JOSÉ DAVID NEBREDA. TÉCNICO DE PROYECTOS DE EPM.- En el recóndito norte de Guatemala, en terreno agreste de difícil acceso, se encuentra Ixcán. Allí, unos 100.000 habitantes, el 80% perteneciente a diversos pueblos mayas, se dedican a la agricultura de subsistencia, o al trabajo estacional en grandes plantaciones cultivos comerciales. La mitad de la población del municipio vive bajo el umbral de la pobreza. En un clima húmedo, con acuíferos contaminados y una red de agua deficiente y escasa, los principales problemas de salud que azotan a la población derivan precisamente del agua. Estos problemas se deben a un abastecimiento escaso, irregular y de mala calidad, así como a una mala gestión de las aguas residuales y a la escasez de instalaciones sanitarias adecuadas.
Las enfermedades relacionadas directamente con el agua que más abundan son trastornos y parásitos gastrointestinales, patologías de la piel e infecciones respiratorias. A estas últimas hay que sumar las enfermedades producidas por vectores (mosquitos) que proliferan en aguas estancadas y residuales, como dengue, chikungunya, malaria o zika. Pero el impacto de un inadecuado abastecimiento de agua va mucho más allá de las enfermedades que puedan propagarse, ya que también afecta a la nutrición y a la educación, cebándose en los más jóvenes. Por ejemplo, infecciones gastrointestinales continuadas en menores pueden afectar a su alimentación y desarrollo físico, mientras que un estado general de peor salud (especialmente con enfermedades recurrentes, como la malaria) puede interferir con la normal escolarización de los niños y niñas, aumentando considerablemente las tasas de absentismo escolar.
Hay otros problemas, menos obvios pero igual de graves, que se ceban en los más vulnerables. Así, la falta de instalaciones sanitarias adecuadas en las escuelas desincentiva la escolarización secundaria de muchas niñas y adolescentes por motivos de higiene. Por otro lado, la red de distribución de agua no llega a la mayoría de los hogares, y cuando lo hace, proporciona agua de muy mala calidad y con muchas interrupciones, debido al escaso mantenimiento de las tuberías. La consecuencia es que las familias tengan que recoger agua para uso doméstico de otras fuentes, no siempre limpias. Por lo general, son las mujeres y niños quienes acarrean el líquido grandes distancias, lo que desincentiva la escolarización y perpetúa problemas físicos y situaciones de vulnerabilidad. Por último, la falta de instalaciones sanitarias adecuadas en las casas implica que las aguas residuales del uso doméstico no sean gestionadas de la manera más adecuada y contaminen los alrededores de la vivienda, acentuando los problemas de higiene y salud ya expuestos.
Ante este panorama, la Asociación Manabí Guatemala ha elaborado un programa de actuación de mejora de la salud con doce puntos de intervención entre los que se incluyen educación en salud e higiene doméstica, construcción de centros de salud, formación de agentes locales de salud, mejora de la red de agua, construcción de letrinas, métodos de potabilización caseros, gestión de residuos, etc.
Nacida en 1996 en Manabí, Ecuador, como una iniciativa de apoyo a la Red de Mujeres Santa Marta, la Asociación Manabí ha experimentado un gran crecimiento con los años, y actualmente desarrolla proyectos de protección de la infancia, derechos de la mujer, salud, educación y lucha contra la pobreza en Ecuador y Guatemala.
Enfermeras Para el Mundo, trabaja desde 2002 con la Asociación Manabí Ecuador, con la que ha llevado a cabo numerosos proyectos de cooperación. A partir de esa experiencia, en 2015 empezó a colaborar con Manabí Guatemala, reforzando sus proyectos con enfermeras voluntarias españolas mediante el programa de voluntariado internacional VOLIN. Actualmente se trabaja también en la identificación y puesta en marcha de nuevos proyectos de cooperación que respondan a problemas y necesidades reales de salud de la población, entre los que se encuentran los problemas relacionados con el agua.
ARTÍCULOS RELACIONADOS
Agua y saneamiento, factores clave de la cooperación en salud