ALICIA ALMENDROS.- Al igual que ha ocurrido con el resto de los ámbitos de la sociedad, la reproducción asistida también ha sido “tocada” por el COVID-19. “No por una afectación directa de la enfermedad, si no por las consecuencias que de forma indirecta han condicionado sobremanera el funcionamiento de las clínicas de reproducción asistida. Las restricciones de actividad impuestas por las Autoridades Sanitarias hacia todo aquello que no se considerase urgente o esencial obligó a la paralización de la actividad relacionada con la reproducción asistida, sobre todo de cara a poner a disposición de las posibles necesidades asistenciales, para atender a los afectados por la enfermedad, todos los recursos profesionales y materiales, así como de equipamiento e instalaciones sanitarias”, explicar Bernardo Fernández Martos, responsable de enfermería de la Unidad de Unidad de Reproducción HLA Vistahermosa (Alicante) y vicepresidente del Grupo de Enfermería- Sociedad Española de Fertilidad.
La parada asistencial inicialmente permitió finalizar los tratamientos en curso, aunque aconsejó de entrada el no realizar transferencias embrionarias, indicando la criopreservación en espera de poder evaluar la evolución de la pandemia y las posibles consecuencias que pudiera ocasionar la enfermedad ante los embarazos, hecho que al principio se desconocía por la ausencia de casos reportados. “Por otro lado, el estado de alarma impuso una restricción de la movilidad de la población impidió que los pacientes acudieran a las clínicas de reproducción para consultas ordinarias, rutinarias y de seguimiento que no supusieran una urgencia asistencial, hecho que obligó también a detener la actividad relacionada con los estudios y diagnósticos previos a la aplicación de los tratamientos de reproducción asistida”, comenta Fernández.
Prioridad
Ya de vuelta a la “nueva normalidad” todo el engranaje ha ido arrancando poco a poco. “El reinicio de la actividad se produjo inicialmente con una selección de los casos que, sobre todo por motivos de edad avanzada, tenían una mayor “urgencia” en comenzar sus tratamientos antes de alcanzar el dintel de edad en el que ya no es posible la utilización de gametos propios; así como aquellos que precisaban preservar su fertilidad ante tratamientos de quimio/radioterapia”, argumenta el responsable de enfermería de la Unidad de Unidad de Reproducción HLA Vistahermosa.
Como en todos los centros y espacios las medidas de seguridad son clave. En este caso van dirigidas a tres frentes concretos: profesionales, instalaciones y pacientes. En lo que respecta a los profesionales, en primer lugar, se realizó estudio serológico y de PCR para la detección del Coronavirus a todos los que iban a reincorporarse a la actividad, asegurando así que la asistencia hacia los pacientes era segura, y evitando también contagios entre los miembros de los equipos. Además, se establecieron otras medidas como: control de temperatura corporal al inicio de cada turno de trabajo, vigilancia pasiva de síntomas relacionados con el COVID-19, utilización de mascarilla en todo momento, utilización de guantes en la asistencia directa a los pacientes, y Utilización además de pantallas faciales y bata en situaciones en las que la manipulación de material biológico o de la vía aérea puedan suponer un riesgo añadido por la generación de aerosoles”, puntualiza el enfermero.
Preparados para la segunda ola
El aislamiento total es algo que todo el mundo teme, pero en esta ocasión todo está más preparado. Si algo podemos sacar en positivo de esta situación que hemos vivido durante el periodo de confinamiento es la experiencia que nos ha generado en nuestras capacidades de adaptación. Me refiero a que, durante el estado de alarma, ha habido clínicas de reproducción que no hemos parado totalmente nuestra actividad, sino que la hemos transformado en lo que llamamos “no presencial”, con ayuda de las nuevas tecnologías. Si tuviéramos que volver a aislarnos retomaríamos esta forma de poder atender a los pacientes, utilizando la vía telefónica y telemática para la programación y realización de consultas. He de decir en este sentido que en algunas clínicas ya estábamos preparados para este tipo de actividad pues, al atender a pacientes de muchas otras partes del mundo, esta forma de “pasar consulta” entraba dentro de nuestro quehacer diario, incluso antes del confinamiento. Está claro que, ante un nuevo escenario de aislamiento, este tipo de consultas telemáticas sólo nos permitiría la realización de abordajes diagnósticos, obligando a demorar la aplicación de los tratamientos de reproducción hasta la restitución de otra nueva normalidad”, resalta Fernández.
Iniciar un tratamiento de cero
Muchas personas tienen miedo al virus y esto puede hacer que muchas parejas se replanteen si es buen momento o no para someterse a un tratamiento de fertilidad. “Es verdad que el miedo percibido depende mucho de las creencias y conocimientos de quien lo siente, y que cada uno es libre de tenerlo o no, aunque lo más importante es ofrecer una información adecuada de los riesgos a los que se enfrentan los pacientes, para que sean capaces de racionalizar ese miedo y poder tomar decisiones de forma totalmente consciente. Para ello, se han modificado los consentimientos informados, incluyendo todas las novedades que esta situación ha generado en la aplicación de los tratamientos de reproducción, y se ha formado a los profesionales para que seamos capaces de responder a todas las dudas transmitidas por los pacientes”, resalta el enfermero. “Como enfermero dedicado a la reproducción asistida desde hace 18 años, y atendiendo a que la ciencia en este momento indica que no existen evidencias de que la aplicación de los tratamientos de reproducción puedan ser un riesgo añadido para la transmisión del coronavirus -no se ha demostrado que haya transmisión por los líquidos foliculares, ni por los óvulos, ni por el semen-, considero que no existen razones para no someterse a estos tratamientos. Si estos se realizan bajo unas condiciones de seguridad como las que he comentado anteriormente, creo que este momento no debe ser obstáculo para la búsqueda de embarazo por esta vía pues, de lo contrario, la demora en el inicio de un tratamiento de reproducción sí que puede implicar una reducción de las posibilidades de éxito”, añade.
“Mi principal recomendación a las parejas que quieren someterse a tratamientos de reproducción en este momento, es que se sientan tranquilos pues actualmente nos encontramos en el escenario de menor incidencia de la enfermedad provocada por el coronavirus y, por otro lado, las clínicas han implementado las medidas de seguridad necesarias dirigidas tanto a los pacientes como a los profesionales, de cara a evitar contagios durante la asistencia. Por último, recomendaría que la situación actual no fuera la excusa para demorar la aplicación de un tratamiento, pues deben ser conscientes de que en reproducción asistida el tiempo es uno de los factores fundamentales, por lo que una demora en edades límite, puede suponer un descenso significativo en las posibilidades de conseguir con éxito un embarazo”, finaliza.