IVÁN ÁLVAREZ.- El 8 de septiembre se celebra el Día del Cooperante, fecha elegida por la Coordinadora de Organizaciones No Gubernamentales para el Desarrollo de España (Congde) para reconocer la labor que miles de profesionales realizan en las zonas más desfavorecidas del planeta. Fue establecida en el año 2000, coincidiendo con la Declaración del Milenio de Naciones Unidas, en la que por primera vez en la historia, 191 países se comprometían a erradicar la pobreza y sus causas, y establecieron los conocidos Objetivos de Desarrollo del Milenio (2000-2015).

España es un país que ha tenido una tradicional presencia en un gran número de países, asociada históricamente a la importante labor de misioneros y misioneras, principalmente en América Latina. Pero no será hasta finales de los años 80 cuando empiece a configurarse el “cooperante” como profesional, tal y como lo conocemos actualmente.

Una figura que surge al mismo tiempo que la Cooperación Para el Desarrollo en España, que pasa en pocos años de ser receptor de Ayuda Oficial al Desarrollo (AOD) a donante de fondos. Este proceso se va asentando a lo largo de los años 90, momento en que se afronta el nuevo milenio con cada vez más profesionales, más fondos y más países donde trabajar. Dinámica que en los últimos años, y como consecuencia de la crisis socio-económica, ha visto descender los fondos destinados a Cooperación para el Desarrollo drásticamente, situando a España a la cola de Europa y cada vez más lejos del objetivo del 0,7%, que se pretendía alcanzar en 2012.cooperantes epm (4)

La cooperación en España, desde los 80, ha vivido un proceso de profesionalización de los cooperantes que ha propiciado una mayor calidad en la gestión de proyectos e intervenciones. Actualmente, son personas que reúnen formación universitaria, máster, posgrado, el dominio de al menos dos idiomas y experiencia sobre el terreno. Es importante distinguir entre cooperante y voluntario; este último se asocia tradicionalmente a personas comprometidas y que viajan, normalmente durante su tiempo libre, sin remuneración económica alguna y en cortas estancias, para colaborar con distintas organizaciones en su labor en países empobrecidos.

Sin embargo, se requiere cada vez más a “cooperantes”, personas no sólo comprometidas, sino formadas y especializadas en diferentes disciplinas (sanitarios, ingenieros o especialistas en nutrición, higiene o agua), que puedan contribuir a la identificación de necesidades y a la gestión y supervisión de proyectos y actuaciones para el desarrollo de las comunidades en los países a los que se desplazan.

Por su parte, la Agencia Española de Cooperación Internacional para el Desarrollo (Aecid), lo define como “profesional que trabaja en un país en desarrollo, tanto en el ámbito del desarrollo como de la ayuda humanitaria,…”. Una definición demasiado escueta para unas personas que deben reunir motivación, compromiso, formación y trabajar generalmente en contextos difíciles.

cooperantes epm (3)El hecho es que, a pesar de los recortes económicos a los que durante estos últimos años se ha sometido a la AOD, cada vez más cooperantes españoles trabajan para organismos internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), para las agencias de la ONU (Unicef, Acnur, Unesco, etc.)o el sector de las ONGD, desde las pequeñas a las más internacionales.

Según el Registro de la propia Aecid, en este momento se encuentran en el extranjero, brindando sus servicios como cooperantes, 2.564 profesionales en 87 países, una cifra que dobla los datos de 2010 (1.265).
Cooperantes EPM

EPM, desde su creación, no habría podido llevar a cabo su labor sin el trabajo, la profesionalidad y la gran motivación de las y los cooperantes que a lo largo de estos años, han viajado a países de África, como Marruecos, Mauritania y Senegal, o de América Latina, como Bolivia, Ecuador, Perú y Guatemala.

Su actividad consiste en gestionar o supervisar los proyectos en marcha, las actividades, las relaciones con los socios locales, con las comunidades, y con las autoridades, e identificar y preparar nuevas propuestas, entre otras muchas funciones.

Una labor diaria, que prácticamente no descansa y que conlleva altas dosis de estrés, por los plazos a los que están sometidos los proyectos, o las condiciones de vida y seguridad en el país. Gracias Amaia, Madeleine, Ramón, Olga, Marta, Maite, Ana… y un largo etc… EPM está orgullosa de haber podido contar con vuestra profesionalidad y vuestra entrega.