GEMA ROMERO.-En la literatura científica está sobradamente demostrado los beneficios del ejercicio físico moderado durante la gestación: reducción del dolor de espalda, mejora de la calidad del sueño, prevención y mejor control de la diabetes gestacional, etc. Sin embargo, ¿qué sucede con las deportistas de élite? ¿es bueno el ejercicio intenso para madres y bebés? ¿deben cesar en su actividad deportiva durante la gestión? Contestar a estas y otras preguntas ha sido el objeto del estudio “Ejercicio físico y embarazo en deportistas de alto rendimiento”, publicado en la revista Nuberos Científica.
Tal y como explica María Plaza Carmona, enfermera del servicio de urgencias del Complejo Asistencial Universitario de León, y una de las autoras de este trabajo, es habitual que “las deportistas de alto rendimiento decidan cesar su entrenamiento durante su embarazo o al menos disminuirlo. Aún así, suelen tener, en muchos casos, partos instrumentados debido a la afectación y debilidad de sus músculos del suelo pélvico, dificultando así el nacimiento normal del bebé”. Por eso, con la revisión narrativa que han realizado pretendían “mostrar una breve guía con las recomendaciones sobre la idoneidad de los ejercicios físicos a realizar, con el fin de que las deportistas puedan seguir con su rutina de entrenamiento lo más adaptado posible a su estado”, señala en declaraciones a DiarioEnfermero.es.
Así, en su análisis han comprobado que “no se pueden extraer unas conclusiones estándar, para todas las deportistas embarazadas, ya que las diferentes modalidades deportivas implican una mayor participación de determinados grupos musculares, diferentes capacidades físicas, adaptaciones fisiológicas, etc., que hacen que las cargas de entrenamiento, frecuencia de entrenamiento, periodos de recuperación, etc., se modifiquen en función del deporte”.
Bajar la intensidad
Pero sí queda claro, en su artículo, es que “con independencia de la modalidad deportiva realizada, las deportistas deben bajar la intensidad del ejercicio, ya que no se debe realizar ejercicio físico intenso durante el tercer trimestre”. Así, definen la intensidad moderada del ejercicio utilizando la frecuencia cardiaca de la madre. Según sus datos, “esta no debería superar el 70% del volumen máximo de oxígeno, manteniendo así una frecuencia cardiaca materna por debajo de 140 pmm”.
También está contraindicada “cualquier modalidad deportiva que suponga un riesgo de caída o traumatismo abdominal en todo el embarazo, con independencia de la intensidad de su realización”. Así señalan disciplinas como hockey sobre hielo, fútbol, lucha, gimnasia, esquí alpino o equitación.
Por ello recomiendan que “cualquier ejercicio físico intenso, se realice de forma muy controlada, tanto en intensidad, volumen y frecuencia”. A pesar de todo, sí “existen una gran cantidad de ejercicios aeróbicos, de fuerza, flexibilidad, fortalecimiento de músculos implicados en el parto y suelo pélvico, que son aptos durante todo el proceso de embarazo y que permiten a la madre disminuir las pérdidas de sus capacidades físicas tras su vuelta post parto a la alta competición”, destaca María Plaza.
A este respecto señalan que las enfermeras y matronas, como eslabones esenciales en la cadena sanitaria, “deben ser capaces de capaces de dar unas pautas de recomendaciones básicas para toda la población sobre ejercicio físico y deporte. Es importante saber prescribir unas pautas de volumen, intensidad, frecuencia y tipo de ejercicio físico. Por ello, es esencial que se forme más al personal de enfermería en actividad física, ejercicio físico y deporte, de tal manera que se lleve a cabo un trabajo multidisciplinar junto a otros profesionales sanitarios como son los graduados en ciencias de la actividad física y el deporte, médicos y fisioterapeutas”, concluye Plaza.
El estudio ha sido realizado por María Plaza Carmona, enfermera del servicio de urgencias del Complejo Asistencial Universitario de León; Leticia Martínez González, enfermera en el servicio de urología del Hospital Universitario Marqués de Valdecilla; Carmen Juan García, enfermera del servicio de urgencias del Complejo Asistencial Universitario de León; Eva Andrés Astorga, enfermera de la Gerencia de Atención Primaria de León.