ÁNGEL M. GREGORIS.- 70 kilómetros y casi 200 años separan el Palacio Real de Madrid del Alcázar de Toledo, pero, sin embargo, ambos tienen mucho en común. La piedra blanca que se utilizó para la construcción de ambos edificios se extrajo de las mismas canteras, las de Colmenar de Oreja, un pequeño pueblo al sur de Madrid que por entonces no superaba los 3.000 habitantes.
La Puerta de Alcalá, el Banco de España, el Museo del Prado, la catedral de la Almudena y el Teatro Real, entre otras muchas maravillas arquitectónicas, también se nutrieron de esta piedra caliza, que hoy en día se sigue utilizando para las restauraciones de estos monumentos. Dos siglos después de la construcción del Palacio Real, Alfonso XIII concedió a Colmenar de Oreja el título de ciudad para premiar los méritos contraídos a lo largo de su historia, lo que impulsó todavía más su industria y su agricultura.
Poco a poco, y gracias, en parte, a estas hazañas y al buen hacer de sus habitantes, Colmenar ha ido creciendo hasta hacerse un hueco en el panorama turístico nacional y, sobre todo, en el madrileño. Su vino, sus fiestas, su gastronomía, su patrimonio y sus costumbres, entre otras muchas particularidades, hacen especial a este pequeño municipio, que llegó a ser conocido internacionalmente por su concurso de gritos, celebrado durante varias ediciones en los años 90.
Una celebración un poco fuera de lo común que llevó a Colmenar a aparecer en la película de Pedro Almodóvar La flor de mi secreto y a acaparar decenas de titulares en prensa nacional e internacional.
Zacatín
Pasar por su Plaza Mayor, en donde se encuentran el Ayuntamiento y la Casa del Pósito, supone transitar la única plaza de España que se sostiene sobre una compleja obra de ingeniería que tardó más de 100 años en construirse, el Arco de Zacatín.
Actualmente, los más de 70 metros de pasadizo que se esconden bajo esta plaza pueden recorrerse andando. No acaba aquí su atractivo y es que, durante las fiestas patronales —en mayo y en septiembre—, la plaza se convierte en un coso taurino, donde tanto autóctonos como visitantes disfrutan de los encierros, corridas de toros y conciertos que se celebran allí.
En este enclave también se llevará a cabo los próximos días 30 y 31 de mayo la XV edición de la Feria del Vino. Porque eso sí, Colmenar de Oreja, además de piedra caliza, también cuenta con algunos de los mejores caldos de Madrid.
Durante estas dos jornadas, todos los asistentes podrán adquirir el catavinos por dos euros, que les dará derecho a llevarse una copa de cristal a casa y les servirá para degustar todas las clases de vino que quieran durante esa jornada. Un total de nueve bodegas (las ocho del pueblo más una invitada de Valdelaguna) participan este año en esta feria a la que cada vez acude más gente de la localidad y de las inmediaciones.
No es de extrañar el éxito de público, puesto que este municipio es uno de los principales productores de vinos con D. O. “Vinos de Madrid”. Esta, además, es una oportunidad para probar en la propia plaza algunos de los platos típicos de Colmenar, como la carne al desarreglo, las patatas chulas o las pelotas de fraile. Otro de los grandes atractivos de Colmenar, y sobre todo para los más pequeños, son sus fuentes.Las de los Huertos y la de Barranco, en un principio construidas para provisionar de agua a la población, poder regar los cultivos y dar de beber al ganado, son las más famosas del municipio. Ahora, con el agua menos limpia que antigua-mente, los alrededores, acondicionados como una zona de recreo, sirven a los niños para jugar y divertirse en verano.
Procesiones
La iglesia de Santa María la Mayor y la Ermita del Cristo son, tras la plaza, los dos monumentos más representativos de la localidad. La ‘traída’ en andas del Santísimo Cristo del Humilladero y de la Virgen del Pilar, desde la ermita hasta la iglesia, da comienzo a la semana grande de Colmenar de Oreja, en la que se celebran sus fiestas patronales —principios de mayo—.
Esta primera procesión sirve para iniciar en la iglesia la celebración de la novena, que concluye con la llevada de nuevo de las dos figuras hasta la ermita, esta vez sobre una carroza. Sin duda, este día es el más esperado del año por los colmenaretes, que en su mayoría siguen la pro-cesión por el paseo del Cristo para dar por terminadas las fiestas con una traca final.