RAQUEL GONZÁLEZ ARIAS.- La atención domiciliaria en España es un “desastre”, así lo afirman el presidente de la Asociación de Enfermería Comunitaria (AEC), José Ramón Martínez Riera, y el presidente del Consejo de Enfermería de la Comunidad Valenciana (CECOVA), Juan José Tirado Darder. Y este desastre se extiende, aseguran, a la atención en centros sociosanitarios. La precariedad en ambos casos se ha hecho aún más evidente durante la pandemia, de un lado, la atención domiciliaria se suspendió casi en su totalidad, convirtiéndose en algo residual, de otro, las carencias y problemas estructurales de los centros sociosanitarios, en un 75% privados, acusan tanto los bajos salarios como la falta de incentivos y de profesionales.

Ante este escenario, ambos profesionales han desarrollado un nuevo modelo que pretende sentar las bases de una atención domiciliaria más eficaz y mejorar la asistencia en los centros sociosanitarios.

En el primer caso, subraya Martínez Riera, “debemos pasar de las visitas domiciliarias para asistir necesidades puntuales como pueda ser la cura de una úlcera a realizar una verdadera atención integral mediante una atención familiar domiciliaria y comunitaria”.

Este proceso, añade, debe ser liderado por las enfermeras desde Atención Primaria pero exige, por una parte, dotar de enfermeras suficientes estos centros y, de otra, un cambio de modelo ya que el actual, critica el presidente de la SEC, “es un modelo totalmente medicalizado, fragmentado y asistencialista”.

Y este nuevo modelo, ¿cómo sería percibido por el paciente?, preguntamos a Martínez Riera. El cambio fundamental, explica a Diario Enfermero, reside en que “se estaría dando atención a la persona y no únicamente asistencia a la úlcera o al problema puntual que tenga. El foco de la atención es la persona y su entorno, tanto la familia en la que se integra como el contexto más cercano que es el domicilio. Hay que hacer un análisis pormenorizado tanto de cuáles son las interacciones que se producen en el seno de la familia como identificar quién es el cuidador o cuidadora principal y qué redes de apoyo tanto individuales, familiares como comunitarias existen. A partir de ahí, se empieza a establecer un plan de cuidados”. Para Martínez Riera, “hacer lo contrario es empezar la casa por el tejado”.

Además, añade, es importante incorporar la escucha activa y la empatía para identificar las necesidades de los pacientes e incorporarles en la toma de decisiones, de otra forma, asegura, “vamos hacia un abandono terapéutico que en nuestro país ronda el 80% porque las personas identifican que aquello que se les indica no es lo que esperan porque no han participado en el proceso y esto es fundamental”.

Atención sociosanitaria

“Esta pandemia ha destapado cuál es realmente la situación de nuestros mayores. Hay una ausencia total de una atención domiciliaria que tenga continuidad de cuidados y el sistema residencial se ha visto que es precario. El personal no está incentivado y hay una carencia de enfermeras en los centros que ha generado esa falta de atención que hemos visto”, explica el presidente del CECOVA.

“Las residencias deben ser el último eslabón”, continúa y es que, añade, “si le preguntamos a cualquier persona mayor dónde quiere vivir, seguro que nos responde que en su casa”. En su opinión, la atención domiciliaria desde Atención Primaria debe ser capaz de dar asistencia a nuestros mayores en sus domicilios, siempre que sea posible, y sólo cuando el coste para la Administración resulte excesivo se pasará a las residencias. El problema actual, subraya, es que “se desconoce cuál es la carga de trabajo que hay en cada zona y los recursos humanos se distribuyen por número de personas, no por carga asistencial”. Es ahí, defienden estos profesionales, donde su modelo supone un cambio radical que repercutiría en beneficio de los pacientes y su entorno.

Implantación

Detrás de este modelo está también el enfermero e informático José Luis Visconti, quien ha desarrollado un algoritmo capaz de relacionar la valoración holística de los pacientes con los recursos que precisa.

Ahora, su intención es ir un paso más allá y conseguir su implementación real en Atención Primaria. “Queremos trasladar a las administraciones públicas las ventajas de implementar un modelo como este; un modelo que, por otro lado, no es inamovible y, por supuesto, habría que adaptarlo a los diferentes contextos teniendo en cuenta cuestiones como la dispersión de la población, los recursos disponibles o la configuración de las familias, entre otras variables”, concluye Martínez Riera.