GEMA ROMERO.- Pacientes en barrancos, en espeleología, en esquí de travesía, en escalada alpina. Todas estas situaciones suelen ser de difícil acceso, no se pude acceder con una ambulancia a pie de paciente, o se debe acceder con helicóptero o realizar una escalada subiendo y bajando rocas por la montaña para poder evacuar al paciente hasta la ambulancia y de allí al hospital. En nuestro país, de este tipo de rescates se encargan Bomberos o Guardia Civil, pero sólo están sanitarizados en comunidades como Aragón, que fue la primera, Cataluña, Cantabria o Asturias, y ahora en Madrid los fines de semana y festivos.
A nivel nacional no hay una obligación de que estén sanitarizados todos los grupos de rescate, por lo que el resto siguen funcionando sin sanitarios. Como explica Manuel González, enfermero del SUMMA 112 y miembro del grupo de SEMES Montaña, “hay muchos estudios que demuestran el ahorro de costes que supone contar con un sanitario, que prioriza la atención al paciente y minimiza las secuelas, los días de baja, etc”. También se mejora el confort del paciente: “En muchos rescates se salva la vida al paciente, pero este pasa mucho dolor porque no había un sanitario que le pudiera administrar analgesia y conseguir las medidas de confort adecuadas para llegar al hospital lo antes posible y en las mejores condiciones”, subraya González.
Y es que, como señala Gabriel Díaz, enfermero del SUMMA 112 y miembro del GERA (Grupo Especial de Rescate en Altura) en Madrid, “en cuanto hay cualquier intervención en la que hay que realizar un rescate con algún herido, o afectado a nivel sanitario, salimos normalmente con el helicóptero, en el primer viaje, y nuestra intervención consiste en llegar al paciente, estabilizarlo y también, sobre todo, ponerle analgesia, eliminarle el dolor y prepararlo para el traslado”. Si se trata de un caso urgente, también se encargan de activar al hospital al que van a efectuar el traslado.
De esta forma, los bomberos se pueden centrar en la parte del rescate. “Ello reduce el estrés emocional que supone tratar a una persona con dolor, sufriendo, y sin tener la seguridad de si lo están haciendo bien a nivel sanitario, si les falta algo o si puede estar grave y que ellos no lo sepan”, añade Díaz.
Formación
Para formar parte de un equipo de rescate en altura, hoy por hoy, sólo es preciso pasar las pruebas que exijan en cada caso, pero sin demostrar ningún tipo de formación específica. Sin embargo, como cuenta Manuel González, “sí es necesario particularizar ciertas cosas muy específicas en el tratamiento a pacientes en el ambiente de montaña, en cuevas, espeleología, barrancos, nieve…, además de una formación técnica para poder desenvolverte en estos ambientes y conseguir ser un miembro más del equipo a la hora de progresar y poder acceder a la víctima sin ser un estorbo para el equipo de rescate”.
“A nivel internacional, -cuenta este enfermero que también es profesor del Máster de Urgencias de Montaña y Medios Inhóspitos de la Universidad Camilo José Cela de Madrid- hay una acreditación que es la CISA-ICAR (enlace: https://www.alpine-rescue.org/ ), con la que se marcan los estándares de calidad para poder garantizar unos conocimientos mínimos”, pero no es obligatorio.
En nuestro país, estos enfermeros se forman por su cuenta, a través de distintos cursos de experto o máster universitarios. El grupo de SEMES Montaña también organiza talleres, como el desarrollado en el último congreso de Urgencias y Emergencias, donde sientan las bases poder desenvolverte en estas circunstancias.
En el caso del taller del congreso, las prácticas en un rocódromo se dividieron en tres partes: atención del paciente hipotérmico y cómo envolverle creando lo que se denomina un “burrito” para evitar la pérdida de calor; el rescate con cuerdas de un paciente que hacía escalada; y cómo subir una camilla a zonas escarpadas y de difícil acceso.
Para Marta, enfermera del SUMMA 112, es muy diferente escalar en una pared en un rocódromo a hacerlo en rescate con un paciente. Hay que entrenar mucho, requiere tener mucha fuerza física A nivel de técnicas, lo más difícil es andar horizontalmente en una pared, parece sencillo, pero a mí me ha costado mucho. Luego la cuestión de nudos, anclajes…también me parece complicado si no lo practicas”, detallaba.