ALIPIO GUTIÉRREZ / ANA MUÑOZ.- Lejos de ser una moda pasajera, cada vez más  personas  deciden tatuar una parte de su cuerpo con dibujos y textos. Para hacerlo con seguridad, conviene atender las recomendaciones de expertos sanitarios que nos apuntan, por ejemplo, que puede entrañar más riesgo un tatuaje de henna temporal que uno de tinta permanente.

Así lo explica Susana Córdoba, dermatóloga en el Hospital de Fuenlabrada (Madrid), mientras visualiza en su ordenador la fotografía de un tatuaje que presenta una evidente reacción alérgica. «Es un tatuaje en varios colores. El negro está perfectamente dibujado y no ha provocado ningún tipo de reacción, pero la parte que corresponde al pigmento rojo ha presentado una reacción alérgica». Y es que ese color, el rojo, es el que con más frecuencia genera complicaciones.

La realización de tatuajes conlleva ciertos riesgos, desde infecciones hasta procesos inflamatorios, reacciones alérgicas, enfermedades cutáneas en la zona del traumatismo o cicatrices hipertróficas, entre otras. A demás, al contrario de lo que muchas personas piensan, a día de hoy los tatuajes no pueden eliminarse por completo ni siquiera con láser.

La dermatóloga muestra una imagen de la reacción alérgica provocada por un tatuaje

La dermatóloga muestra una imagen de la reacción alérgica provocada por un tatuaje

Ni en zonas de acceso venoso ni camuflando lesiones

Aunque los tatuajes pueden hacerse en cualquier parte del cuerpo, convendría evitar ciertas zonas, explica la dermatóloga. «Por ejemplo, en las mujeres, el hecho de tener un tatuaje en la zona lumbar baja puede ser una contraindicación para recibir una anestesia epidural en el momento del parto. También es aconsejable evitar zonas de acceso venoso porque, en un momento dado en que haya que coger una vía o hacer un análisis de sangre, no se puede atravesar una zona de tatuaje. Tampoco es recomendable tatuarse en zonas expuestas al sol, porque la exposición solar puede modificar el tatuaje en cuestión. Si se hace en una zona expuesta, habrá que protegerlo especialmente».

Sobre este particular, la exposición al sol de los tatuajes, la enfermera Violeta Navarro insiste en que el tinte no sólo no protege del sol, sino que además «puede acarrear dificultades para visualizar un lunar que sea peligroso y que se pueda ver afectado por el sol. Hay que usar mucha protección solar».

Navarro, que también trabaja en el Servicio de Dermatología del Hospital de Fuenlabrada, explica cuáles son algunas de las intervenciones de enfermería respecto a las complicaciones que pueden provocar los tatuajes: «Nuestros cuidados dependen de la reacción que se haya producido al tatuaje. Si necesita una infiltración con corticoides la realizamos nosotros. También hacemos las primeras curas con aplicación de corticoides y le explicamos al paciente cómo hacerlas de ahí en adelante». Otra de sus tareas fundamentales es informar al paciente de los procedimientos que se le van a realizar: «Cuando ocurre una reacción alérgica por el tatuaje, es imprescindible hacer una biopsia. Siempre hay que advertir al paciente de que eso le dejará cicatriz y de que el tatuaje se le va a deformar».

Violeta Navarro, enfermera de Dermatología

Violeta Navarro, enfermera de Dermatología

Los de henna, los más problemáticos 

En contra de lo que pueda pensarse, los tatuajes hechos con henna, que tienen una duración temporal, suelen generar más problemas sanitarios que los de tinta inyectada que son permanentes. «La sustancia que más alergia da en estos tatuajes temporales de henna es una sustancia que se llama parafenilendiamina, que es lo que se le añade a la henna para darle el color negro. Es la misma sustancia que podemos encontrar en los tintes del pelo y puede producir alergia. Además, de forma cruzada, se puede presentar reacción a otras sustancias de uso más habitual, como pueden ser los anestésicos locales y los filtros de protección solar», asegura Susana Córdoba.