prevención y educación en hábitos de vida saludable relacionados con el sueño. Somos un ejército de la salud, somos 345.000 enfermeras que podemos ejercer esa labor de promoción de la salud, especialmente con el manejo del sueño. Este es un gran problema de salud pública que nos deja datos alarmantes, pues España se sitúa a la cabeza del consumo mundial de benzodiazepinas e hipnóticos para poder conciliar el sueño. Por eso, el CGE se adhiere a este grupo de interés para poner en valor la higiene del sueño con el objetivo de desarrollar una estrategia que haga que la gente descanse más, esté más sana y sea más productiva», explica Diego Ayuso, secretario general del Consejo General de Enfermería. «Es fundamental que las enfermeras nos incorporemos al abordaje de este problema de salud pública que afecta a todas las etapas de la vida y sobre el que debemos sensibilizar y concienciar a la población«, añadía Guadalupe Fontán, coordinadora del Instituto Español de Investigación Enfermera del Consejo General de Enfermería.
Entre otras cuestiones, este manifiesto propone la creación de una Estrategia Nacional del Cuidado del Sueño; ofrecer una educación reglada sobre trastornos del sueño; incluir indicadores del sueño en la encuesta nacional sobre salud, así como en el historial clínico del paciente; revisar las políticas sanitarias nacionales y autonómicas encaminadas a la reducción del consumo de fármacos hipnóticos; realizar campañas de concienciación social y programas educativos sobre la higiene del sueño y establecer políticas e indicadores de calidad del sueño y descanso que permitan comprender los factores sociales y ambientales que determinan desigualdades en la salud del sueño.