ÁNGEL M. GREGORIS.- La obesidad es la segunda causa prevenible de muerte después del tabaquismo. Tal y como advirtió hace unos meses la Organización Mundial de la Salud, casi el 60% de los adultos presenta exceso de peso u obesidad. Estas cifras no auguran una mejora temprana, sino que la tendencia, cada vez más, es al alza. Prevenir la obesidad es uno de los grandes retos del Sistema Nacional de Salud y es tarea de toda la sociedad. Las enfermeras, como profesionales más cercanas a las personas, tienen un papel clave a la hora de dar educación nutricional y ayudar a mejorar la alimentación durante todas las etapas de la vida.
Aunque antes de este momento se intenta poner solución con otras medidas, la cirugía bariátrica es una operación que se utiliza con personas que sufren grandes obesidades de gado 2, 3 o 4. En el Hospital Universitario de Cáceres cuentan con una consulta enfermera que ayuda a estos pacientes, antes, durante y después de la intervención. Su función es primordial para que ellos comprendan que el resultado tras la operación depende también de un cambio en los hábitos de vida.
Dietas sin resultado
“Vienen derivados normalmente por el endocrino y son personas que, después de varias dietas sin resultados, lo que se hace es intervenirlos con alguna de las operaciones disponibles como el bypass gástrico, el sleeve o la reducción de estómago. La demanda de esta consulta viene derivada de que estos pacientes necesitan conseguir una vida mejor, más sana, sin enfermedades concomitantes como la diabetes, hipertensión, problemas respiratorios, asma…”, explica María del Coro, enfermera de la consulta de cirugía bariátrica del hospital.
Cuando el paciente entra en el programa para operarse, la enfermera experta se encarga de realizar un seguimiento semanal. “Hacemos un seguimiento preoperatorio y postoperatorio. Una vez que el endocrino capta al paciente y lo deriva a cirugía, le pone una dieta adaptada a la persona. Entonces, llega a nuestra consulta y le acompañamos durante este proceso para que entienda y se comprometa a cambiar su estilo de vida. Debe comprender que la cirugía es un medio y no un fin”, comenta la enfermera.
Cambio de hábitos
En este sentido, apunta que los pacientes tienen que cambiar sus hábitos, hacer ejercicio y realizar un compromiso con el sistema para poder entrar en el circuito. “Yo me encargo de comprobar la pérdida de peso, los enseño un estilo de vida relativamente sano y los animo. Hay que empatizar con ellos porque muchos tienen problemas sociales e, incluso, laborales. Medimos la altura y los perímetros, y los pesamos todas las semanas hasta que han perdido el 10% y ya pueden entrar en la lista de espera de la cirugía”, subraya.
Llegar hasta aquí no es un camino fácil y aunque están muy contentos, les suele costar mucho avanzar. “Hay que animarlos y estar encima de ellos, hablarlos, convencerlos… Son pacientes que vienen de muchas dietas fallidas y lo han probado todo y todo les ha fallado. Vienen desanimados y hay que ayudarles para que logren ser constantes”, puntualiza Del Coro.
Y además de esta función con los pacientes, también las enfermeras deben saber educar a los familiares o acompañantes. “Tenemos que intentar que no coman comida basura o comida rápida e hidratos de carbono en abundancia. Animamos a las familias a que intenten evitar estos alimentos, pero también está el factor social y económico a la hora de hacer estas dietas”, recalca.
Cómo actuar
Una vez que tiene la aceptación para la operación, la enfermera les indica cómo deben actuar con la medicación que toman habitualmente y les da un incentivador respiratorio: “Hay que explicarles cómo tienen que hacer para que la expansión del tórax y la capacidad pulmonar sea mayor. Les viene muy bien en el postoperatorio para expulsar las secreciones y evitar complicaciones. Tras la operación, subo a verlos y luego a los 15 días vienen a la consulta para realizar la cura y ver las heridas. Al mes los vuelvo a ver con el cirujano y ya nos cuentan los problemas que han tenido, sobre todo de ingesta de alimentos”, asevera.
Según ella, esto es lo que peor llevan algunos pacientes porque “de estar acostumbrados a comer cantidades enormes, ahora, a lo mejor, con muy poco para todo el día tienen suficiente porque es la capacidad que les dejan de estómago”. “Hay veces que tienen mareos, estreñimiento, diarreas… y tenemos que ayudarlos a solventarlo”, concluye.
Un Comentario
María del Pilar Alonso Álvarez
Soy educadora de endocrinología en San Adrián del Besos, Barcelona.
Antes de entrar en el circuito de cirugía bariátrica, estos pacientes pasan por nuestras consultas para seguir la dieta.
Si la obesidad es la segunda causa de muerte prevenible seria interesante poner en conocimiento de SS la importancia de psicólogos como un recurso de apoyo a estas personas ya que un porcentaje alto de ellas sufre ansiedad que palian con la comida.
También financiar los medicamentos específicos para este problema como es Saxenda que les ayuda a sentirse saciados y quita el sufrimiento de tener hambre.
Seguro que es mas barato que tratar posibles complicaciones patologicas futuras derivadas de la obesidad.
Pilar Alonso