ÁNGEL M. GREGORIS.- Antonia iba una noche a cenar en un restaurante de Guadarrama (Madrid), llevaba su bastón, pero no recuerda cómo se cayó y terminó entre dos coches. Con la matricula de uno de ellos se hizo una herida por traumatismo que, debido a su mala circulación, se ha convertido en vascular. Ya en el hospital tuvo otro golpe con la silla de ruedas y se hizo otra herida en la pierna contraria. Cuidar de ambas lesiones es fundamental para mejorar su salud y su calidad de vida y de esto se encargan las enfermeras del Hospital de Guadarrama, un centro de media estancia donde se está recuperando de la caída y también de ambas heridas.
“En cuanto ingresan nuestros pacientes, les hacemos una valoración integral y miramos muy bien cómo están curando las heridas y en qué estado viene cada herida. Es muy importante para la curación general del paciente que las heridas que vengan en el ingreso, cuando se vayan para su casa estén curadas o prácticamente curadas”, apunta Eva López, enfermera del hospital.
Guía clínica
El centro madrileño tiene implantada una guía clínica de lesiones por presión, donde las enfermeras pueden consultar y seguir unos protocolos elaborados con evidencia científica sobre la cura de estas heridas. Eso sí, ellas mismas recuerdan que, aunque haya un documento, la valoración de cada herida debe ser individualizada.
“Tenemos una guía que está basada en la evidencia científica, pero en cada herida hay que hacer una valoración integral del paciente y del tipo de herida. Las curas, básicamente, son en general, pero personalizadas en cada herida, en cada paciente y en cada circunstancia”, explica López.
Trabajo de campo
Por su parte, Laura Martín, directora de Enfermería del hospital, destaca que aquí se reciben pacientes de todos los hospitales de la Comunidad de Madrid y muchos llegan con heridas cutáneas. “Las enfermeras tienen mucho trabajo de campo en el día a día. En la cura de lesiones cutáneas también hacemos mucho trabajo, sobre todo en la prevención de estas heridas para que no lleguen a aparecer en los pacientes, ya que la mayoría de ellos son frágiles”, expone.
Emoción
Antonia asegura que está encantada con el trato recibido en estas semanas. De hecho, se emociona al hablar de las enfermeras y el resto de profesionales que la tratan. “Es un trato tan bueno de todo el personal de aquí. Estoy contentísima”, concluye.
Para las enfermeras encargadas de curar las heridas es fundamental conocer todas las técnicas y conocer cómo mejorar día a día estas prácticas para evitar el dolor y ayudar a los pacientes a prevenir posibles complicaciones.