EUROPA PRESS.- Un informe de la Región Europea de la Organización Mundial de la Salud (OMS) muestra que el consumo de tabaco entre los niños europeos de edad escolar ha disminuido desde el año 2010, aunque alerta del incremento de las desigualdades sociales en esta población. En concreto, el trabajo, que se realiza cada cuatro años, desvela que mientras que entre los años 2009 y 2010 el 24 por ciento de los jóvenes de 15 años habían probado el tabaco, en los años 2013 y 2014 el porcentaje disminuyó hasta el 17 por ciento, especialmente entre las mujeres.
Sin embargo, la satisfacción general con la vida disminuye ligeramente conforme la edad y los ingresos familiares, ya que aquellos cuyos padres son de clases sociales más humildes son los que señalaron tener unos niveles más bajos de felicidad.
«A pesar de que se están produciendo considerables avances en la salud de los adolescentes europeos, tales como la reducción en el consumo de tabaco, todavía esta población se enfrenta a enormes desigualdades sociales. De hecho, los escolares de familias con bajos ingresos tienen una peor salud física y mental que aquellos de familias más acomodadas», ha aseverado la directora regional de la OMS para Europa, Zsuzsanna Jakab.
Diferencias entre niños y niñas
De la misma opinión se ha manifestado el autor principal del estudio, Jo Inchley, quien ha avisado de que los resultados han puesto también de relieve las «grandes diferencias» que hay entre los niños y niñas, dado que mientras que ellas son más propensas a comer frutas, verduras y a cepillarse los dientes todos los días, ellos suelen tener comportamientos más peligrosos porque son más activos físicamente.
Ahora bien, el estudio señala también las diferencias que existen entre los países europeos y la necesidad de comprender si el papel que las mujeres juegan en las diferentes culturas puede influir en los comportamientos. «Los jóvenes de zonas más desfavorecidas tienen menos comportamientos saludables, pero también son los que cuentan con menos bienes sociales», ha apostillado el investigador.
Por ello, la directora regional de la OMS para Europa ha subrayado la importancia de no tratar a los jóvenes como un «grupo homogéneo» sino heterogéneo y de realizar intervenciones que tengan en cuenta su diversidad social, cultural, edad y sexo. «En el informe, los jóvenes dicen las cosas como son y destacan lo que es importante para ellos, por lo que hay que actuar en esta confianza», ha zanjado Jakab.