ÁNGEL M. GREGORIS.- En la 57ª Asamblea Mundial de la Salud, celebrada en 2004, se estableció que la obesidad era un problema de salud pública muy importante y entre los Objetivos de Desarrollo Sostenible la obesidad es una de las enfermedades que suscitan especial preocupación. En España, por ejemplo, la prevalencia de la obesidad en adultos es del 17’4%, mientras que para niños de 2 a 17 años es del 10,3%. Ante semejante problema al que se enfrenta la sociedad, las enfermeras tienen mucho que decir en lo que a prevención y educación para la salud se refiere. Por este motivo, los enfermeros Héctor Sánchez, Sara Ramos, Noelia López, Francisco Sánchez, Carlos Moreno y la enfermera Montserrat Solís han analizado las políticas alimentarias de todas las autonomías para conocer de cerca cómo funciona cada comunidad y que se está llevando a cabo para reducir esta situación.
Así, en un artículo publicado en la revista Metas de Enfermería se desgrana cuál es la realidad actual. En total fueron 38 documentos los que consiguieron entre planes y programas relacionados con las políticas alimentarias, correspondientes a las 17 CC.AA. y a la ciudad autónoma de Ceuta, ya que Melilla ha sido la única de la que no se pudo obtener ningún plan. “Del total de los documentos, el 47,4% fueron planes de salud; el 36,8%, programas autonómicos que abordan la alimentación de forma integral en toda o parte de la población, y el 15,8% fueron programas para prevenir y/o intervenir en la obesidad infanto-juvenil”, afirman los autores.
Tras analizar los documentos, comprobaron que Andalucía fue la comunidad con más documentos, contabilizando un total de seis. “La obesidad es un problema prevalente en España y los datos indican una tendencia creciente en la incidencia de nuevos casos. El impacto de este problema de salud en la población puede aumentar los costes sanitarios derivados de la atención hasta hacer insostenible el Sistema Nacional de Salud”, destacan. Asimismo, consideran que “identificar y conocer las políticas sanitarias, concretamente las alimentarias, resulta útil, ya que su implementación promueve la mejora del estado de salud de la población”.
Y en esta implementación son claves las enfermeras. “Las enfermeras de Familiar y Comunitaria están preparadas para formar parte de los cambios propuestos desde las administraciones sanitarias, así como para integrarse en los equipos que orientan su actividad hacia la mejora de la salud a través de la alimentación y la promoción de hábitos saludables”, subrayan los autores. En este sentido, “la enfermería comunitaria puede desarrollar un papel relevante, participando en el desarrollo de estrategias comunitarias de vigilancia nutricional”.
Con este estudio se ha podido llevar a cabo una aproximación para identificar y conocer las políticas alimentarias de cada comunidad y ciudad autónoma, “siendo muy útil para conocer el abordaje en nutrición comunitaria y proporcionando una visión general de lo que se puede estar desarrollando desde las distintas administraciones sanitarias regionales”. Además, consideran necesario reflexionar sobre la necesidad de sentar las bases de una estrategia común, “porque se ha detectado gran heterogeneidad en el diseño de los planes y programas”.
Aquí se puede consultar el artículo completo publicado en la revista Metas de Enfermería.