IRENE BALLESTEROS.- Miedo, inseguridad y culpabilidad. Estos son los sentimientos a los que se enfrentan Estefanía y Alberto, una de las tantas familias de bebés prematuros que llegan a la Asociación de Padres de Niños Prematuros (Aprem), una organización que ha lanzado la iniciativa “ConTacto. Piel con piel”, un proyecto que tiene como objetivo reducir la morbilidad de los niños nacidos de forma prematura en familias en situación de vulnerabilidad social y que, además, pretende apoyar el trabajo que realizan los profesionales de enfermería en el tratamiento de estos pequeños pacientes.
“Contacto. Piel con piel” se lleva a cabo en hospitales gracias a “madrinas y padrinos canguro”, personal sanitario – mayoritariamente enfermero – que, de forma voluntaria, se encarga de hacer el “piel con piel” en niños que requieren un ingreso hospitalario cuyas familias no pueden hacerlo. Además, estos profesionales también se desplazan a los hogares, realizando el “piel con piel en familia”, un apoyo para las familias en situación de vulnerabilidad y una técnica que proporciona innumerables beneficios sobre los bebés prematuros.
Las enfermeras, por la esencia empática de su profesión y por su formación, son las profesionales óptimas para desempeñar esta iniciativa. Un proyecto que no sólo requiere de cuidados específicos y técnicos para los que se requiere especial formación, si no que también requiere de empatía y apoyo emocional para esas familias que se están enfrentando a una de las situaciones más complicadas que van a experimentar.
Madres sin apoyo familiar, migrantes con jornadas de trabajo intensivas, bebés en proceso de adopción, familias sin medios o con poca disponibilidad para desplazarse al hospital… Los motivos por los que una familia no puede ofrecer el “piel con piel” a sus bebés son múltiples y en ocasiones muy traumáticos. Por ello, el personal de enfermería presta sus cuidados y conocimientos para realizar en su lugar el “piel con piel” y, a su vez, la iniciativa ayudará a la labor de la enfermería de Neonatología, profesionales indispensables para el tratamiento de estos bebés. “Queríamos contar con personas que pudieran entender este proyecto y de ahí el motivo por el que seleccionamos a las enfermeras, porque entienden muy bien la humanización. Pero, además, queríamos que conocieran el medio sanitario y que pudieran ser más fácilmente aceptadas dentro de ese medio y ambas cuestiones se conjugaban con el perfil de enfermería”, afirma Concha Gómez, presidenta de Aprem.
Beneficios
El “piel con piel” se realiza con el bebé sin ropa sobre el tórax descubierto de la persona que lo vaya a realizar. El paciente debe estar tumbado con su oído lo más cerca posible del corazón de la otra persona, para que sienta sus pulsaciones. Esta técnica tiene múltiples beneficios sobre los prematuros, llegando a reducir su morbilidad en una gran cantidad de casos. “Para los prematuros asemeja el útero de su madre, que es el entorno donde han estado viviendo. Mejora su respiración, circulación, disminuye el número de infecciones y les protege neurológicamente porque disminuye los estímulos agresivos que reciben por parte de la unidad y, además, mejora el apego con sus padres”, cuenta Yolanda Toro, supervisora de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos de Madrid.
Más allá de los beneficios sobre la salud de los prematuros, el método canguro, liderado por enfermeras, supone un apoyo fundamental para las familias de bebés prematuros. Sobre las madres “fomenta un inicio precoz de la lactancia materna, hace que las tasas de lactancia aumenten y fomenta el apego con su hijo y, sobre todo, es la parte donde ellos pueden participar más en los cuidados de su hijo. Forma parte del tratamiento”, continúa la enfermera.
Estefanía Parrales y Alberto Fernández son los padres de Adrián, que nació con 24 semanas de gestación y que, desde el nacimiento, entró en la Unidad de Neonatología del Hospital Clínico San Carlos. Debido a las complicaciones de su prematuridad, desde que pudieron, comenzaron con el método “piel con piel” con la indispensable ayuda enfermera. “Toda la parte técnica, toda la labor que hacen de cuidado del niño, hasta apoyarnos, tranquilizarnos y, a mí, sobre todo como mamá ver cómo le dan cariño a nuestro bebé. Cuando le cambian, cuando le dicen palabras bonitas, cómo se alegran con cada pequeño avance del niño… para nosotros es muy reconfortante porque no podemos cuidarle al 100%, pero que ellas, las enfermeras, lo hagan y poder verlo nos gratifica mucho. Al principio, tienes todos los sentimientos posibles, salvo el de la maternidad. Rabia, miedo, culpa… pero cuando tocas al niño por primera vez te das cuenta de que es tuyo y que, a partir de ahora, vas a poder cuidarle siempre”, concluye Estefanía.