DAVID RUIPÉREZ.- Dado el aumento de la prevalencia de una enfermedad inflamatoria como es el Crohn (EC), la probabilidad de contacto de un paciente con esta dolencia en la consulta de AP cada vez es más grande. Sin embargo, a veces pasa desapercibida a los ojos de la enfermera por distintos factores cuando existe una oportunidad para “llevar a cabo intervenciones en el manejo de la enfermedad como la acogida del paciente, adherecia al tratamiento, recomendaciones dietéticas, beneficios del ejercicio, la sexualidad y el embarazo, manejo de aspectos psicosociales, estado de inmunización y deshabituación tabáquica”, tal y como señala el enfermero Andrés Cicero Expósito en un artículo publicado en el último número de la revista Nuberos Científica que publica el Colegio de Enfermería de Cantabria.
“En mi opinión, -asegura Cicero en declaraciones a Diario Enfermero- creo que es una patología infradiagnosticada. La clínica puede ser coincidente con otras patologías más comunes, como puede ser una simple gastroenteritis. El paciente acude en un periodo de brote, en el que puede tener fiebre, dolor abdominal, diarrea…lo que puede llevar a diagnosticarlo de cualquier otra cosa, retrasando su diagnóstico. El paciente continúa con su vida, y puede observar una pérdida de peso, sin ningún otro síntoma ni signo aparente. Estos vaivenes de las personas, hace que la derivación del paciente se vaya retrasando, siendo la media de 1 año hasta que se le diagnostica de la enfermedad, pudiendo llegar en algunos casos hasta los 5 años. Mientras tanto, el paciente está perdiendo calidad de vida, y sobre todo cuando hablamos de que debuta en la mayoría de los casos entre los 15 y los 30 años de edad, pudiendo afectar a su rendimiento académico, sus relaciones sociales…”.
La incidencia de la EC en Europa es de 12,7 casos por cada 100.000 habitantes. En España, el diagnóstico de nuevos casos de EC es de 6-9 casos por cada 100.000 habitantes/año.
Escalas de valoración
El enfermero cántabro publica una completa revisión científica sobre la enfermedad y detalla que, tras las sospechas iniciales -por la diarrea prolongada, el dolor abdominal o la pérdida de peso- lo importante es valorar la enfermedad de la forma más objetiva posible. Por ello, recomienda recurrir la clasificación de Montreal y la escala CDAI para clasificar y cuantificar el brote. Además, la CVRS será valorada con los IBDQ-9 o IBDQ-32, así como la comorbilidad con ansiedad y depresión mediante la escala HAD.
Un factor importante respecto al abordaje de la enfermedad de Crohn es el impacto del diagnóstico en pacientes jóvenes. “El momento del diagnóstico de la enfermedad de Crohn -explica Cicero- suele recaer sobre ellos como un jarro de agua fría, ya que escuchar la palabra enfermedad, y sobre todo, crónica (para toda la vida), cambia todos sus esquemas de lo que tenían pensado. En el mundo en el que vivimos, enfermería tiene mucho trabajo que hacer en el ámbito de la Promoción de la Salud, ya que establecer unos buenos hábitos de vida saludables, en personas que tienen una susceptibilidad percibida, no es tarea fácil. Y en estos pacientes no es menos. Mientras están en periodos de remisión, vuelven a los hábitos anteriores, aumentando el consumo de alimentos repletos de hidratos de carbono y grasas saturadas, y disminuyendo la ingesta de fibra procedente de verduras y hortalizas. Y el tabaco, el principal factor desencadenante, es un elemento muy presente en la población adolescente, estrechamente relacionado con el erróneo uso popular de “ansiolítico” y la presión del grupo”.
Las épocas de estrés ante los exámenes suelen ser momentos complicados para los pacientes. “Los periodos de brote son bastante indigestos para ellos. Situaciones de estrés comunes en ellos, como puede ser una época de exámenes, puede verse gravemente afectadas, ya que un examen importante les aumenta el estrés, y con ello la diarrea, dolor abdominal… pudiendo afectar a su normal desarrollo, ya que pueden llegar a no presentarse a un examen. O simplemente en su vida social. El miedo a comenzar con diarrea en un viaje con compañeros, con la persona que le gusta, o miedo al rechazo y a la incomprensión, hacen que estén en riesgo de aislarse, existiendo una elevada comorbilidad con la depresión. Por ello, el papel de la enfermería es clave, tanto en la información, gestión de emociones y, sobre todo, con el empoderamiento del paciente en el manejo de su enfermedad”, asegura Cicero.