AMAIA FERNÁNDEZ.- Un año más, como cada 10 de diciembre, el mundo conmemora el Día Internacional de los Derechos Humanos. Frente al entusiasmo que en 1948 contagió a los 48 Estados miembros de la Asamblea General de la ONU que votaron por su aprobación, casi 70 años después de aquel hito histórico resulta difícil hablar en la actualidad de celebración ante la situación de incumplimiento y vulneración reiterada de estos Derechos Humanos a una buena parte de la población mundial. Para millones de personas 2017 ha sido un año de sufrimiento, ha aumentado la represión y las torturas hacia quienes alzan la voz reclamando los derechos y libertadas fundamentales.

Las personas refugiadas y migrantes siguen teniendo que hacer frente a las expulsiones en caliente y a la desprotección de los países de destino, los hombres siguen ejerciendo violencia contra las mujeres, la población indígena continúa soportando una larga historia de discriminación, sometimiento y expolio que aún continúa y miles de niñas y niños no pueden vivir una infancia plena al no poder acceder a una educación de calidad ni alimentación adecuada.

Sin derecho a tener derechos

Resulta paradójico que aun siendo una mujer, Eleanor Roosevelt, la fuerza impulsora que en 1948 creó la Declaración Universal de Derechos Humanos, los Derechos de las Mujeres no hayan sido tratados desde su concepción de forma adecuada en este marco normativo. Más paradójico es aún que EEUU, el “país de las oportunidades”, no haya ratificado la Convención sobre los Derechos del Niño y haya abandonado cualquier compromiso por frenar el por ahora inevitable cambio climático. O más evidente aún, la falta de respuesta y solución a la dramática situación de la población refugiada hace que ésta se encuentre en pleno siglo XXI “sin derecho a tener derechos”.

¿Qué hacemos las ONG frente a la vulneración de los derechos humanos?

Garantizar que los derechos humanos se cumplan constituye una tarea compleja; requiere de voluntad y una intervención coordinada para favorecer el desarrollo, la protección de los intereses de las comunidades, familias y personas y de las necesidades de aquellos sectores sociales que sufren exclusión social y política. El papel de las ONGs nunca fue tan necesario para asegurar el cumplimiento de los Derechos de todas las personas y la preservación de nuestro entorno. Estas organizaciones constituyen, en gran medida:

  • Una fuente de recursos éticos, cívicos y políticos, capaz de poner límites al abuso de poder, desafiar y resistir ante las imposiciones que generan desigualdad y discriminación y atentan contra los derechos humanos.
  •  Una fuerza generadora de nuevas relaciones con los poderes públicos y privados e impulso de mecanismos para ejercer una verdadera democrática.
  • Un actor capaz de movilizar a la ciudadanía en defensa de sus derechos e incidir en los poderes públicos y políticas públicas para su cumplimiento.
  • Un puente entre la sociedad civil y los titulares de obligaciones y responsabilidad es para propiciar cambios de forma sostenible.

El rol de Enfermeras Para el Mundo en el cumplimiento de los Derechos Humanos

En el marco de su estrategia de Cooperación para el Desarrollo, Enfermeras Para el Mundo tiene como objetivo contribuir a mejorar el ejercicio del derecho a la salud de la población. Por ello trabaja desde un enfoque de Salud Global de dimensión multisectorial, y lleva a cabo acciones en diferentes sectores: salud básica, salud sexual y reproductiva, formación de profesionales sanitarios, género, protección de colectivos vulnerados, desarrollo rural con soberanía alimentaria, agua y saneamiento básico, etc. En todos ellos se integran enfoques transversales como la promoción de los derechos humanos, el género en desarrollo, la protección y cuidado del medio ambiente y el respeto a la diversidad cultural.