IRENE BALLESTEROS.- Transmitir emociones, sentimientos y medir el grado de dolor desde cualquier lugar ya es posible gracias a CuboLab, un dispositivo, del tamaño de un cubo de Rubik, que pone en contacto directo el estado emocional y físico de un paciente con su enfermera de referencia. Una iniciativa que se ha presentado por el laboratorio universitario MediaLab en la Ruta Enfermera a su paso por Gijón de la mano del Colegio de Enfermería del Principado de Asturias (Codepa) con el apoyo e impulso del Consejo General de Enfermería (CGE). CuboLab es una herramienta que cuenta con seis caras y, por lo tanto, con seis opciones para los pacientes de transmitir su estado de salud en tiempo real. «En cada cara tenemos une emoticono que transmite una emoción, desde una risa a un llanto, pasando por todos los grados de emoción o de dolor. El objetivo es poder informar a la enfermera desde el propio paciente, que es quien mueve el cubo y lo va girando en función de sus emociones y sentimientos. En la cara superior pondrá el emoticono correspondiente a su sentimiento actual y la enfermera recibirá esta información», explica Ramón Rubio García, director de MediaLab de la Universidad de Oviedo.
La tecnología que compone este cubo hace posible que la enfermera pueda recibir esta información en tiempo real, generando una comunicación directa con el paciente y brindando la oportunidad de hacer un seguimiento sobre el estado de salud del mismo. «El cubo dispone de una electrónica que, a través de una wifi, desde casa o desde el propio hospital transmite a una base de datos, que puede consultar la enfermera, la hora y la emoción que tiene en ese momento. Eso se almacena en una base de datos que la enfermera puede consultar en cualquier momento. Si un paciente se siente muy mal está haciendo como una llamada a la enfermera, pero sin teléfono. Hemos adecuado un canal de transmisión donde la enfermera recibe en su móvil esa información en cualquier momento. Esto está indicado para pacientes que están en un hospital, centro de salud o que están hospitalizados en su casa, donde la comunicación con la enfermera es diferente», sigue Rubio.
Las caras del cubo reflejan una emoción diferente, por eso, «dependiendo de qué lado esté hacia arriba especifica el dolor emocional o físico del paciente, es muy fácil de usar, si esa cara es diferente de la puesta anteriormente, lo recibe la enfermera y se puede realizar un estadístico en el histórico del paciente de cómo es su evolución emocional o física», cuenta Álvaro Alonso, estudiante de Ingeniería Electrónica y desarrollador del software y hardware de CuboLab.
Potenciales pacientes
El cubo cuenta con diferentes caras. Dependiendo del lado que se encuentre hacia arriba transmitirá una emoción o sensación diferente que llegará de forma inmediata a través de un canal de Telegram a la enfermera. Un recurso muy útil para pacientes con problemas de comunicación o posibles casos de violencia de género. «Puede estar muy bien para pacientes hospitalizados desde su casa. Empezamos en febrero con esta iniciativa y en marzo ya lo pudimos presentar en un Congreso de Innovación de Enfermería, donde nos plantearon utilizarlo para niños con autismo. Así, determinamos que las caras se pueden personalizar para que cada niño pueda transmitir lo que sienta a su enfermera. Este mecanismo está pensado para todas aquellas personas con un problema de comunicación, no solo de dolor o de emoción, que quieran transmitírselo a otra persona, que puede ser enfermera o incluso familiares. Ahí es donde hemos visto que para casos de violencia de genero también puede ser muy útil. Tener un cubo codificado de una determinada manera que no sea una llamada de teléfono de alerta, es como un botón de pánico pero con seis caras y un poco más personalizable», concluye el director de la iniciativa.
Apoyo enfermero
El proyecto ha contado con un total apoyo enfermero, quienes han participado en la toma de decisiones y, además, han ofrecido sus conocimientos para la configuración del dispositivo, adaptándolo a la casuística de cada potencial paciente. «En todo momento hemos tenido ayuda de las enfermeras. Nos dieron mucho feedback sobre las caras que poner y analizaron en qué situaciones puede tener más importancia y uso el dispositivo», explica Alonso.
Para poder ir analizando datos y futuras aplicaciones de este proyecto, el próximo paso de este grupo de ingenieros es implementarlo en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). «Vamos a implementarlo en el HUCA, vamos a donar 20 cubos y se hará un análisis de cómo evoluciona ese feedback del paciente-enfermera», concluye el estudiante.