ÁNGEL M. GREGORIS.- Cada año nacen 15 millones de bebés prematuros en el mundo, lo que representa a uno de cada 10 nacimientos, tal y como revela la Organización Mundial de la Salud. España, tal y como indican los datos del Instituto Nacional de Estadística (INE) es uno de los países europeos con mayor tasa de nacimientos pretérmino, ya que han aumentado un 36% entre 1996 y 2013. Las técnicas de reproducción asistida, los partos múltiples, el estrés laboral, los problemas de salud en la madre y el retraso de la maternidad son algunos de los posibles motivos que favorecen esta situación. Saber comunicar e informar a los familiares y conocer cómo hay que tratar a estos recién nacidos es uno de los principales objetivos de las enfermeras como agentes de la salud más cercanos al paciente. “Es necesario que las enfermeras sepamos todo lo relacionado a los cuidados del niño y los padres, todo lo que supone tener un niño prematuro, que en muchas ocasiones no estamos preparado para ello porque no es la situación ideal que se espera”, explica Patricia Santamaría, enfermera de UCI neonatal del Hospital Quirónsalud sur de Alcorcón.
Ella junto a Serezade del Reino han sido las encargadas de realizar un curso sobre prematuridad en el Colegio de Enfermería de Ciudad Real. A través de estas charlas, pretenden que las enfermeras conozcan cómo hay que manejarse en estos casos. “Son niños que tienen estancias mínimas de hasta tres meses y entonces es necesario hacer partícipes a los padres. Nosotras les involucramos en cuidados como el aseo, la alimenación, les explicamos la lactancia materna…”, afirma Santamaría.
Del Reino apunta que estos cursos suponen enseñar a otras compañeras “el manejo del recién nacido desde el paritorio que es donde empezamos hasta el traslado a la UCI y la recepción del bebé”.
Para ella, es muy importante saber canalizar la información porque son niños que en un momento están arriba y de pronto abajo. “Los padres no afrontan muchas de estas situaciones y hay que tener más tacto a la hora de hablar con ellos”, resalta.
Santamaria considera que “el principal problema que tiene la enfermera en este aspecto es que tiene que hacer de todo un poco. Hace de cuidadora, de psicóloga tanto del niño como de los padres, lidiar con otros profesionales… En definitiva, es la que vigila al niño 24 horas”.