RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- El término “chemsex” es todavía bastante desconocido, sin embargo, no es en absoluto reciente. Surge en Reino Unido, en torno a 2012, desde donde esta práctica se ha ido extendiendo llegando también a España.
En un nuevo programa de Cuídate con tu enfermera, Mireia Santacreu, enfermera experta en VIH del Hospital Universitario 12 de Octubre de Madrid, explica en qué consiste y cuáles son los riesgos.
Qué es
El término procede del inglés, “chem” de “chemicals”, en alusión a las drogas, y “sex”, sexo. Con él, explica esta enfermera, se define “el sexo intencional, principalmente entre hombres que tienen sexo con otros hombres (HSH), bajo la influencia de drogas psicoactivas”. Aunque la sesiones pueden ser uno a uno, con parejas estables u ocasionales, también pueden ser tríos o sesiones de sexo grupal.
Su práctica va en aumento y según la encuesta europea EMIS 2017 sobre conductas sexuales, dirigida a hombres gais, bisexuales y otros hombres que tienen sexo con hombres, en el caso de España entre los hombres que habían tenido relaciones sexuales en los últimos 12 meses, más del 14% había usado drogas estimulantes para que el sexo fuera más intenso o durara más tiempo y casi un 8% lo había hecho en las últimas 4 semanas.
Las drogas, que a menudo se combinan también con alcohol, tienen por objeto aumentar la desinhibición, y el placer.
Entre las sustancias que suelen emplearse, explica, se encuentran principalmente la mefedrona, el GHB/GHL, el Popper y las metanfetaminas y, en menor medida, la cocaína, la ketamina, el speed o MDMA4 y fármacos para favorecer la erección.
Con ello, consiguen prolongar las sesiones durante horas e incluso días.
Los encuentros suelen organizarse mediante el uso de determinas Apps o en locales de sexo o de ocio nocturno y las sesiones tienen lugar a menudo en saunas o casas particulares.
Riesgos
Los riesgos asociados a esta práctica, como explica Santacreu en este vídeo, son múltiples. De un lado, ya en la propia sesión pueden surgir problemas asociados a los límites, difíciles de poner en estos casos y relacionados, por ejemplo, con determinadas prácticas o el rechazo a una pareja sexual. También pueden surgir dificultades si se intenta abandonar la sesión.
Más allá de esto, están los riesgos para la salud, que pueden llegar a ser muy graves. Así, durante la práctica del “chemsex” es habitual que no se utilicen preservativos, con lo que esto conlleva en cuanto a la transmisión de infecciones de transmisión sexual como VIH o hepatitis C.
Y en el caso de quienes tienen VIH, deben tener en cuenta que los medicamentos pueden modificar el modo en que se metabolizan las drogas, incrementando su concentración en el organismo. Esto puede suponer incluso una sobredosis.
También está el riesgo de adicción que se relaciona con sustancias como la cocaína o la metanfetamina, por ejemplo.
Además, explica esta enfermera, “la práctica del ‘chemsex’ se ha relacionado con sobredosis (no sólo en personas VIH positivo), suicidios, problemas de salud mental y agresiones”. De otro lado, puede afectar a la salud sexual en general, al rendimiento académico o laboral e incluso desembocar en problemas legales y económicos.
Manejo
Las personas que realizan este tipo de prácticas deben conocer los riesgos a los que se exponen, dadas las consecuencias que estas pueden tener para la salud. La mejor recomendación es siempre evitar riesgos y en el caso de que se hayan asumido, apunta Santacreu, realizar pruebas de cribado de salud sexual.
De otro lado, debido a los múltiples problemas que pueden derivar de esta práctica, su manejo, concluye, “puede requerir atención por parte de diferentes profesionales y servicios. Existen centros especializados, la Red de Centros y servicios de atención de adicciones para problemas con el consumo de sustancias o adicciones relacionadas con el comportamiento. Aunque en el caso del ‘chemsex’ también existen recursos a través de organizaciones comunitarias LGTBIQ+ o las de VIH, algunas de las cuales tienen servicios de atención psicosocial especializados”.