A. ALMENDROS.- Tras el fin de la fiestas navideñas y los estragos en alimentación que se suelen hacer estos días llega el remordimiento. Un remordimiento que acaba en muchos casos en la realización de dietas milagro para reducir peso de una forma rápida. Pero, ¿son seguras estas dietas? Marilourdes de Torres, presidenta del Comité Científico de ADENYD (Asociación de Enfermeras de Nutrición y Dietética) y delegada de Nutrición del Consejo General de Enfermería de España ha hablado con Diario Enfermero para poner encima de la mesa cómo estas dietas milagro pueden ser la causa de alteraciones nutricionales y consecuencias de patologías orgánicas.
«Las estadísticas publicadas revelan que, 1 de cada 4 españoles quiere perder peso; y que 3 de cada 10 niños y 2 de cada 10 adultos, padecen exceso de peso. Cada año se gastan unos 2.300 millones de euros en “productos milagro” para adelgazar que carecen de rigor científico. Tampoco hay evidencia científica en más del 67% de la información nutricional que aparece en libros de “dietas de adelgazamiento», argumenta De Torres. Y es que no existe ninguna fórmula mágica ni milagrosa para tener una imagen con la «delgadez» que ha fijado la sociedad de consumo. «Algunos medios o industrias se apoyan en publicidad engañosa para obtener sus objetivos. Las dietas milagro, usan estrategias variadas y argumentos pseudocientíficos para convencer de sus bondades y con frecuencia se acompañan de mensajes con creencias erróneas. Este tema es capital y hay que reconducirlo mediante la educación alimentaria en casa y en las aulas, porque cada vez se extienden más rápidos los mensajes perniciosos pero creíbles para muchos.
Además de las normas para una alimentación variada que sea saludable, segura y sostenible que mantenga al individuo en un estado de peso y salud equilibrados, nos encontramos con algunas fórmulas de moda que indican cómo se puede adelgazar muy rápido,…y que se difunden por las redes: Son las dietas “milagro” el método más perjudicial para perder peso y/o moldear la figura», resalta la delegada de Nutrición del Consejo General de Enfermería. «Estas dietas se caracterizan por ser muy restrictivas en energía y desequilibradas en algunos nutrientes. Ya sólo por el hecho de excluir de la dieta alimentos con nutrientes necesarios para el organismo, aumentan el riesgo de padecer graves repercusiones físicas y psíquicas de salud. Pueden acarrear también algunos desórdenes alimenticios que podrían desencadenar graves trastornos de la conducta alimentaria, ya que además, se suelen publicitar acompañadas de fármacos o productos “saciantes y adelgazantes” que realmente son diuréticos o laxantes que enmascaran como “depurativos quemagrasas”», añade.
Actualmente, en el mercado existen dietas como la muy baja o leve valor calórico o hipo energéticas; pobres en hidratos de carbono y ricas en grasas y proteínas; Ricas en carbohidratos, pero sólo los que tienen fibra, con lo que el exceso impide la síntesis de muchos minerales o vitaminas, además de producir diarrea y crear disbiosis en la microbiota; Mono dietas de un solo grupo de alimentos, sólo proteína, sólo frutas; o sólo plátano y leche; sólo líquidos, sólo potitos que publicitan algunas actrices,…; Pintorescas como la del grupo sanguíneo, la detox, la cronodieta, la del chocolate… «Hay que desconfiar de las diestas que prometen perder peso rápido y sin esfuerzo, sugieren una ingesta demasiado baja de calorías; prohíben la ingesta de alimentos básicos; no indican el número de comidas a realizar al día; proponen platos complejos sin especificar la receta, etc. La mayor contraindicación para la salud de estas dietas milagro es que no tienen base científica ni han sido elaboradas por profesionales sanitarios cualificados y expertos en nutrición», comenta De Torres.
Y, ¿qué ocurre cuando acaba esa dieta? «Al abandonarlas se recupera más peso del que se había perdido y con mucha más facilidad, es otro de los fenómenos perjudiciales más comunes que se asocia al seguimiento de las dietas milagro y le denominamos efecto yo-yo o efecto acordeón», responde De Torres. Por tanto, para perde peso «no hay que traspasar los filtros de la educación en hábitos nutriciones saludables. Las dietas milagro, no sólo no consiguen cambiar los malos hábitos, sino que acentúan los errores y no conlleva adherencia al tratamiento dietético, que es uno de los objetivos específicos de los profesionales para con el paciente», prosigue.
Las enfermeras tienen un papel muy importante en la educación para la salud y, espcialmente en el ámbito de la alimentación y la nutrición. «Las intervenciones enfermeras se centran en promover la educación nutricional y difundirla como instrumento de salud, prestando servicio a la población informando de los perjuicios de las dietas desequilibradas y trabajando especialmente en la formación y la educación. Es por ello que las intervenciones deben ser educativas y pedagógicas ya que suelen afectar a la conducta por mecanismos emocionales e inconscientes; aunque puede suceder que racionalmente no se acepte el mensaje emitido lo que conlleva un adiestramiento nutricional más lento y minucioso.
La formación dietética, es “Cultura Alimentaria” y debe ejercitarse con técnicas de aprendizaje que resulten efectivas, aunque mi reflexión es que no siempre se informa y/o se educa, con métodos pedagógicos adecuados a la actitud y a la aptitud del paciente», argumenta De Torres.
La delegada de nutrición del CGE aprovecha, además, para lanzar unas claves:
1. El desayuno es una comida indispensable. Debe ser lo más equilibrada posible en composición y en cantidad, no deben faltar los alimentos lácteos, frutas y cereales. Aportará un 25% de la energía del día y debe ser suficiente para cubrir toda una mañana de trabajo.
2. Conocer con antelación los alimentos que componen el menú del colegio o la empresa, lo que permitirá hacer un menú compensador para la cena.
3. La merienda se debe aprovechar para incluir fruta y lácteos.
4. La cena es una comida de esquema similar a la comida pero con cantidades reducidas, sin olvidar el aporte de fruta o lácteo.
5. Los menús de la semana deben ser variados y que comprendan todos los grupos de alimentos.
6. Mantener el postre lácteo y/o la fruta fresca, utilizando al mínimo los dulces y la bollería industrial.
7. En cuanto a la fibra, se debe cuidar el aporte de frutas, verduras y cereales integrales.
8. Se deben evitar salsas y fritos; las técnicas culinarias deben ser sencillas y usar aceite de oliva virgen por el aporte de polifenoles.
9. Prohibición estricta del alcohol, tabaco y otras drogas, que además del estado mental, alteran sobremanera la salud de la microbiota.
10. Rebajar suficientemente la adición de sal, azúcar en las comidas, y suprimir prácticamente la ingesta de grasas saturadas.
«La educación nutricional en los primeros años escolares debería ser una asignatura curricular no optativa, por lo se debe promover desde todos los estamentos e instituciones para que se llegue a la edad adulta con el conocimiento suficiente para seguir unos hábitos saludables. Si no se consigue cambiar los malos hábitos, es cuando se acentúan los errores y los planteamientos dietético-nutricionales que, o no tienen soporte científico, o no tienen sentido en personas sanas», finaliza.