ALICIA ALMENDROS.- Elena Franco y su marido son enfermeros del Hospital de León. Como muchos otros sanitarios, cuando decretaron el Estado de Alarma y empezaron a aparecer los primeros contagios en su hospital decidieron llevar a sus tres hijos al pueblo con los abuelos, “pensamos que era lo más seguro para todos. Además, no sabíamos los turnos que íbamos a tener con todo esto”, explica Elena.
De repente pasó de tener la casa llena con una familia numerosa a quedarse los dos solos y “empecé a pensar cómo marcaría a los niños en el futuro haber vivido este confinamiento y todo lo relacionado con la infancia. Ni pararla ni resolverla está obviamente en mi mano, pero cómo iban a vivirlo mis hijos y los recuerdos que les quedarían sí, así que decidí hacer algo para ellos para que de alguna manera tuvieran también algo nuestro aunque fuera en la distancia”, comenta. Contadles un cuento a través de una videollamada sin más sabía que no iba a motivarles mucho así que se le ocurrió crear un personaje que acudiera todos los días a verlos y del que ellos estuvieran pendientes. “Buscando alguna marioneta por sus habitaciones de repente vi este gusano tan simpático que pensé que sería fácil de manejar y el nombre vino solo, Cuquin. Pensé que era una cocadina de muñecos y como aquí en León los diminutivos los terminamos en ‘in’ Cuquin me pareció el nombre más apropiado”, resalta.
Los primeros vídeos -que no están publicados porque eran para sus hijos únicamente- que les mandaba eran relacionados con el coronavirus: qué era, por qué tenían que quedarse con los abuelos, cómo lavarse las manos, estornudar en el codo… “pero luego pensé que igual que yo estaba saturada de este tema, ellos no necesitaban más referencias a eso sino cosas que les distrajera un poco y empecé a hacer vídeos de temáticas diferentes: los números, los medicamentos, países, de leer, los abuelos, los dinosaurios…”, enumera la enfermera. “Los vídeos son muy cortos y sencillos porque mi hija pequeña y mi sobrina tienen sólo tres años y porque no había hecho algo parecido. Los objetivos que aparecen en ellos son juguetes de mis hijos o cosas que me encuentro por casa”, añade.
En un principio los destinatarios eran solo sus hijos, pero dado el éxito entre sus allegados Cuquin tiene su canal y sus propias redes sociales donde cada día estrena un capítulo nuevo. “Al principio ni mis hijas sabían que los hacía yo porque no me reconocían con la voz que pongo para Cuquin. Cuando ya llevaba ocho o diez días haciéndolos me dijo mi padre que había subido algún vídeo a sus redes sociales, y viendo que a los hijos de nuestros familiares y amigos también les gustaba ya fue cuando pensé que podía ser interesante que llegara a muchos más niños y ya lo subimos a Facebook, Instagram y Youtube”, comenta Elena.
Ya lleva casi 50 vídeos y aunque esto del confinamiento termine Elena asegura que seguirá con esta iniciativa, “quiero seguir con los vídeos, supongo que será precisamente cuando más ideas para nuevos capítulos se me ocurran, pudiendo salir por fin de casa incluso Cuquin. No sé si mis hijos recordarán estos cuando cuenten a sus nietos cómo fue esto del coronavirus, pero al menos a mí me ha servido para estar un poco juntos cada día y sentirlos más cerca”.