Ser mujer y tener sobrepeso son las variables que determinan tener mayor riesgo de sufrir caídas en personas mayores años no institucionalizados en España. Ésta es la principal conclusión del estudio multicéntrico liderado por el Instituto de Salud Carlos III y en el que colaboraron enfermeras y enfermeros leridanos que exponen el resultado de su investigación estos días en el Congreso Internacional de Enfermería que se celebra en Helsinki.
Joan Blanco, María Ángeles Costa, Núria Roquet, Enrique Aparicio, Mireia Ortiz, Laura Suárez y Maria Alba Lloret forman el grupo de investigación que presentan una comunicación a dicho congreso y que concluye que el 32,8% de los adultos de entre 65 y 80 años no institucionalizados en España ha sufrido. Además, más de un tercio de estas personas experimentaron caídas recurrentes, con un importante impacto en su calidad de vida. Por tanto, las caídas afectan a una de cada tres personas mayores no institucionalizadas y las mujeres muestran el doble de probabilidades de sufrir caídas que los hombres.
El estado físico, un factor determinante
El estudio, de carácter observacional y multicéntrico, se centró en identificar la prevalencia de las caídas y su relación con variables como el sexo, el índice de masa corporal (IMC) y el rendimiento funcional medido a través de pruebas como el test de Tinetti, el Timed Up and Go (TUG) y el Short Physical Performance Battery. Los resultados indican que un menor rendimiento funcional y un IMC más alto se asocian significativamente con un mayor riesgo de caídas. Estos hallazgos apuntan a la importancia del estado físico como factor determinante y ofrecen una base sólida para impulsar programas preventivos más adaptados y personalizados.
Los autores, vinculados al Colegio Oficial de Enfermeras y Enfermeros de Lleida (COILL), la Universidad de Lleida (grupos GESEC y GRECS-IRBLleida) e Investén-isciii; concluyen que es necesario reforzar las intervenciones dirigidas a mejorar la funcionalidad física en la población mayor no institucionalizada, ya que esto puede reducir el riesgo de caídas, minimizar las discapacidades derivadas y mejorar su autonomía y calidad de vida. El estudio analiza datos de 747 personas participantes en el programa de ejercicio Otago, recogidos entre 2017 y 2018 en 21 centros de atención primaria de todo el Estado