GONZALO BOZA*.- Mucho se había especulado acerca de esta película desde su estreno en el festival de Sundance. Tras ganar el premio a la mejor dirección en el prestigioso certamen y que las críticas la definieran como “obra maestra” o “la mejor película de terror de lo que llevamos de siglo”, se dispararon las expectativas de todo aquel que se ha acercado a verla.

Conflictos

La realidad no puede ser más distinta. La Bruja puede que funcione como oscuro drama o incluso como estudio psicológico sobre la fe y las creencias, pero en ningún caso funciona como película de terror.

Ambientada en la América del siglo XVII, cuenta la historia de una familia desterrada al bosque y condenada a sobrevivir con muy pocos recursos. La desaparición del menor de los hermanos desencadena una serie de conflictos familiares y dilemas relacionados con la religión que no terminan de arrancar en ningún momento.

Pocos sustos

Los sustos se pueden contar con cuentagotas, la tensión se palpa durante los primeros 20 minutos para luego desaparecer y los agujeros en el guión salen a relucir por todas partes. La película parece empeñada en mostrar escenas que impacten, pero se olvida de lo más importante: ser capaz de contar una historia coherente. Se salvan de la quema unas interpretaciones extraordinarias (especialmente las actrices que interpretan a madre e hija) y una dirección artística perfecta. El resto es un cúmulo de sinsentidos y giros absurdos durante la hora y media de metraje, que culminan con uno de los peores finales que se han visto y que está provocando carcajadas en la mayoría de salas de cine donde se exhibe.

El resultado final es una película muy mediocre, que partiendo de una buena idea se estrella a medida que transcurren los minutos. Un quiero y no puedo y, probablemente, uno de los mayores chascos del año.

*Director de Million Dollar Movies