RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- Basta un pequeño golpe o roce para que la piel se desgarre y se haga un siete. Es la dermatoporosis, una condición que afecta al 50% de los mayores de 70 años y prácticamente a la totalidad cuando alcanzan los 80. Su prevalencia, debido al envejecimiento de la población, va en aumento y se estima que en 2050 el 22% de las personas mayores de 60 años sufrirán ya este problema.

Este ha sido uno de los temas tratados durante el XIV Simposio Nacional sobre úlceras por presión y heridas crónicas organizado por GNEAUPP del 24 al 26 de mayo en Burgos, un encuentro científico que ha contado con el patrocinio del Consejo General de Enfermería.

Fragilidad cutánea

El enfermero Luis Arantón, de Atención Primaria de El Ferrol y miembro del Comité Organizador y Científico, definía está condición como “una situación de envejecimiento cutáneo expresado como un síndrome de fragilidad cutánea”.

Junto a la edad, el otro gran factor de riesgo es la exposición solar ya que esta contribuye a la pérdida de colágeno y de ácido hialurónico, de ahí que la prevención pasa obligatoriamente por la hidratación y la fotoprotección solar. Un hábito que, según este experto, debe seguirse a diario, independiente de que sea verano o invierno, de que llueva o haga sol. “Sólo así podemos evitar llegar a esta situación que, desgraciadamente, es más frecuente de lo que parece y que es además muy llamativa. Cuando sujetas a un paciente y su piel se desgarra es realmente sorprendente porque basta el más mínimo roce para que en su piel se haga un siete. Muchos pacientes tienen desgarros de este tipo y no saben cómo han podido producirse porque no identifican ningún golpe capaz de haberlos producido. El último que hemos tenido fue el de una mujer que el simple roce una caja de cartón le causó una herida de 6 – 7 centímetros y tuvimos que darle siete puntos de sutura”.

Tratamiento

Una vez el paciente presenta dermatoporosis “la combinación de ácido hialurónico y retinaldeido previene la atrofia cutánea, incrementa el grosor de la piel y aumenta el contenido en colágeno, actuando de forma sinérgica”.

Gracias al tratamiento “el proceso avanza más lentamente y la piel está más fuerte, evitando así que ante un pequeño golpe se produzca una lesión”.

Además, añade este experto, cuando sea necesario hay que intervenir para mejorar la autonomía de los pacientes y evitar así caídas y posibles traumatismos que puedan acabar también en desgarros de este tipo.