GEMA ROMERO.- Tras la creación de los grados universitarios, tanto el Consejo General de Enfermería como la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería (CNDE) siempre han coincidido en que no se podía exigir el mismo nivel de investigación y publicación en revistas de impacto a las enfermeras que a licenciaturas tradicionales para el acceso a la acreditación como profesor universitario, pues la trayectoria de esta disciplina es diferente. Aunque todavía queda mucho por hacer, la ANECA ha actualizado los criterios de acreditación del profesorado de Ciencias de la Salud, incluyendo Enfermería, para tener en consideración estas diferencias. Así, la ANECA actualiza los criterios de acreditación para ser profesor de Enfermería.

Tal y como la propia ANECA reconoce en su nota de prensa los diferentes sistemas de salud y universitarios han ido registrando en los últimos años “habían derivado en desajustes en el modo en que se venía realizando dicha evaluación”, por lo que era necesaria una actualización de los criterios, para lo que han trabajado con todos los implicados, incluyendo la Conferencia Nacional de Decanos de Enfermería, algo que Inmaculada García, su presidenta ha valorado “muy positivamente”, al haber podido hacer alegaciones a los criterios propuestos y que “el Ministerio de Universidades haya escuchado a todos los agentes implicados, incluyendo a los decanos de Enfermería”, ha señalado en declaraciones a DiarioEnfermero.es.

Estos criterios de acreditación, que son iguales para todas las áreas integradas en las diferentes comisiones, empezarán a aplicarse a partir de enero de 2023.

Principales novedades

Una de las principales novedades se refiere precisamente a la investigación y publicación en revista de impacto, de tal forma que se amplía el rango de las publicaciones evaluadas, de terciles a cuartiles. De este modo, en los apartados donde hasta ahora se tenía en cuenta el primer decil (D1), ahora se tendrá en cuenta el primer cuartil (Q1), de manera que se pasa de considerar solo el 10% a considerar el 25% primero; en segundo lugar, donde antes se consideraba el primer tercil (T1), se pasa ahora a considerar el primer y segundo cuartil (Q1 y Q2), por tanto, se pasa de considerar el 33% primero, a considerar el 50% primero; finalmente, donde antes se consideraban el primer y segundo tercil (T1 y T2), ahora se consideran los tres primeros cuartiles (Q1, Q2, Q3), lo que supone que en vez de valorarse el 66% primero, se valora el 75% primero.

Como explica la presidenta de los decanos, con este cambio “se reduce el nivel de exigencia a la vez que se garantiza la calidad de la capacidad investigadora del candidato”, ha destacado Inmaculada García. En sus alegaciones, desde la CNDE incluso habían solicitado que se ampliara la lista de publicaciones para incluir aquellas sobre investigación clínica en las que suelen publicar las enfermeras españolas. “De momento no han tenido en cuenta esta petición -añadía García- pero seguiremos trabajando para hacerlo posible”.

Imagen de la presentación de los nuevos criterios de acreditación de la ANECA
Imagen de la presentación de los nuevos criterios de acreditación de la ANECA.

Además, a partir de ahora la experiencia profesional va a tener más peso. Así, como explica la ANECA “en la dimensión de transferencia y actividad profesional el objetivo ha sido modelarla para compensar el habitual déficit en investigación o en docencia que se registra, de manera particular, en perfiles profesionales sanitarios”, como es el caso de las enfermeras. Así, “se han adaptado a los perfiles de cada ámbito y se amplían el número de méritos que se puede obtener por cada actividad, pudiendo incluso duplicarse o triplicarse. Esto es fundamental porque hasta ahora se limitaba el número de méritos que se podían computar en cada actividad, lo que suponía un obstáculo cuando la candidata o el candidato tenían un perfil asistencial muy definido”.

Para Inma García “esta valoración de la investigación, de la docencia y la transferencia nos parece que es una complementariedad importante en una disciplina como la nuestra, que es una disciplina clínica. Desde hace tiempo venimos advirtiendo de la escasez de enfermeros que ejercen como profesores universitarios y es algo que necesitamos revertir, permitiendo que más enfermeras asistenciales se acrediten como profesoras de universidad”.

Como subraya José Luis Cobos, vicepresidente del Consejo General de Enfermería, “en nuestra disciplina es fundamental que se amplíe tanto el número como el tipo de publicaciones a considerar para acreditar la investigación como que se tenga en cuenta la experiencia asistencial, de tal forma que más enfermeras puedan acreditarse como profesoras universitarias. Estamos hablando de una profesión clínica, donde la carga práctica de la carrera es muy elevada. Por ello, cuanto más bagaje profesional real tengan los docentes que forman a los futuros enfermeros, con un conocimiento directo de la asistencia, mejores profesionales tendremos mañana”.

Cambios en las comisiones

La ANECA también ha propuesto una reorganización de las comisiones de evaluación de Ciencias de la Salud, lo que puede ayuda a tener en consideración las diferentes trayectorias de las titulaciones. Esta propuesta todavía debe ser ratificada por el Ministerio de Universidades.

Así, Enfermería se encuadra en la B8 sobre especialidades sanitarias. La ANECA, tal y como reconoce en su nota de prensa, se ha mostrado dispuesta “a introducir mejoras en la valoración de la actividad profesional y de transferencia, que compensarán otros aspectos de investigación y docencia, tradicionalmente más ajustados a otras disciplinas”. Así se ha comprometido “a examinar otro tipo de producción y ver si, en el futuro, se puede integrar y ser reconocida”, a través de estas comisiones.